Un teléfono celular promete acabar con dos de los problemas ancestrales en el campo: el pago de la raya y la recepción de remesas. La empresa mexico-española Pademobile pretende introducir de forma masiva los pagos móviles en este sector olvidado por la banca.     Una compañía internacional especializada en el envío de remesas se dio el año pasado a la tarea de realizar un estudio sobre cuánto tiempo y dinero perdían los trabajadores agrícolas en Estados Unidos para enviar dinero a sus familiares en México. Los resultados arrojaron que en tiempo y traslado, sin contar la comisión, cada que un jornalero enviaba remesas a sus parientes perdía 9.50 dólares en dinero y un promedio de 5 horas (equivalentes a 5 dólares adicionales). En el caso de los jornaleros mexicanos, si bien es cierto que no envían remesas, la baja penetración del sector bancario en comunidades rurales hace que inviertan un lapso de tiempo y dinero similar para cobrar algún cheque o realizar alguna transacción bancaria, según información de la Confederación Nacional Campesina (CNC). En México, según la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), el 42% de las remesas llegan a áreas rurales donde no existen bancos. Las pequeñas instituciones financieras rurales que atienden ese mercado no tienen la capacidad organizativa suficiente para negociar con las empresas de envíos de dinero en Estados Unidos. Esto obstaculiza el acceso al servicio de remesas para la mayoría de los habitantes de zonas rurales, a pesar de la existencia de una institución de microfinanzas en sus comunidades. El año pasado, Telecomunicaciones de México (Telecomm-Telégrafos) anunció que se utilizaría la telefonía móvil para bancarizar a las comunidades marginadas del país, a través del uso de satélites, y con ello acabar con el oscurantismo de los servicios financieros básicos para zonas rurales. El organismo, dependiente de la SCT, realizó una prueba piloto en la comunidad mixteca de Santiago Nuyoo, del estado de Oaxaca, en coordinación con diversas instituciones financieras, como Banorte y Banamex, y el gigante chino de las telecomunicaciones Huawei. Así se puso en marcha el ambicioso proyecto de hacer llegar los servicios financieros a la población de escasos recursos que habita en comunidades lejanas. El llamado servicio de “Pagos Móviles” también tenía la intención de permitir que cualquier jugador de la industria, tanto del área financiera como la de telecomunicaciones, se sumara al proyecto y, aunque actualmente Telecomm ofrece el servicio de corresponsal bancario con siete instituciones financieras en su red de casi 1,600 oficinas telegráficas, para pagar cerca de 9,000 millones de pesos del programa Oportunidades, entre otros servicios, hasta ahora no se conoce el impacto de este programa entre los jornaleros agrícolas.   El campo de los sueños “Mediante el pago vía telefonía celular satelital, la bancarización de las comunidades rurales es un hecho”, prometían las autoridades, pero la realidad es otra y el nivel de bancarización en comunidades rurales sigue siendo bajo, por una simple y sencilla razón: el sector privado no ve al agro como negocio. El último Reporte de Inclusión Bancaria de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) indica que en el país existen 5.3 sucursales bancarias por cada 1,000 kilómetros y 15.6 cajeros automáticos por la misma distancia. Sin embargo, en el sector rural la penetración se reduce a la mitad y, a veces, hasta a la tercera parte, lo que significa que para realizar una operación bancaria un jornalero tiene que recorrer más de 2,000 kilómetros. A ello, hay que sumar la desconfianza que aún tienen los trabajadores agrícolas en las instituciones de crédito. Las condiciones de vida de los trabajos agrícolas no son las más óptimas del país, pero el sistema de pagos vigente, que data de antes de la Revolución, tampoco fomenta el ahorro, la cultura financiera ni el respeto hacia esta clase trabajadora. Desde hace un año, la empresa mexico-española Pademobile realiza pruebas en el Valle de Baja California Norte para que tanto el pago de la raya, como el envío de remesas y algunas compras en comercios puedan realizarse vía celular.   El vendedor de ilusiones Según cuenta el CEO de Pademobile, Raúl Nogales, en esta zona, pagar la nómina es una “pesadilla” no sólo por el riesgo que representa el hacerlo en efectivo, sino también el contar el dinero, meterlo en sobres personalizados y el tiempo que se necesita pagar a cada uno de los jornaleros. En el mejor de los casos, los sábados la empresas trasladan a los jornaleros en camiones al banco más cercano para que puedan recibir su pago y hacer retiros, lo que representa un gasto adicional para el empleador y sacrificar un día de descanso para el trabajador. “El celular puede entrar en zonas donde no hay bancos. Queremos constituirnos en un facilitador para que el pago sea instantáneo, hacerlo menos pesado para las empresas agrícolas y fomentar el dominio de celulares para que el jornalero pueda acceder de manera más fácil a su dinero y a las remesas”, comenta Nogales. La empresa, constituida hace dos años, ya opera en Estados Unidos en el mercado de remesas y México es el primer país en el que intenta hacer masivo este sistema de pagos en el agro. Pademobile es una plataforma integral privada de medios de pago que convierte un número de celular para bancarizados y no bancarizados en una cuenta, multimonedero, multibanco, multioperador y multiservicio, lo que además de permitir a los trabajadores recibir su pago de nómina en un teléfono, también hace posible, con un número, realizar pagos a comercios afiliados y a su vez enviar y recibir dinero. La plataforma trabaja con un modelo de seguridad de doble factor aplicado a todos sus servicios, en donde el usuario, además de su NIP, de cuatro dígitos, para poder realizar cualquier tipo de transacción, siempre debe introducir una clave que le es enviada vía SMS a toda clase de celulares. “No es una cuenta de ahorro, sino de transacciones”, asegura Nogales. Pademobile trabaja actualmente con cinco empresas agrícolas de Baja California Norte bajo un esquema en el que el empleador asume el costo de las transacciones, lo que elimina en automático la comisión que el jornalero le pagaría a alguna institución crediticia. Esta estrategia la complementa afiliando a los pequeños negocios de la zona donde los trabajadores suelen hacer sus compras. Nogales aclara que su empresa no representa una competencia para los bancos, sino un aliado, que también busca beneficios para los trabajadores agrícolas.     Contacto: Twitter: @julianafregoso

 

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