Por: Luis Javier Álvarez Alfeirán*

La emergencia sanitaria que mantiene a la mayoría de las personas en casa ha roto los paradigmas de la convivencia moderna. Generaciones de millenials que no se despegaban de sus teléfonos celulares han descubierto lo importante de la convivencia interpersonal, las teorías de que la educación estaba a destinada a ser en línea han encontrado que esto funciona sólo como complemento y no como sustituto, que la interacción social es fundamental en los procesos educativos. Los roles familiares y la equidad quizás no fueron nunca tan practicados como ahora, las labores domésticas se reparten equitativamente sin importar el género o incluso la edad. El Covid-19 ha regresado al ser humano, en todo el mundo, a la misión más primaria y fundamental de todo ser vivo sobre la tierra: sobrevivir; sobrevivir por encima de la actividad económica, política, cultural o social.

Pero, sobrevivir tiene muchas maneras de entenderse, y el sustento diario que miles de personas ven amenazado en estos días no sólo es una preocupación válida sino fundamental, los gobiernos deben ahora cumplir su función en beneficio de la sociedad apoyando, para mantener a flote, a los ciudadanos y a las empresas creadoras de empleos recordando que el Estado se debe a la sociedad y no la sociedad al Estado. El buen gobernante debe asumirse como «facilitador» y no como «salvador», teniendo para ello las herramientas políticas y fiscales dadas en custodia por la propia sociedad para su mejor administración.

Es evidente que una de las industrias más afectadas por el Covid-19 es la del turismo y la hospitalidad. Una actividad económica que representa cerca del 10% del PIB nacional y de la cual miles de empleos a todos los niveles dependen, es directamente contraria a la medida más eficaz contra el virus, el quédate en casa. El turismo que, ante el desplome y el futuro poco alentador de la industria petrolera mexicana es, en México, actividad económica relevante como nunca.

La Hospitalidad, como toda actividad tendrá, al término de la pandemia, un nuevo renacer al quedar al descubierto su esencia fundamental. Para los griegos, hospitalidad (filoxenía) significaba «amor a los extraños», en latín, hospitare: «recibir como invitado» y la esencia de la hospitalidad es precisamente ésta. Sólo conocemos del amor cuando somos capaces de amar y el amor inicia en nuestra propia casa, justo donde ahora estamos todos, en plena convivencia, descubriéndonos a nosotros mismos y a nuestros seres queridos. Si queremos –como dicen los latinos–, recibir como invitado, debemos saber lo que significa el valor de estar en casa, algo que, en medio del ajetreo caótico de la vida moderna, habíamos dejado de apreciar. En medio de la cuarentena, la cocina casera, –la de todos los días–, ha tomado un papel preponderante siendo motivo de disfrute y orgullo la ser redescubierta, y nuevos conceptos surgirán de ello; las actividades de entretenimiento familiar son también parte de las nuevas dinámicas; las tertulias familiares son comunes de nuevo, abriendo la posibilidad de nuevos temas de discusión que generen a su vez nuevos intereses comunes; el acercamiento a los familiares y amigos más distantes gracias a las nuevas plataformas digitales generarán el deseo de encuentro personal. Las crisis son dolorosas pero necesarias y han demostrado ser necesarias a lo largo de la historia como procesos de renovación. El turismo, verá en la hospitalidad, que retoma su esencia fuera del mundo comercial, un regreso que se verá enriquecido por la revalorización de la misma, tocará ahora a los empresarios entender los nuevos tiempos, las nuevas dinámicas y los nuevos intereses para ofrecer el tipo de servicios que serán necesarios ante la inminente demanda de servicios apenas se abran las puertas de los hogares en todo el mundo.

Luis Javier Álvarez Alfeirán, MA

Director de Le Cordon Bleu Anáhuac

[email protected]

twitter: @DirectorLCBMx

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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