Germán Ahumada, fundador de Consorcio Ara, está convencido de que en el terreno de la construcción no es mejor la compañía que levanta más casas, sino aquella que puede mantenerse a flote en tiempos difíciles.       El segundo trimeste de 2013, las acciones de las firmas vivienderas más grandes en México (Urbi, Geo, Homex) habían perdido más de 85% de su valor, sin embargo, para el cierre del año, ya había compañías que se perfilaban como las ganadoras del año. De entre las firmas más grandes del país, Ara cerró el año con una utilidad cercana a 8%, mientras que Vinte, Cadu, Sadasi, Javer, Ruba, Hogares Unión, Derex, Quma, Marfil, Herso y Grupo San Carlos presentaron crecimientos de entre 7 y 30%. German Ahumada, fundador de Consorcio Ara señala que los días difíciles han quedado atrás para la constructora. “Nosotros ya pasamos lo difícil, que fue la recalendarización de nuestra deuda , fueron muchos meses y fue complicado, pero en este año tenemos vencimientos muy fáciles de lograr  e incluso vamos a tomar algunos créditos puente”, afirma. Ara tuvo que pasar por una recalendarización de deuda por 2,300 millones de pesos, una maniobra que en palabras de Ahumada, se tradujo en una astringencia financiera. Durante los sexenios de Felipe Calderón y Vicente Fox, las empresas vivienderas que crecían a tasas aceleradas figuraban como estrellas corporativas. En aquel tiempo, la pregunta recurrente para German Ahumada era por qué mantener siempre una estrategia conservadora de crecimiento. Ahora, como en la fábula del patito feo, Ara se ha convertido en la única de las grandes vivienderas en transitar la tormenta perfecta con buenos resultados. “El problema fue que algunas empresas pensaron que el negocio consistía en hacer más casas que ninguno, ahora hay que preguntarles para qué, ¿para deber más?, ahora no hace sentido, nosotros siempre hemos sido cautelosos”, afirma. Tras la reestructura, Ara cuenta con líneas de crédito puente por 500 millones de pesos con BBVA, 500 millones con Banorte y 1,000 con Sociedad Hipotecaria Federal, sin embargo, de esos 2,000 millones de pesos, sólo se utilizarán un 25 o 30%. “En 2013 crecimos el valor promedio de nuestras viviendas, no hablamos de crecimiento en unidades. En este año vamos a construir un mayor número de casas porque le vamos a entrar un poco más al subsidio, quizá un 15% de nuestro ingresó pueda ser por subsidio, sin embargo no es ese el mercado que representa el objetivo principal”. Germán Ahumada, considera que una de las razones para ser conservadores en la búsqueda de subsidios es que las reglas de operación no eran suficientemente claras o estables. “La realidad es que nosotros entrábamos poco en el segmento porque el monto es pequeño y había habido cambios delicados, cada año cambiaban las reglas, cada vez que había un cambio había que cambiar proyectos y obtener licencias. Ahora que las reglas están claras y ya sabemos donde se puede construir, la puntuación y que habrá dinero, ahora sí le entramos”, señala. En 2014 la meta es crecer en dos dígitos, superar el 10% en utilidades y hacerlo ya sea con más casas o un valor promedio mayor por propiedad. Para el futuro, German Ahumada prevé que las grandes empresas podrían atravesar concursos mercantiles difíciles, sin embargo, su previsión es en general optimista para el sector. “Lo que les debe interesar a los inversionistas son los resultados en dinero y en utilidad, hacer un buen número de casas sin ganar dinero no es u buen negocio. En este momento vamos a ver madurar a muchas pequeñas empresas y eso es natural, tendremos un mercado en general más sano”.

 

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