Por la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) supimos en 2019 que 18 marcas de atún envasado vendían productos hechos a base de soya y no lo advertían en su etiquetado. Por esta agencia federal del gobierno de México nos enteramos en 2021 de que por cada 100 gramos de sopa Maruchan Instant Lunch solo 4 son de vegetales, y por esa institución también conocimos en el presente año que algunas marcas de pastelillos mienten en su etiquetado y sus productos tienen más cantidad de azúcares de lo recomendado en la ingesta diaria.

¿Pero de dónde surgió esa información? En el número 14 de la calle Alemania, en la colonia Parque San Andrés, alcaldía Coyoacán de la Ciudad de México, se ubica el Laboratorio Profeco, donde decenas de técnicos desentrañan el contenido de productos que ingerimos y usamos día a día, como mezcales, pastelitos, leche en polvo, televisores, freidoras de aire, baterías portátiles, toallas de baño y un largo etcétera. Entre probetas, matraces, densímetros, osciloscopios, multímetros y otros equipos, estos analistas realizan estudios de calidad todo el año.

Forbes México recorrió los pasillos del Laboratorio Profeco, el lugar donde se elaboran los estudios de calidad que en muchas ocasiones incomodan a las marcas. Dichos estudios se publican mes con mes en la Revista del Consumidor. En la edición de marzo, por ejemplo, se dará a conocer un estudio que examina diferentes marcas de mezcales para conocer si realmente cumplen con el grado de alcohol que mencionan en sus etiquetas. En abril saldrá a la luz el estudio de calidad correspondiente a leche de fórmula para bebés y ya está en desarrollo otro sobre colágeno.

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Pruebas de sustancias en el Laboratorio Profeco. 16 de febrero 2022. Foto: © Andrea Gama Del Valle.

El terror de las marcas

“Nuestro objetivo es que a través de estos estudios de calidad los consumidores puedan conocer cómo se están comportando cada uno de los productos que analizamos, que estén cumpliendo con la normatividad vigente y con las medidas de seguridad”, comenta la directora del Laboratorio Profeco, Maricela Juárez Herrera, en entrevista. Los resultados de los estudios de calidad suelen traducirse en anuncios de retiro del mercado de productos que no cumplen con la normatividad aplicable, lo que a su vez deriva en roces con algunas de las marcas afectadas.

Sin embargo, explica la directora, los fabricantes de la muestra de productos que es seleccionada para cada estudio de calidad no son ajenos al proceso, pues son previamente notificados de que su producto será sometido a una evaluación en el Laboratorio de Profeco. “Después de que termina el estudio se les dan a conocer los resultados. Puede haber alguna argumentación por los resultados que les mostramos y un espacio para que presenten evidencias técnicas”.

Las pruebas que ofrece el fabricante son analizadas también por los investigadores de Profeco.

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Etiquetados dentro del laboratorio. 16 de febrero 2022. Foto: © Andrea Gama Del Valle.

Las marcas señaladas en los estudios de calidad reaccionan de manera diferente a los resultados. Ha habido quienes recurren al proceso legal por sentirse afectados, pero otros “se acercan a nosotros —dice Juárez Herrera— para decir ‘bueno, tengo estas fallas, qué puedo hacer para mitigar ese error’”.

Aun en este último caso, precisa la directora, los resultados del estudio de calidad se difunden de manera íntegra en la Revista del Consumidor, pero en una edición posterior se publica una aclaración de que tal marca modificó el producto evaluado.  

El engaño del atún

Los estudios de calidad nos han servido mucho para que descubramos algunos incumplimientos”, dice la directora del Laboratorio Profeco y trae a la conversación el caso del atún. En marzo de 2019, la Revista del Consumidor difundió el estudio de calidad (que se elaboró del 5 de octubre al 14 de diciembre del año previo) correspondiente a 57 marcas de atún envasado, encontrando que 18 de ellas contenían soya sin que el etiquetado especificara la cantidad de la misma. Los resultados tuvieron mucha repercusión entre los consumidores.

“En una de las presentaciones analizadas —Atún aleta amarilla con proteína de soya en agua y aceite, Aurrerá, con contenido neto 140 gramos y masa drenada 100 gramos— se encontró hasta 62% de soya en masa drenada, por lo que se puede establecer (en este caso) que el consumidor no está adquiriendo atún, sino soya con atún”, apuntó la Profeco en un comunicado de prensa dado a conocer en su portal institucional el 4 de marzo de 2019. Las 18 marcas analizadas registraron presencia de soya entre 1 y 62%, sin que lo informaran en su etiqueta.

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16 de febrero 2022. Foto: © Andrea Gama Del Valle.

