Las Normas Oficiales están presentes en proceso como la verificación de un automóvil, al realizarla se cumple también un acto de evaluación de conformidad.     En términos generales, existe un desconocimiento de las Normas Oficiales Mexicanas (NOM) y su aplicación en nuestra vida cotidiana, las cuales, en muchos, son calificadas como obstáculos al comercio. Por ello, tengo algunas precisiones para compartir. Cuando verificamos un automóvil, se hace valer una NOM y se está realizando un acto de evaluación de la conformidad. Lo mismo sucede cuando adquirimos productos que se venden por peso e interviene una báscula. Las NOM están presentes en el trabajo, en los productos electrodomésticos o electrónicos, en las señales viales para protección civil, en el etiquetado de productos y alimentos; en fin, existen alrededor de 967 Normas Oficiales Mexicanas vigentes para regular las actividades productivas, comerciales, de servicios, salud, medio ambiente, trabajo, etc. La generación de NOM obedece a la obligación del gobierno de regular las actividades que desempeñan los sectores público y privado. En las NOM se establecen las especificaciones, los atributos, las características, los métodos de prueba o las prescripciones aplicables, que un producto, proceso o servicio debe cumplir. En principio, esta actividad no es sólo del ámbito nacional. Está prevista por la Organización Mundial de Comercio (OMC), de la cual México es miembro, el derecho de los países a adoptar las normas que consideren apropiadas para la protección de la salud y la vida de las personas, de los animales, del medio ambiente, o en defensa de los intereses de los consumidores. Aunque no se impide a los miembros de la OMC adoptar las medidas necesarias para hacer cumplir sus normas, en el acuerdo se dispone que los procedimientos utilizados para decidir si un producto está en conformidad con las normas nacionales tienen que ser justos y equitativos, y se aconseja la utilización de métodos que den a los bienes de producción nacional una ventaja justa. El acuerdo fomenta también el reconocimiento mutuo de los procedimientos de prueba entre los países. De esa manera, puede evaluarse si un producto cumple las normas del país importador mediante pruebas realizadas en el país en que fue fabricado. El marco jurídico nacional en esta materia es la Ley Federal sobre Metrología y Normalización, la cual establece claramente que las NOM son obligatorias en territorio nacional y deben ser observadas por fabricantes, importadores, prestadores de servicios, dependencias y comerciantes de conformidad con el campo de aplicación de la norma específica.   ¿Qué es la Evaluación de la Conformidad? La Norma Internacional ISO/IEC 17000 define la evaluación de la conformidad como la “demostración de que los requerimientos específicos relativos a un producto, proceso, sistema, persona u organismo, son respetados”. En otras palabras, es la determinación del grado de cumplimiento de un producto o servicio con respecto a un estándar. Las herramientas utilizadas por la evaluación de la conformidad se basan en pruebas de laboratorio, inspecciones y certificaciones que comprueban que los productos cumplen con los requerimientos especificados, definidos en alguna reglamentación. Primero, se definen las características de los productos y los sistemas de operación. De igual manera, se debe diseñar la forma en la que se evaluará el cumplimiento. Una vez definida una NOM, se deben crear los laboratorios de metrología -que básicamente constatan la precisión de cualquier aparato que se utilice para medir algo-, así como los laboratorios de prueba, acreditados por cada una de las normas específicas que existen para hacer las pruebas de tipo y prototipo. Otro agente importante en este proceso es el organismo que certifica que el producto al que se le realizaron las pruebas correspondientes, cumple puntualmente con una norma. Con estos elementos, se crea y se define un sistema de evaluación de la conformidad. México cuenta con un sistema de evaluación de la conformidad maduro, que inició su desarrollo hace más de 30 años y cuyo funcionamiento y transparencia está de acuerdo con las mejores prácticas internacionales. En una economía abierta como la nuestra, la carencia de algún mecanismo obligatorio que permita evaluar y certificar que los productos los servicios que se ponen a disposición del mercado interno cumplen con especificaciones, provocaría desórdenes en los mercados y que los buenos productores que se esfuerzan por tener buenas prácticas de manufactura compitan con otros de baja calidad provenientes del extranjero en desigualdad de condiciones y provocando perjuicios a las empresas nacionales. Como comentario final, existe una relación estrecha y directa entre el desarrollo económico y social de un país y su sistema de normalización y evaluación de la conformidad, lo cual está íntimamente relacionado con la cultura y educación de sus habitantes. Por todas estas razones, fomentar esa cultura en todos los niveles de la sociedad permitirá la evolución del país, de la industria, del comercio, del gobierno y de la población.   Contacto: Twitter: @perez_munguia [email protected] / [email protected] www.nyce.org.mx http://www.imece.org.mx/  

 

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