La ganadora del Premio Nacional del Emprendedor te cuenta el secreto del éxito de un negocio educativo que ya trasciende fronteras.     Enfundada en un vestido azul marino, Graciela del Carmen Rojas se acercó a Enrique Peña Nieto el pasado 24 de abril, para hacerle una sola pregunta: “Presidente, ¿sabe cómo se llama mi empresa?” Él respondió negativamente, un tanto extrañado por el cuestionamiento,  y le interrogó: “¿Cómo se llama?” Ella lo miró atenta y con una sonrisa contestó: “Su nombre es Profesor Chiflado.” En la boca del presidente mexicano estalló una gran carcajada que se contagió entre los invitados cercanos a él y a Graciela, quien aquella tarde recibiría en la residencia oficial de Los Pinos el Premio Nacional del Emprendedor. Para Graciela Rojas, no es raro que alguien se ría al conocer sobre la existencia de su empresa. La directora de Profesor Chiflado conoció esas expresiones en los rostros de los inversionistas al pedir el financiamiento para darle vida a un proyecto de negocio que consiste en organizar eventos de entretenimiento, que promueven el conocimiento científico a través del juego en fiestas y obras de teatro. “Los papás nos decían ‘qué vas a hacer en las fiestas contra un superhéroe o una princesa, y yo les decía: ‘Mira, yo creo que el niño es un científico nato, así que dame oportunidad de trabajar con él y a ver qué pasa.’ Nosotros le ganamos a los superhéroes en las fiestas”, recuerda Graciela en entrevista. A 10 años de haber nacido, la compañía atiende anualmente a 2 millones de participantes y cuenta con clientes como Pedigree, así como Bridgestone, la Secretaría de Educación Pública (SEP) y el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), por mencionar algunos. Además, la empresa ha llegado con sus actividades a otros países, entre los que se encuentran El Salvador, Perú y Chile, pero quiere llegar más lejos y tiene en sus planes comercializar su propia marca de juegos infantiles de química. Esta es la historia de la mexicana que descubrió la fórmula de un negocio muy ‘chiflado’.   La fórmula Foto: Profesor ChifladoEl paso del tiempo empolva los proyectos generados en la infancia y crea una rutina que impide recordar los síntomas de la felicidad. Graciela Rojas sabe que esto ocurre frecuentemente. Después de haber estudiado administración de empresas en la Universidad Iberoamericana, la joven mexicana optó por enfocar sus actividades profesionales en una agencia de noticias especializada en información económica y financiera, Infosel. Una década de trabajo en la agencia informativa le permitió demostrar sus habilidades con los números y embarcarse en una nueva aventura laboral de la mano de quien fuera su jefe, al convertirse en directora general de una empresa de mercadotecnia. Pero sus proyectos profesionales no fueron suficientes para hacerla feliz. Una crisis existencial a inicios del nuevo siglo hizo que Rojas replanteara sus objetivos y entrara en la búsqueda de un negocio que le permitiera cumplir con una responsabilidad social. “Me acordaba que de chiquita jugaba a ser maestra y le daba clases a mis peluches con un pizarrón de gis; fue así cuando me dije que podía dedicarme a capitalizar 12 años de experiencia en temas financieros y de mercadotecnia”, comenta Graciela. La participación que tuvo en un curso de programación neurolingüística llevó a la empresaria a conocer una franquicia española relacionada con la organización de eventos educativos que parecía tener el modelo a la medida que tanto había buscado. Con todos sus ahorros en las manos, y después de haber tocado la puerta de inversionistas que rechazaron invertir en el negocio que proponía, su hermano se convirtió en el impulso económico que necesitaba para adquirir la franquicia maestra para México, en 2004. Sin embargo, el inicio de operaciones de la nueva empresa no fue nada sencillo. Los planes educativos y las estrategias que promocionaba la compañía española necesitaban ser trabajados a profundidad con el fin de adaptarlos al contexto mexicano. “Me di cuenta de que podía retomar algunas cosas y crear un modelo propio en que la gran aportación fuera la responsabilidad social”, dice Rojas. Y era precisamente la responsabilidad social la bandera que izó Profesor Chiflado para tocar la puerta de las empresas e instituciones de gobierno que hace 10 años aún se encontraban lejos de tratar ese tema en el país. La oferta de sus servicios en fiestas infantiles le permitió a la pequeña compañía subsistir en el mercado mexicano hasta que la oportunidad ansiada se asomó en el camino de la emprendedora. “Tocamos diferentes puertas y de pronto se abrió la posibilidad de una prueba piloto muy chiquita de 25 o 50 eventos para la marca Pedigree”, recuerda Graciela. Al término del contrato, la compañía de alimentos para mascotas llevó a cabo un estudio que cambiaría la visión sobre Profesor Chiflado: el 70% de las familias que presenciaron los eventos organizados por la pequeña empresa de Rojas se mostraron dispuestas a cambiar los productos que compraban por Pedigree, gracias a la percepción positiva que se generó después de presenciar el espectáculo. A partir de esa experiencia, la empresa organiza anualmente hasta 1,000 eventos para la marca perteneciente al conglomerado estadounidense Grupo Mars.   Nuevos experimentos Foto: Entrega del Premio Nacional del Emprendedor.Todo ha cambiado para la empresa.“Actualmente ya no uso mi camioneta para llevar a mi personaje Huesos y Bigotes al espectáculo. Ya es otra cosa totalmente distinta la operación de una empresa que ahora ya es de tamaño mediano”, dice la directora general de Profesor Chiflado. Actualmente, Profesor Chiflado lleva sus eventos a empresas e instituciones de gobierno que se interesan en promover diversas campañas de promoción de valores, así como de integración entre los empleados de las organizaciones. Entre los planes de Graciela se encuentra llegar a otras latitudes de Latinoamérica a través de las empresas que soliciten sus servicios, y en un futuro cercano visualiza la introducción al mercado de juegos científicos para los pequeños del hogar. México ocupa el último lugar de 34 naciones en los rubros de matemáticas, ciencia y lectura, de acuerdo con la última evaluación que realizó la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Un lastre que en el caso de Profesor Chiflado es una oportunidad de negocio. Esta vez, Graciela no sólo observa la sonrisa del jefe del Ejecutivo federal al escuchar su proyecto, sino que también ella sonríe al disfrutar de los frutos de la apuesta que emprendió hace una década. “Siento que fue un gran acierto el proyecto y las sonrisas que genera el nombre de la empresa, porque siempre he creído que lo que se aprende riendo y jugando nunca se olvida.”

 

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