Reuters.- Las petroleras que ganaron derechos de perforación en el marco de la reforma energética de México han avanzado poco en el desarrollo de los proyectos en medio de los crecientes obstáculos del complejo régimen regulatorio del país, según ejecutivos de empresas y datos oficiales. México ha subastado más de 100 contratos que han sido adjudicados a compañías extranjeras y locales desde que el presidente Enrique Peña Nieto comenzó a abrir el sector de los hidrocarburos tras una reforma en 2013. Un nuevo marco regulatorio, en gran parte adaptado de las normas existentes, ha mantenido la mayor parte del petróleo bajo tierra, según muestran datos. Eso está retrasando los posibles beneficios para México y podría hacer que las reformas sean mucho más fáciles de revertir si los votantes eligen como presidente en las elecciones de julio a un candidato que se opone a la reforma. Lograr las aprobaciones es un “proceso engorroso y arduo que resulta en un significativo punto de estrangulamiento para los pozos de perforación”, dijo Craig Steinke, director ejecutivo de Renaissance Oil Corp, que tiene cinco proyectos en México, tres de ellos estancados en el proceso de permisos. Se necesitan tres días, por ejemplo, para obtener los permisos de perforación requeridos para un pozo en Alberta, Canadá, en comparación con el período de más de un año en México, dijo Steinke. Lee también: La reforma energética llegó tarde a México: Lourdes Melgar Durante la vigencia de un contrato, las petroleras deben presentar más de 250 documentos por separado a cerca de una decena de agencias gubernamentales que supervisan desarrollos costa afuera y en tierra. Antes de la reforma, la estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) era el único operador y se regulaba en gran medida. La apertura a las empresas privadas marcó el comienzo de un nuevo regulador, conocido como ASEA, que opera bajo un nombramiento presidencial con amplios poderes, pero también un legado de restricciones burocráticas. La Agencia de Seguridad Energía Ambiente (ASEA) debe autorizar unos 100 trámites para cada proyecto, de acuerdo con Marco Cota, un exjefe de exploración y producción de la Secretaría de Energía y quien ahora asesora a las compañías petroleras sobre cumplimiento normativo. Muchas de las regulaciones de seguridad industrial de la ASEA fueron heredadas de la Secretaría del Medio Ambiente, lo que duplica el papeleo requerido por otras agencias, explicó Cota. El director de la agencia, Carlos de Regules, exfuncionario de Pemex, reconoció en una entrevista que la toma de decisiones de la dependencia ha sido demasiado lenta. Él dijo que se está trabajando para reducir el periodo que tardan las revisiones de permisos a 120 días para septiembre, en comparación con el proceso actual que puede extenderse hasta por 17 meses. “Ese arreglo reglamentario es muy complejo y nos obliga a tomar más tiempo del que en principio seria necesario para evaluar un proyecto”, explicó. “Nos obliga pedir siete veces el mismo papel, porque esos son los reglamentos que rigen como tenemos que hacer las cosas”, agregó. Las evaluaciones pueden tardar alrededor de seis meses para temas de impacto ambiental y tres meses para un permiso de perforación final, solo dos de las aprobaciones requeridas antes de que el trabajo pueda comenzar en un pozo nuevo. Las empresas también deben demostrar que tienen políticas de seguro y planes de seguridad industrial y protección ambiental aprobados y vigentes para cada proyecto. Esto último requiere que las empresas envíen varios de documentos complementarios, como manuales de seguridad. Te recomendamos: Presidenciables ven continuidad de reforma energética Los retrasos provienen en gran parte del hecho de que la ASEA está adaptando e interpretando leyes originales y generales escritas para protección ambiental y que no eran específicas para la industria energética, dijo Layla Vargas, quien trabaja con petroleras para cumplir con las regulaciones gubernamentales. “Ellos lo que tuvieron que hacer es medio improvisar”, sostuvo Cota. La escasez de personal es otro cuello de botella importante. El regulador tiene 465 empleados que manejan las aprobaciones para los más de 25,000 proyectos que van desde estaciones de gasolina hasta multimillonarios proyectos de perforación que se han presentado desde el 2015, cuando comenzaron las primeras licitaciones como parte de la apertura del sector petrolero. Los permisos para una estación de servicio pueden tardar hasta siete meses en aprobarse, según la agencia. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) instó el año pasado a la ASEA a tener más “agilidad institucional y autonomía” en su evaluación de los reguladores energéticos de México.   Proyectos pendientes La complejidad administrativa de la ASEA es el mayor desafío para poner en marcha proyectos de petróleo y gas, dijo Steinke de Renaissance Oil y otros ejecutivos de petroleras. Hasta el momento, la ASEA ha firmado pólizas de seguro para 37 de los 107 contratos adjudicados. El sistema de gestión de las empresas, un plan para mitigar riesgos en 18 áreas ambientales, de salud y seguridad, ha sido autorizado para 51 proyectos. Se necesita la aprobación de ambos antes de que pueda comenzar la perforación. Hasta la fecha, 107 proyectos de exploración y producción han sido adjudicados y ganados por firmas petroleras como Exxon Mobil y Royal Dutch Shell los cuales se encuentran en varias etapas del proceso regulatorio. “Las cifras (de aprobaciones) no son buenas”, dijo bajo condición de anonimato un ejecutivo de alto rango de una petrolera que supervisa contratos en México, hablando sobre el ritmo de permisos. Al menos una petrolera dijo que no ha tenido problemas con retrasos irrazonables. “En México hemos tenido una buena experiencia”, dijo Felipe Arbalaez, presidente de BP para Latinoamérica. No te pierdas: La reforma energética tuvo impacto negativo: empresarios

 

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