“En el caso de la norma que regula el atún tenía algunas deficiencias. A través del estudio fue que dijimos ‘encontramos esto y la norma está un tanto holgada’. Buscábamos cerrar esa parte que veíamos como hueco. Hicimos la propuesta de norma y empezamos a trabajar con la Dirección General de Normalización y afortunadamente salió la norma y ahora sí vemos que el etiquetado ya dice realmente cuánto tiene de contenido de atún y cuánto tiene de soya”, comenta la investigadora.

La encargada del Laboratorio de Profeco asegura que la mayor relevancia de la actividad que realizan es que, además del respaldo para el consumidor en cuanto a la información, también logran que los fabricantes hagan los ajustes necesarios para que el producto que venden sea realmente lo que dicen que es.

“Todos somos consumidores, el beneficio es para todos”, expresa Juárez Herrera. Se educa y empodera al consumidor con información sobre el etiquetado y contenido de los productos para que tome una decisión más informada, subraya.

¿Qué nos metemos al cuerpo?

Esa es una de las preguntas que busca responder una de las áreas que conforman el Laboratorio Profeco: alimentos y fisicoquímica. La encargada de esta sección es María Velasco Rodríguez, quien en entrevista con Forbes México refiere que el enfoque de los estudios de calidad es determinar que los productos que ingerimos sean seguros en términos de salubridad y veraces en cuanto a la información nutrimental que dicen aportar. Al momento del recorrido, una parte del equipo de 12 técnicos que conforman esta área estudiaban leche de fórmula para bebés.

Entre matraces, tubos de ensayo, probetas y otros equipos de laboratorio, los analistas trabajan para determinar la cantidad de proteínas, vitaminas y minerales que contienen decenas de marcas de leche de fórmulas para bebés. Las marcas se eligieron como lo hace cualquier consumidor, ataja Velasco Rodríguez: se compraron en supermercados, farmacias y tiendas de autoservicio distribuidas en todo el territorio de la Ciudad de México. “Compramos sin seleccionar una marca en especial. Así aplica para cualquier otro producto que estudiamos”.

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16 de febrero 2022. Foto: © Andrea Gama Del Valle.

Con un ácido, uno de los analistas convertirá una muestra de la leche en polvo para lactantes en un líquido que posteriormente ingresará en un destilador de proteína para saber la cantidad de este nutriente contenida en cada marca.

Desbaratamos el alimento para decir de qué está compuesto, aquí verificamos que, si el producto dice que tiene 10% de proteína, cumpla con esa cantidad. O si la norma pide que tenga 10% de proteína, cumpla con eso”, explica Velasco Rodríguez.

En un área contigua, de acceso controlado, se analizan las condiciones de salubridad del producto

En fórmulas para lactantes verificamos también salmonela y otros patógenos. Ya con los resultados decimos que es sanitariamente adecuado. Así también con jamones, quesos o cualquier otro producto que se analice en términos sanitarios.  El área de evaluación sanitaria es cerrada, con condiciones ambientales y de salubridad adecuadas y controladas, con lámparas de luz violeta, equipos esterilizados. Se crea un ambiente seguro para el analista como para que no haya una contaminación del alimento (que se estudia)”, abunda.

El Laboratorio Profeco no deja de hacer estudios de calidad en ningún momento del año. Estos son programados de manera anual y varios pueden ser incluidos ya sea por tendencias de consumo o por denuncias recibidas.

Aun cuando ya están en la fase final del estudio de calidad para leche en fórmula para bebés, que será publicado en abril, ya iniciaron otro estudio sobre la presencia de azúcares en colágeno. Incluso hay rastros del estudio anterior que se publica este mes en la Revista del Consumidor: los grados de alcohol en diferentes marcas de mezcal.

En el caso del mezcal, se destiló la bebida para quitarle azúcares u otros ingredientes. Una vez destilado, se ingresó el líquido a un densímetro digital para determinar el grado alcohólico y verificar la veracidad de la etiqueta. Después se metió a un cromatógrafo para obtener un perfil de los componentes volátiles, que deben estar presentes en las bebidas alcohólicas, pero con un límite máximo establecido por la NOM-070SCFI-201, por ejemplo, metanol, que no puede sobrepasar un cierto grado porque puede provocar daños a la salud como ceguera.

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Área físico-química. 16 de febrero 2022. Foto: © Andrea Gama Del Valle.

“También alcoholes secundarios deben tener un máximo, pero son característicos de la bebida, si no los encontráramos por ejemplo en un mezcal, no estaríamos hablando de un mezcal, estaríamos hablando de un alcohol. Son característicos de la bebida, pero deben tener un máximo para que no generen un daño a la salud”, detalla Velasco.

