La promoción de actividades económicas en la región de Querétaro con atención especial en el cuidado del medio ambiente ha llevado a Patricia Ruiz a ser reconocida internacionalmente. Conoce su historia.   Alejarse de la vida urbana era la única opción que tenía para salvar a su hijo. Martha Ruiz Corso, maestra de música durante 16 años, abandonó las partituras por los caminos de la sierra queretana que garantizaron la salud de su pequeño enfermo de asma. Pero no imaginó que su lucha por el medio ambiente la convertiría en la primera mexicana premiada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) “En el cerro mis hijos aprendieron a caminar, a vivir con poco, divertirse solos, manejar una hortaliza…los placeres de la vida simple y el amor por la naturaleza”, dice a Forbes México la directora del Grupo Ecológico Sierra Gorda y ganadora del premio Champions of the Earth que entrega el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP, por sus sigla en inglés). Pati, como es conocida en la comunidad esta emprendedora de la red de emprendedores sociales Ashoka, ha logrado gracias a su trabajo que varias familias en la sierra reciban más de 2 millones de dólares (mdd) por la venta de bonos y carbono, además, gracias a sus gestiones el 33% del territorio queretano se encuentra protegido como Reserva de la Biosfera. Conoce parte de la historia de esta emprendedora social, así como los retos que enfrenta para continuar con su labor.   Planta la semilla Foto: Martha RuizDespués de haber dedicado su vida a enseñar música y tocar el violín, Martha Ruiz descubrió a sus 30 años que quería hacer algo más por su comunidad, y las afecciones de salud de su hijo mayor le revelaron la oportunidad que buscaba. “Mi esposo Beto y yo decidimos que dejábamos la ciudad, así que salimos con nuestras cosas e inicie al siguiente día un vida distinta en donde dejé mis tacones y el maquillaje a un lado. Dejé de ser la Barbie que era frente a la sociedad queretana”, recuerda la emprendedora. En 1984, decidió Ruiz internarse en la sierra, lugar en donde descubrió que no sólo podría darle una vida más saludable a sus pequeños alejados de la contaminación, sino que también quiso darles una nueva forma de educación, por lo que los sacó de la escuela y los convirtió en autodidactas. Pero esta decisión no sólo repercutió en su familia, ya que más tarde la formación educativa que ofrecía Pati, apegada al respeto de la naturaleza, se integró en las comunidades serranas. “El grupo ecológico nació como una respuesta al desorden y la anarquía regional de las zonas urbanas, en donde las personas jalaban la cobija de un lado, mientras los incendios y los basureros eran una constante”, asegura Martha Ruiz. Al integrarse a las actividades cotidianas que desarrollaba la gente de la Sierra Gorda de Querétaro, la maestra de música tomó la batuta de un cambio social que en la región para optimizar los recursos ambientales a los pobladores y mostrarles la riqueza de su entorno. A 26 años de haber iniciado el grupo ecológico, la emprendedora se encuentra inmersa en programas de saneamiento y concientización de la sociedad. Cerca de 34,000 serranos se unen anualmente a labores de educación y actividades para preservar el medio ambiente, además, el grupo que ha formado Martha ha despertado la actividad económica a través de la venta en los mercados al aire libre de estufas de bajo consumo de energía y letrinas inodoras. Asimismo, los programas educativos se han convertido en un canal para comercializar productos de negocios ecológicos. “Tuvimos muy claro desde el principio de que si queríamos conservar el territorio en 5 municipios en el norte del estado, 638 comunidades y 384,000 héctareras en pobreza extrema, teníamos que integrarlos como nuestros socios locales”, recuerda Ruiz.   Futuro verde Foto: Aplicacion de biofertilizantes en milpasActualmente, Pati continua con su labor de educar y concientizar las personas sobre la importancia de cuidar el medio ambiente a través de charlas, así como materiales educativos que llegan a 15,000 estudiantes en 150 escuelas primarias y secundarias a lo largo de la región, una labor que se ha ido ampliando gracias a los voluntarios que integran la organización que dirige. En 5 años, las comunidades de Querétaro han plantado 2 millones de árboles, además, se han instalado más de 480 estufas y 11,000 letrinas que reducen la polución en los riachuelos. Y la promoción de las actividades ecológicas y económicas continúa a través de una red de 113 centros de acopio que cada año logra 900 toneladas de plásticos (PET). Ahora el reto de la emprendedora verde es construir el destino turístico Sierra Gorda con negocios ecológicos que mantengan el desarrollo económico y ecológico. “Tenemos una canasta de productos y servicios ecológicos que hemos generado alrededor de la conservación y las comunidades locales”, dice emocionada Pati. Para Martha Ruiz aún queda mucho más por qué luchar y extender sus esfuerzos a toda la República Mexicana: “en estos momentos de crisis el planeta nos necesita en sus trincheras para actuar en un mundo que se convulsiona en sus sistemas económicos y en su medio ambiente. Así que es necesario poner manos a la obra y practicar soluciones que todavía nuestra sociedad no ha probado”.

 

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