El crecimiento de México sigue una trayectoria inercial y la desaceleración parece haberse convertido en una constante. ¿El gobierno ocupa adecuadamente las estrategias a su alcance para evitar el estancamiento de la economía? ¿Qué podría hacer mejor?   Con un crecimiento estimado de 2.5% para fin de año, México acumularía en 2015 un avance por debajo de su potencial. En la primera mitad del sexenio, la administración actual habrá logrado un crecimiento promedio de 1.9%, apenas ligeramente superior al 1.84% del sexenio de Felipe Calderón, pero inferior al promedio reportado durante la administración de Vicente Fox (2.13%). ¿Qué impide que la economía mexicana avance aun cuando se lograron reformas estructurales históricas? En un principio están las condiciones adversas al exterior del país: Estados Unidos,  aunque crece, lo hace demasiado lento. Esta condición se refleja en la industria mexicana, pues el destino de 80% de las exportaciones es el país vecino. Por otro lado, el precio del petróleo ha jugado en contra de todos los pronósticos, pues pasó de un promedio superior a 100 dólares en 2013, a un promedio de 40 dólares, lo cual ha mermado los recursos con que cuenta el gobierno y ha generado recortes al gasto público. En ese sentido se da el debate sobre la efectividad y el uso de las herramientas que existen para estimular el crecimiento, una discusión en que las opiniones están divididas. “Valoramos mucho la estabilidad que caracteriza a México y las medidas tan proactivas que toma en momentos de dificultad para poder mantener la estabilidad. Hay muchos mexicanos que valoran más la estabilidad que un crecimiento acelerado. Los periodos de alta inflación y devaluaciones profundas en el pasado hacen que la gente aprecie más la estabilidad económica, aunque a veces traiga un crecimiento económico menor”, dice Víctor Herrera, director de la calificadora S&P en México. Sin embargo, aunque la prudencia sea un factor positivo para mantener el equilibrio macro, es cierto que se debe trabajar en un crecimiento más acelerado, con mayor valor agregado en los bienes que se producen y una mayor productividad. “Los indicadores de consumo muestran avances, y eso se lee como señales de recuperación, pero no hacemos escrutinio del valor agregado. El consumo puede ser una cifra alentadora, pero hay un componente importado muy alto; eso nos indica que tenemos un crecimiento meramente inercial”, explica Raymundo Tenorio, director de las Carreras de Economía de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey campus Santa Fe. Si el consumo aumenta, por ejemplo, por la compra de autos, entonces es un indicador poco relevante para el desarrollo de la economía si esos vehículos son importados. “En promedio –explica el académico–, 51% de los bienes de consumo final son bienes de importación. Cuando un mexicano compra hortalizas o carne, el componente de importación es bajo, pero si hablamos de calzado, papelería o muebles, el componente de importación es muy alto. Tenemos un grave problema de cuantificación.”   ¿Qué puede hacerse mejor? El gobierno tiene a la mano algunas estrategias y herramientas que ha utilizado para estimular el crecimiento, pero las medidas que ha tomado no lucen, en todos los casos, como las más adecuadas. Aquí los pilares básicos:
  • Política fiscal: Como resultado de la reforma fiscal, la inversión privada tuvo un retraso que se reflejó en el avance económico del año pasado. En lo que va de 2015, el pago del Impuesto Sobre la Renta ha aumentado 44% entre las personas morales. “Los empresarios saben que hay un impacto fiscal, y eso retrasa la inversión y la generación de empleos. El aumento de la presión a los contribuyentes puede ser un factor en contra del crecimiento”, dice Tenorio.
  • Política monetaria: En opinión del catedrático del Tec de Monterrey, la política monetaria se ha manejado a favor del crecimiento, y aunque la economía no dé señales de que sea buena noticia un endurecimiento de tasas, el Banco de México deberá seguir a la decisión de la Reserva Federal, lo que implicará un impacto que, según lo que se prevé, deberá ser moderado.  “Hemos estado en situaciones mucho más adversas de las que tenemos. México ya no es una economía tan dependiente del petróleo. El gobierno sí es muy dependiente del petróleo en su presupuesto, pero como país ya tenemos otra capacidad de manejo de estas volatilidades que no teníamos hace apenas 10 años. Sí estamos mejor posicionados”, dice Víctor Herrera.
  • Desigualdad: En su última visita a México, el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz dijo que la desigualdad es uno de los principales problemas para generar desarrollo económico, sobre todo en un país donde hay más de 52 millones de personas en situación de pobreza. En este contexto, Raymundo Tenorio opina que la estrategia de combate a la desigualdad debe dejar de lado la idea de repartir la riqueza y enfocarse en dar incentivos a los pobres para que generen riqueza.
  • Reformas a tiempo: La reforma energética se puso en marcha en un momento de desplome de los precios del crudo y en que las compañías analizan cuidadosamente cada dólar de inversión, lo que podría generar una demora en la llegada de inversión.  Aunque siempre es mejor que los cambios se den a que no ocurra nada, es importante dar celeridad a la discusión de reformas prioritarias. “La reforma energética se demoró por una cuestión de enemistad política. Es importante que los partidos realmente discutan y aprueben los cambios necesarios de manera oportuna”, dice Tenorio.
  • El manejo de la ‘bomba’ de pensiones: Durante 2015, el Poder Legislativo discutirá una reforma al sistema de pensiones. Entre los principales cambios destaca un mejor régimen de inversión para las administradoras de cuentas individuales. Sin embargo, se deja de lado el aumento en la aportación del trabajador a su cuenta, un problema considerable, pues con el sistema actual los trabajadores recibirán apenas 30% de su salario al jubilarse. “El sistema de pensiones es uno de los principales pendientes para garantizar la sustentabilidad de la economía a largo plazo. Si se logra una corrección exitosa podremos tener un esquema sano de pensiones; de lo contrario, el gobierno se verá inmerso en un gasto cada vez más fuerte por tener que proveer apoyos del gasto corriente”, advierte Carlos Bernal, presidente de la Asociación Mexicana de Afores (Amafore).

 

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