Uno de los mayores talentos y recursos que deben tener los líderes políticos es el de conducir, alinear y detonar emociones; persuadir, convencer, infundir energía positiva en sus seguidores y movilizar sus capacidades hacia el logro de grandes objetivos y mejores niveles de desarrollo y prosperidad. 

Sin embargo, esas habilidades suelen usarse bajo una doble moral, solo para beneficio propio y de unos cuantos cómplices; defraudando la confianza de la sociedad; incumpliendo promesas; y terminan demoliendo la ley y las instituciones por capricho e incompetencia o corrupción.

Veamos cuales son algunas de las técnicas y estrategias de comunicación para contagiar, extender y dosificar el estado de embriaguez, oscurantismo, regresión mesiánica, sumisión y trance en la cultura cívica; 

 1.- Amenaza Permanente. El objetivo es inducir a la sociedad a ver todo bajo una óptica paranoica. Todo lo malo es consecuencia del pasado; podemos evadir las responsabilidades presentes; justificando los fracasos, errores e incompetencia bajo la amenaza de un enemigo permanente; infundiendo el miedo a los intereses oscuros ocultos; complots y adversarios siempre al acecho. 

Lo poco que tienes siempre está en riesgo, aprende de los inmigrantes; de los desplazados; observa con detalle las películas y series de política mexicana para que aprendas lo que ocurría en el pasado. Déjate reclutar y contágiate de la cultura que se te esta inyectando en el discurso y a través de diferentes medios; entra a la dimensión desconocida de lo que se ve, pero no se siente. 

 2.- El eterno pretexto. No pidas resultados, confórmate con justificaciones, excusas y explicaciones increíbles. No te pongas en mal plan, pagar por un servicio no te da derecho a nada; si como consumidor no tienes garantía mucho menos como votante. 

Si todos los días escuchas cosas como “no puedo llegar a la junta porque creo que tengo coronavirus”; su pago no salió por que falto una firma o su carro no quedo porque no llego la “refatsión” (sic es sarcasmo). No le pidas milagros a los políticos. Los reos se evaden porque la influencia de las tormentas solares; si lo ves bajo otra lógica, para que haya seguridad debe existir la inseguridad sino ¿cómo las distinguirías?; no seas mala onda los sorteos de aviones también detonarán el crecimiento económico. 

 3.- Los juegos de suma cero. Unos ganan y otros pierden, quitarles a los unos para darles a los otros; colocar a la sociedad en posturas extremas, controversias y discusiones cotidianas; permite que la gente se la pase debatiendo ocurrencias, superficialidades y banalidades para que no puedan entrar a los temas de fondo y mucho menos cuestionar los resultados reales y objetivos. 

Salvo sus honrosas excepciones, el gobierno solo reparte lo que otros producen y lo que les arrebata inventando impuestos, justificaciones hay miles; así que relájate y fórmate por tu tarjeta.

 4.- La política pública sobrenatural. ¿En dónde dice que la política debe ser racional? Las cifras son solo números que no dicen nada; lo que cuenta es el estado de bienestar y felicidad; nuestra capacidad para hacer amigos, chelear y pasarla rico; esos que se la pasan buscando indicadores e información confiables son nerds obsesivos y emisarios del pasado, las estadísticas siempre se pierden, se disfrazan, se manipulan, no te alteres. 

Déjate llevar por la buena vibra y no pidas datos, no alimentes a los críticos; eso solo te provoca stress. Respira, confía, relájate, el gobierno te cuida, te apoya y te protege. Democracia es votar en cantidad no por calidad. 

 5.- El juicio supremo. Aprende de los políticos, ellos saben muy bien calificar, segmentar y dividir a la sociedad en grupos. Nada más fácil que hacer el bueno, la víctima o el popular incomprendido al etiquetarse asimismo y descalificar a sus críticos bajo el mismo método.

¿Quieres aprender la técnica? es muy sencillo: cada vez que quieras disfrazar tu egocentrismo, tus obsesiones y cerrarte al sentido común; sustituye la frase a mí se me da la gana por alguna como estas “el pueblo dice”; “la gente pide”, “andan por ahí diciendo”; “no se preocupen”; “esto es justicia”; agrega un poco de dramatismo, una sonrisita para las redes y listo.  

Comunicar, convencer y manipular es el núcleo de la política; la ciudadanía confía, concede y cree que las cosas pueden mejorar y se deja llevar; cuando la mayoría carece de preparación y está sumergida en la necesidad inmediata termina siendo víctima de una especie de una intoxicación paulatina, pero que al final puede ser muy costosa. 

 

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