Aunado a la falta de oportunidades que tienen algunos grupos étnicos, la crisis financiera que estalló en 2008 también profundizó las desigualdades. Estudios indican que los ingresos de familias blancas llegan hasta el doble de los que perciben familias afroamericanas y que su riqueza es seis veces mayor.   La mecha de la desigualdad racial en Estados Unidos se prendió nuevamente cuando el pasado 9 de agosto Michael Brown, un adolescente afroamericano, murió a manos de un policía de raza blanca, en la ciudad de Ferguson, Missouri. Lo disturbios que ocurrieron tras el asesinato del joven de 18 años, nuevamente pusieron en la mira la creciente desigualdad en el país más rico del mundo, y que es sufrida en particular por las minorías, como las razas negra  y latina. El antecedente más significativo antes de Ferguson es de 1992 en Los Ángeles, California, cuando un jurado de mayoría blanca absolvió a cuatro policías que propinaron una golpiza a Rodney King, joven de raza negra que se resistió al arresto tras una persecución. Ferguson y Los Ángeles tienen algo en común: la desigualdad en las minorías raciales, que se manifiesta en desempleo y pobreza en las comunidades afroamericanas y latinas. Aunado a la falta de oportunidades que tienen estos grupos étnicos, la crisis financiera que estalló en 2008 también profundizó las desigualdades. Estudios indican que los ingresos de familias blancas llegan hasta el doble de los que perciben familias afroamericanas y que su riqueza es seis veces mayor.   Desigualdad aumentó con la crisis La brecha entre los que tienen mucho y los que tienen poco se está ampliando en Estados Unidos, al grado de que se está convirtiendo en un obstáculo para volver al camino del crecimiento sostenido, señala Standard & Poor’s en un reporte. “Aparte de los cambios económicos extremos, tales desequilibrios de ingresos tienden a detener la movilidad social y producir una fuerza laboral menos educada que no puede competir en una economía global cambiante. Esto disminuye las perspectivas de ingresos futuros y el potencial de crecimiento a largo plazo, que se arraiga con repercusiones políticas que extienden los problemas”, menciona S&P en el reporte Cómo la creciente desigualdad de ingresos está obstaculizando el crecimiento económico, y posibles formas de cambiar la tendencia”. El reporte agrega que antes de la crisis de 2008, las personas de altos ingresos ahorraban, mientras que las de bajos recursos tenían que pedir prestado más allá de sus posibilidades para mantener su consumo, y este exceso de apalancamiento, producido por la desigualdad, fue una de las causas del estallido de la crisis financiera. Una encuesta del Pew Research Center, hecha en marzo de 2013, mostró que el 66% de los entrevistados consideraba que la diferencia entre ricos y pobres se había incrementado en los últimos cinco años.   Iniquidad de ingresos y riqueza entre razas Un análisis del Urban Institute de Estados Unidos señala que en 2010, los blancos en promedio tenían el doble de ingresos que los negros y los hispanos, pero en riqueza las diferencias podían dispararse hasta seis veces. Los montos de las cuentas de retiro de las familias negras se desplomaron 35% entre 2007 y 2010, mientras que en las familias blancas disminuyeron sólo 9%, según el análisis. “La riqueza no es sólo dinero en el banco, sino también un seguro para los tiempos difíciles, la matrícula para tener una mejor educación y un mejor trabajo, el ahorro para jubilarse, y el trampolín a la clase media”, agrega. El Urban Institute considera que es más perniciosa la desigualdad en riqueza que en ingresos, pues se mantiene la iniquidad con el paso de las generaciones, restándoles oportunidades para tener una vida mejor, sobre todo en las minorías.   Marginación mantiene la desigualdad Adolfo Laborde, profesor e internacionalista del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores Monterrey, campus Santa Fe, explica que las asimetrías sociales en Estados Unidos “son de peso” y pueden verse en el sistema económico y educativo, y quienes las padecen más son las comunidades afroamericanas e hispanas. La primera barrera que encuentran estos grupos está en las zonas donde habitan y la baja calidad educativa. “Los que tienen una educación deficiente son los que viven en las ciudades, en los barrios marginados, y las escuelas con mejor puntaje suelen estar en los suburbios. ¿Y quiénes suelen vivir en los suburbios? Los anglosajones. Así de sencillo”, explica el académico. En Estados Unidos se amplió la brecha entre los que tienen mucho y los que tienen muy poco. Esto puede dar suficiente munición para que los disturbios y disputas raciales sigan sucediéndose en la economía más poderosa del mundo.

 

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