En el estudio se analizaron 36 marcas diferentes de mezcal, y se encontró que uno no cumplió con los componentes volátiles para ser llamado mezcal, otras no declararon adecuadamente su contenido de alcohol.

Electrónicos bajo lupa

En el área físico-tecnológica, los aparatos electrónicos de todo tipo suelen exhibir sus entrañas. Actualmente diferentes baterías portátiles están bajo una lupa trinacional: México, a través de la Profeco; Estados Unidos a través de la Comisión de Seguridad de Productos del Consumidor, y Canadá a través de Health Canada, realizan un estudio sobre los riesgos a la seguridad de los usuarios de las baterías portables. Carlos Cárdenas Ocampo, director del área, dice a Forbes México que la investigación está en desarrollo y todavía no cuentan con resultados.

Esta área trabaja en estudios de desempeño y de seguridad. Un ejemplo del segundo tipo de estudio fue el de las freidoras de aire, un electrodoméstico que se puso de moda en los últimos años.

“Es un producto relativamente nuevo en el mercado y que desconocíamos tanto el nivel de desempeño que puedan tener, pero también si había riesgos o no de seguridad hacia el usuario, que no los hubo afortunadamente, estamos hablando de productos que ya están muy normados a nivel a internacional”, detalla Cárdenas Ocampo. Los resultados se publicaron en la edición de enero de este año.

Las pruebas de desempeño se enfocan en analizar la función principal del producto. “Si es un televisor, una pantalla LED, por ejemplo, analizamos que reproduzca de manera adecuada los colores, las formas, el sonido y se identifica si hay alguna referencia normativa en cuanto a calidad (…) si es una licuadora, que licue bien; si es una freidora, que cocine correctamente los alimentos con la menor cantidad de energía. Ese es el enfoque para calidad”.

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Área de salubridad. 16 de febrero 2022. Foto: © Andrea Gama Del Valle.

Para seguridad es diferente, hay normas que debe cumplir cualquier producto, un electrodoméstico, una plancha, una licuadora, o un electrónico como una pantalla LED, deben de cumplir con esa normatividad que va muy enfocada a los riesgos que pudiera haber en la fuente de alimentación, riesgos mecánicos, de incendios”, puntualiza Cárdenas Ocampo, quien por otro lado destaca que nada de esto sería posible sin equipos perfectamente calibrados.

Cada año mandamos a calibrar nuestros equipos con un proveedor. Nos emiten un informe de calibración en el que nos indican cuál es el error que brindan esos equipos. Esa diferencia sí está dentro de las tolerancias, nos indica que las mediciones que obtengamos son confiables y son bastante cercanas a un valor verdadero. Los equipos que empiezan a desviarse mucho (en el margen de error), los tenemos que dar de baja porque ya no son confiables”.

Pinturas e impermeabilizantes son sometidos a pruebas de interperismo acelerado, por ejemplo. En el área donde se realizan estos trabajos “se tienen condiciones de humedad y temperatura controladas. A diferencia del área electrónica donde no afecta realmente el que se tenga más o menos temperatura, aquí sí. Si tengo más calor o menos calor, me va a afectar el tiempo de secado de las pinturas y el comportamiento de las mismas”.

En esa área, un ingeniero se cerciora de que, por ejemplo, si un impermeabilizante ofrece una durabilidad de 10 años, efectivamente cumpla con ello. Incluso, al ser un laboratorio certificado, ofrecen estudios de calidad externos. “Los clientes nos traen sus productos para verificar que cumplan con su control de calidad. En este caso, tardamos alrededor de dos semanas (en concluirlos)”, asevera Cárdenas Ocampo.

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Área físico-tecnología. 16 de febrero 2022. Foto: © Andrea Gama Del Valle.

La directora del Laboratorio Profeco insiste en que el objetivo es empoderar a los consumidores para que tomen decisiones informadas, pero reconoce que esto incomoda a algunas marcas.

Ha habido situaciones en las que los mismos fabricantes meten sus denuncias o quieren hacerlo de manera legal. Adelante, somos una institución transparente. Sí puede darse algún tipo de situación un poco tensa, pero se culmina en que muchos de los fabricantes aceptan lo que tienen que cambiar y hacen sus cambios”, remarca Juárez Herrera.

Otros, antes de publicar el estudio ya están haciendo sus cambios y quieren evitar que se publique el estudio. No se acepta por parte del procurador, pero en la siguiente revista anunciamos (que) tal fabricante ya hizo sus modificaciones. Se trata de dar transparencia, no de castigar, sino de asegurar al consumidor y fomentar buenas prácticas en los fabricantes”, agrega la encargada del Laboratorio Profeco que de vez en cuando incomoda a las marcas.

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