Por: Javier Murillo

Con motivo del proyecto de Identidad MX en el que me invitó a participar el Aspen Institute, y que tiene como objetivos analizar la identidad de los mexicanos, después de más de un año de estudio de millones de mensajes y usuarios, estamos llegando a conclusiones muy interesantes.

Ser mexicano no es una condición, es una decisión contínua que se refleja en nuestra forma de actuar en cada momento de nuestras vidas. 

Existen rasgos únicos que nos identifican como mexicanos, rasgos que se han grabado en nuestro inconsciente; que son producto de circunstancias y fenómenos que solo suceden en México, que nos marcan y nos hacen ser como somos y nos dan la identidad que compartimos entre todos. Es nuestra particular forma de hacer las cosas como connacionales.

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Para asegurar que la identidad de los mexicanos tiene impacto y se puede explotar su valor, debe perdurar, ser reconocida en México y en el resto del mundo, es en este punto donde la identidad mexicana toma valor. Para lograr esto es indispensable que el valor que agrega sea tangible, que representa un activo, con el que de alguna forma se pueda transaccionar, ya sea entre nosotros los mexicanos o con ciudadanos de otros países.

Los fenómenos que nos ayudan a crear la identidad mexicana pueden ser: culturales, económicos, políticos, sociales, religiosos, deportivos, artísticos; y deben ser universales, trascendentales y perdurar el tiempo necesarios para que se vuelvan parte del inconsciente colectivo de los mexicanos, motivan nuestras decisiones y consecuentes acciones.

Esos fenómenos generan movimientos culturales que tanto mexicanos como extranjeros pueden reconocer, por ejemplo: la Expropiación Petrolera, la Época de Oro del Cine Mexicano, el Día de Muertos, la Virgen de Guadalupe. Estos fenómenos crean corrientes de pensamiento y comportamiento, que tienen más impacto entre más mexicanos se sienten identificados y motivados por ellos, durante el mayor tiempo posible.

Además de evolucionar y transformarse, esos movimientos culturales deben renovarse constantemente. La responsabilidad de una sociedad activa es crear sistemáticamente nuevos fenómenos que propicien movimientos culturales modernizados, que se ajusten a los acontecimientos de cada época y a las características de las nuevas generaciones responsables de transformar la agenda cultural de México.

Por otro lado, existen circunstancias coyunturales que nos dan identidad como mexicanos, y suceden en forma de: eventos deportivos, crisis, amenazas, emergencias, desastres naturales, en estos casos lo importante no es cuánto duren, sino el impacto que tengan, la intensidad con la que se vivan, son eventos que nos unen o nos separan, y nos marcan como mexicanos por la huella que dejan, por ejemplo: el asesinato de Colosio, el campeonato mundial de fútbol de las sub 23, la medalla de Oro de futbol de los Juegos Olímpicos, el Terremoto de 85 y el de 2017, sacar al PRI de Los Pinos y la victoria de AMLO. 

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Estos fenómenos culturales coyunturales, son eventos efímeros que no se pueden predecir, pero cuando suceden generan una reacción en cadena entre los mexicanos. Existen los eventos que nos unen y los que nos separan, pero lo que es un hecho es que se quedan grabados en nuestro inconsciente, que marcan y anclan generaciones completas de mexicanos.

Los datos indican que desde hace algunos años se ha visto una disminución en el número y una degradación en los movimientos culturales mexicanos existentes y la consecuente atenuación de la identidad y orgullo mexicanos.

Una de las razones para esto es porque una buena parte de la identidad entre los jóvenes mexicanos está siendo moldeada por los fenómenos que se expresan en redes sociales, tendencias que en su mayoría, tienen su origen en otros países y se globalizan en esas plataformas. Por lo que se puede decir que la cultura de la juventud mexicana es más una cultura de internet, que comparten con jóvenes de varios países del mundo.

A esto se suma otro fenómeno, los Millennials y la nueva generación, los Centennials, sin tiempo para verificar fuentes o cuestionar la veracidad de la información y acostumbrados a fluir con las tendencias digitales de información, se concentran en consumir solamente contenidos relacionados con aquellos temas en los que creen y que van de acuerdo con sus paradigmas. En consecuencia, los individuos conectados dejaron de debatir y el resultado es la polarización ideológica entre los mexicanos. Esto no lo digo yo, lo dicen los datos.

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Contacto:

*Javier Murillo es Ingeniero electrónico e informático mexicano, especialista en analítica de datos y maestro en ciberseguridad.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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