Por Hugo Salvatierra Arreguín Mientras que los mercadó­logos se rompen la cabeza para descifrar los hábitos de consumo de los nacidos entre 1980 y 2000, o millennials, algunas empresas mexicanas se abren camino en un negocio que ha pasado inadvertido: el llamado grey market, dirigido a la población de la tercera edad. En el país hay 12.2 millones de personas mayores de 60 años, apenas 9.6% de la población, pero en 2050 serán un cuarto del total, según el Global Age Watch Index 2015, elaborado por HelpAge Internatio­nal. Hoy los mexicanos tienen una expectativa de vida de 82 años y de 77.3 años con buena salud, según esta ONG. Pero las empresas ven la gran oportunidad en la falta de respuesta de las instituciones públicas a de­mandas básicas que tiene este sector de mexicanos. “Las necesidades de los adultos mayores van en aumento, el gobierno es cada vez menos capaz de poder atender a esta población”, comenta Yadira Correa Villegas, directora general de Plénitude, una empresa que ofrece, a domicilio, ser­vicios de asistencia, acompañamien­to, recreación y terapia psicológica y física para adultos mayores. A juicio de diferentes especialis­tas en el tema y empresarios, esto se traduce en oportunidades de negocio, sobre todo para quienes provean a los grupos de mayor poder adquisitivo desde medicamentos, atención médica y servicios de acompañamiento y cuidado, hasta utensilios, ropa y servicios de esparcimiento dirigidos a evitar una baja en la calidad de vida. “Las clases media y media alta son las ideales para nosotros, y de ahí para arriba. Hemos tenido más abajo, pero a la larga, después de 15 días, un mes, dicen ‘ya no podemos’, y se acabó”, expone Álvaro Sáenz de Miera Camino, director general de Apoyo y Soluciones Geriátricas, empresa que ofrece servicios médi­cos, enfermeras, análisis y equipos a domicilio. La cultura del adulto mayor ha crecido y cada vez los hijos invierten más en darle calidad de vida a sus padres, señala Enrique Hernández, director general de Vida Abuelo. Por ejemplo en Monterrey, Nuevo León, desde donde opera esta fran­quicia, hace una década Hernández había detectado entre 10 y 15 asilos, estancias o residencias geriátricas, mientras que actualmente hay más de 100. Esto sin contar el surgi­miento de dentistas especializados en estos pacientes y de despachos de arquitectos que se ofrecen para hacer adaptaciones a las casas de personas de edad avanzada. grafico_tercera_edad ¿Con qué dinero? Sólo que en este acoplamiento entre oferta y demanda hay un problema: la falta de dinero. Cada vez hay más adultos de la tercera edad, pero con un mayor número de padecimientos que en otras épocas y que además no cuentan con un esquema financiero para atenderse, indica Humberto Javier Potes González, director del Consorcio Mexicano de Hospitales (CMH), una red que agrupa a 35 hospitales medianos en 34 ciudades y 21 estados. De acuerdo con la agrupación, sólo 7% de la población tiene un seguro de gastos médicos privado, y dentro de ese porcentaje de asegurados muy pocos son de la tercera edad. Una de las razones es que las aseguradoras tienen mayores exigencias en coberturas para mayores de 64 años. Como no pueden adquirir una cobertura, los mayores tienen que pagar entre 30,000 y 40,000 pesos en promedio en el caso de una angina, un acci­dente menor o cálculos biliares. “Están llegando (personas ma­yores) a los hospitales privados con enfermedades crónico degenerativas que son más costosas, pero sin un esquema financiero adecuado para atenderlos en un hospital privado”, explica Potes González. Ante ese hueco que se forma en el mercado, el CMH hará a las aseguradoras la propuesta de un seguro de bajo costo para este sector de la población. Ya lo hizo con Atlas y Banorte, con quienes trabajó un producto de alrededor de 5,000 pe­sos anuales, que va de acuerdo con los 15,000 pesos que en promedio cuesta un tratamiento en los hospi­tales de la red. “El siguiente paso es armar el es­quema para las personas de la terce­ra edad, tenemos que analizar cuáles son las causas de internamiento más frecuentes y cómo buscar el esque­ma de cooperativismo para poder apoyar a estas personas, porque también su salario ha ido dis­minuyendo, es gente con menos dinero y con problemas de salud que cuestan más”, describe. Están pensando en un modelo que permita atender entre 70 y 80% de sus padecimientos, como fracturas, medicina interna, enfermedades respiratorias y problemas de nutrición, entre otros. Debido al bajo precio que están buscando, en una primera instancia será difícil atender pro­blemas oncológicos o diabéticos complicados.   En el laboratorio La población con más de 64 tam­bién representa un alto potencial para las farmacéuticas, sobre todo de cara al crecimiento que tendrá este grupo en el futuro. La competencia por este mercado es una tendencia global, indica Ricardo Ramírez, director de Asuntos Cor­porativos de Pfizer. “Definitivamen­te, el reflejo debe ser el interés de la industria farmacéutica por invertir en este tipo de alternativas”. Los adultos mayores también tienen que hacer su parte. Deberán entender su realidad y comenzar un estilo de vida preventivo, con un mo­nitoreo claro de las enfermedades crónico degenerativas, porque de no hacerlo, tendrán “complicaciones graves que se pueden convertir en un gasto catastrófico que termine con las familias”, dice Ramírez. Envejecer es uno de los prin­cipales temores de los mexica­nos, añade el ejecutivo de Pfizer, sobre todo hacerlo con pérdida