La maestra hondureña que combate la privatización de los ríos
Berta Cáceres, la defensora de los recursos naturales que faltó en el listado de las 50 mujeres más poderosas de Centroamérica.
Por Luisa Agüero
El cuidado del medio ambiente debería ser un quehacer global. Sin embargo, muchos son los llamados y pocos los escogidos en un camino de permanentes compromisos para preservar el planeta. Uno de estos personajes es la hondureña Berta Cáceres, maestra de profesión y ecologista de corazón.
La líder feminista, activista, defensora del medio ambiente y madre, heredó de su progenitora el amor por la naturaleza y, en especial, se destacó por el cuidado de las fuentes de agua para preservar el legado de la etnia lenca.
Su madre, Austraberta, era partera, enfermera y alcaldesa de La Esperanza, corazón de la comunidad Lenca, la mayor etnia indígena del país con una arraigada creencia basada en que los espíritus femeninos están en los ríos y las mujeres son sus principales guardianas.
La ecologista creció en un hogar dirigido sólo por su mamá y desde temprana edad trabajó en la defensa de los derechos humanos, consigna una entrevista que otorgó a la BBC el año anterior.
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Cáceres fue una de las fundadoras (en 1993) del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh), una organización social de carácter altruista, solidaria y unitaria de la zona suroccidental del país.
Luego de una infancia y adolescencia ayudando a su madre en la lucha social, se graduó como educadora y fundó, a los 20 años, el Copinh para luchar contra la privatización de los ríos.
A su mamá le tocó vivir en la peor época de la represión de los años 80 y se dedicó a atender la salud de refugiadas salvadoreñas. Eso motivó a Berta Cáceres a continuar con sus pasos.
Estuvo casada con el dirigente indígena Salvador Zúñiga, del cual se separó en forma amistosa después de dos décadas de matrimonio, del cual tuvieron cuatro hijos: Olivia, Berta, Laura y Salvador.
Promovió numerosas redes de movimientos sociales. Pero además, fue una educadora popular que buscó modelos político-pedagógicos de formación de las organizaciones sociales. Berta Cáceres siempre indagó oportunidades para aprender, para crecer y para entender su entorno basada en su filosofía de ser “sanamente locos y locamente sanos” para cambiar el mundo.
Luchó contra megaproyectos como la privatización hidroeléctrica, las inversiones turísticas en playas y montañas, la explotación minera y las leyes que favorecen a transnacionales en el sector minero e hidrocarburos.
Su compromiso a favor del pueblo Lenca la hizo merecedora de varios reconocimientos. En 2012 fue galardonada con el Premio Shalom en Alemania, otorgado a personas e iniciativas defensoras de los derechos humanos y que luchan por la justicia.
En 2014 fue finalista del Premio Front Line Defenders en Irlanda y el 4 de abril de 2015 fue galardonada con el Premio Medioambiental Goldman, máximo reconocimiento mundial para activistas de medio ambiente. Su santidad, el Papa Francisco, también la bendijo en su lucha por la Madre Tierra.