La figura del consejero independiente es una figura imprescindible en cualquier Consejo de Administración, debido a los conocimientos que aporta, a la independencia de la que goza, a la especialización de sus opiniones y a la responsabilidad que adquiere ante la asamblea de accionistas.
A veces, el empresario necesita una persona de confianza que le pueda aconsejar sabiamente. Para cubrir dicha necesidad existen los consejeros independientes: personajes que se colocan la escafandra para bucear en las profundidades del negocio.
La figura del consejero independiente hoy toma gran auge en las empresas, una figura imprescindible en cualquier Consejo de Administración, debido a los conocimientos que aporta, a la independencia de la que goza, a la especialización de sus opiniones y a la responsabilidad que adquiere ante la asamblea de accionistas y la sociedad en general.
Son vigilantes externos de la correcta gestión, sin vinculación alguna con la empresa ni sus accionistas. Se trata de consejeros profesionales que aportan una visión externa e independiente con el objetivo de generar valor para el propio consejo de administración y los accionistas.
Ahora bien, ¿el consejero es solo exclusivo de las grandes empresas?
El Consejo de Administración ha estado relacionado generalmente con las grandes empresas, de la misma manera que el consejero independiente. Pero esto no tiene que ser así. Incluso negocios pequeños y Empresas Familiares necesitan su figura, para crecer.
La creación de un Consejo puede ser, inclusive de mayor valor en las pequeñas y medianas empresas al tratarse de estructuras administrativas más sencillas y flexibles que facilitarían la puesta en práctica de las decisiones.
El Consejo de Administración permite en una empresa familiar separar las actividades diarias de la gestión de la visión estratégica, facilitando por tanto la discusión y análisis de los temas clave en una mesa independiente y distinta, rompiendo con inercias y compromisos familiares.
El Código de Mejores Prácticas Corporativas (CMPC) define al consejero como un miembro del Consejo desvinculado de la dirección de la empresa. Esta desvinculación le permite emitir sus opiniones de manera imparcial, objetiva y libre de cualquier conflicto de interés (personal, patrimonial o económico).
Si la figura del consejero es imprescindible, ahora la pregunta es cuándo exactamente conviene integrarlo a la estructura de las empresas familiares.
Las razones para contar con consejeros independientes desde el día uno son innumerables:
- En primer lugar, su presencia sirve como guía para minimizar los efectos negativos que devienen de un manejo improvisado por parte de los dueños.
- En segundo lugar, disminuye los riesgos de la empresa mediante sus nociones acerca de negocios similares, del mercado y del manejo financiero, comercial y operativo de una compañía.
Así, las ventajas que los Consejeros Independientes brindan a las empresas familiares y en desarrollo son, entre otras, las siguientes:
- Poseen conocimientos y experiencia.
- Son neutrales en la toma de decisiones.
- Velan por los intereses de las minorías.
- Poseen una visión externa de la compañía, libre de “ceguera de taller”.
- Ayudan a equilibrar el poder dentro de la empresa.
- Promueven la transparencia.
Los beneficios de las cualidades mencionadas arriba podrán ser gozados por la empresa cuando el mismo CI decida implementar su actitud de eficiencia. Esta implementación se logra mediante diversas acciones, que en conjunto con las características del consejero, proporcionan la objetividad y experiencia que cada entidad necesita.
De este modo, la incorporación de un consejero eficiente se traduce en mayor prestigio para la empresa, en un crecimiento en la confianza de los socios minoritarios y en la subida del valor de las acciones. Todo ello, a su vez, representa mayor capacidad para atraer nuevo capital o financiamientos. Para eso el consejero debe cumplir con el objetivo del negocio y, en especial, agregar valor a la estrategia de permanencia a largo plazo de la empresa.
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