de la memoria o en condiciones inconvenientes. “Definitivamente eso ha generado un cambio en los mexicanos en términos de tener mucho más atención y prevenir las enfermedades, entender sus padecimientos cuando son crónico degenerativos e incrementar los resultados que pueden tener diversas terapias o tratamientos…”, agrega. Pfizer enfoca esfuerzos en este tipo de padecimientos. Por ejem­plo, dentro de sus expectativas de lanzamientos hay terapias que combatirán enfermedades como el Alzheimer, que de acuerdo con el Instituto Nacional de Geria­tría (Inger) de la Secretaría de Salud (SS) afecta anualmente a aproximadamente 28 de cada 1,000 mayores de 60 años en el país. “Mientras no se atienda clara­mente esa enfermedad, va a seguir siendo un tema catastrófico para las familias y para los pacientes”, argumenta Ramírez. Otro blanco al que apunta Pfizer es a la neumonía. Aunque este padecimiento afecta sobre todo a niños menores de 5 años, el segundo grupo afectado es el de los mayores de 60, de acuerdo con datos de la Dirección General de Epidemiología (DGE) de la SS. La farmacéutica también encuentra una oportunidad en las vacunas, como la del neumococo, que es una causa de muerte frecuente en la tercera edad. La estrategia de la farmacéutica también incluye los medicamentos biotecnológicos, enfocados en la artritis reumatoide, entre otros padecimientos.   De alto nivel Pero el asunto no se limita a hacer nuevos medicamentos. También ha aumentado el número de casas de estancia permanente, para distintos niveles socioeconómicos, destina­das a los adultos mayores, como ya ocurre en Europa y Estados Unidos. “Ya no gusta que se les diga asilos, sino casas de estancia permanente –hay de distintos ni­veles–. A mí me parece un poquito preocupante porque faltan ciertas regulaciones y quién supervise cómo están trabajando”, analiza Correa Villegas, de Plénitude. Aña­de que también están surgiendo casas de día, que son lugares donde las personas pueden estar haciendo actividades y conviviendo mientras sus familiares trabajan. Al detectar el crecimiento de la población de la tercera edad, hace una década el constructor y pro­motor inmobiliario Andrés Portillo Acosta decidió crear Le Grand, un complejo para adultos mayores de 80 años que tienen un nivel de independencia mermado, el cual opera desde hace ocho años. El desarrollo, ubicado en Interlomas, una zona próspera al poniente de la Ciudad de México, ofrece hospedaje del tipo ‘todo incluido’, con televisión de paga, alimentación y actividades para equilibrar la parte física, emocional y espiritual. De igual modo, cuenta con ge­riatra, internista, psicólogo, podó­logo, fisioterapeuta, etc. También tiene programas especializados para quien requiere cuidados indi­viduales 12 o 24 horas al día. Cuando abrió tenía cuatro resi­dentes, pero hoy ya son alrededor de 90 (algunos viven ahí y otros sólo van durante el día), quienes pagan aproximadamente 33,000 pesos mensuales más IVA, depen­diendo del plan. En los últimos años han surgido y cerrado empresas similares. “No es un negocio fácil, tienes que conjuntar muchas áreas como hospedaje, actividades, médico, contención emocional, el área psi­cológica, el área de house keeping”, apunta Portillo Acosta. Por eso la línea de crecimiento ha sido un poco más larga de lo esperado en un inicio, pero a ocho años de su apertura espera sacar pronto una franquicia al mercado. “Mi experiencia es que cada vez eso está más abierto, a la gente no le da miedo hablar de esas opcio­nes, porque finalmente te refieren a la vejez y a la muerte. Los temas de tanatología también ya son mucho más escuchados”, opina Portillo Acosta.   Gadgets para la salud Con los años van mermando las capacidades físicas y en conse­cuencia las personas tienden a ser menos independientes, por tanto necesitan utensilios y equipos adaptados que les faciliten las actividades diarias, como vestirse, comer o moverse. Enrique Hernández identificó esa necesidad en una investiga­ción de mercado y en 2008 fundó Vida Abuelo. En un principio sólo tenía una página web desde la que recibía pedidos y, tras el depósi­to, enviaba los artículos; en 2010 incorporó el recurso del comercio electrónico. “A veces pienso que entramos de­masiado pronto, pero nos subimos a la ola desde el inicio”, reconoce. Lo cierto es que ahora el negocio cuenta con 14 tiendas físicas fran­quiciadas y dos propias, y abrirá una más. Su mercado son las ciudades grandes y medias, como Ciudad de México, Monterrey, Guadalajara, Chihuahua, Juárez y Mérida, entre otras. Su público meta son las clases media y alta. La tienda comenzó con barandales para cama o sillas de ruedas eléctricas, pero ahora cuenta con herramientas que ayudan a subir y bajar el pantalón, abotonarse la camisa o ponerse los calcetines. Incluso ofrece platos, tenedores y vasos especiales, o artículos para el aseo, como esponjas con mangos largos. La tercera edad no es un merca­do desaprovechado en México, en opinión de Hernández. “Apenas va empezando el crecimiento fuerte del adulto mayor, incluso nosotros lo vemos con nuestros productos, cada vez hay más clientes en las tiendas, cada vez hay más cultura del adulto mayor y ese valor total del mercado cada año va a ir in­crementando considerablemente”, comenta. Comenzará a crecer la tasa de adultos mayores y por lo tanto Hernández espera ver un mayor número de productos para la tercera edad, tal y como hoy existen para bebés o jóvenes.

 

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