Sólo 3% de los inversionistas de riesgo en Estados Unidos son mujeres, pero la tendencia apunta a un cambio en la marea.     Por Hollie Slade   BlackLine Systems, la plataforma de software de contabilidad que montó y dirige Therese Tucker tiene 220 millones de dólares (mdd) para crecimiento en sus arcas gracias a su éxito —y al paternalismo del club de caballeros de Sand Hill Road, el polo de fondos de inversión de riesgo de Silicon Valley—. En 2008, cuando necesitaba fondos, presentó su negocio a esos inversionistas, una profesión dominada en 96% por hombres. Uno de ellos tenía algunas ideas sobre cómo mejorar su compañía, entre ellas, despedirla. “Has hecho un buen trabajo hasta ahora, nosotros nos encargaremos a partir de aquí”, le dijo despreocupadamente un socio mientras examinaba los resultados de la compañía. BlackLine se había hecho de clientes como Boeing, Northrop Grumman y Costco, creciendo 50% o más al año sus ingresos de 8 millones. Tucker se reunió con el CEO “rockstar” de un fondo que había vendido su compañía a SAP. Durante una comida en un exclusivo restaurante italiano en Los Gatos, el CEO despotricó sobre “su esposa trofeo, 20 años más joven y muy atractivo, y la casa en la que estaba poniendo a millones de dólares” recuerda Tucker. Él no hizo una sola pregunta acerca de la compañía que ella había fondeado con sus propios recursos, no sobre el software que había diseñado luego de pasar años como directora de tecnología de SunGard Treasury Systems. El verano pasado, Tucker volvió a Sand Hill Road por dinero. Pero esta vez no se reunió con ningún hombre, en cambio, se encontró con una mujer, la directora general de Silver Lake Partners, la banquera de inversión, abogada y ejecutiva principal de la firma, para vender una participación mayoritaria en BlackLine. Y sí, Tucker seguía dirigiendo la compañía. Muchas otras mujeres empresarias han tenido una experiencia similar. Sólo el 4.4% de los capitalistas de riesgo activos son mujeres, según los analistas de Pitchbook que recientemente hicieron los cálculos para Forbes. Cuando echas un vistazo a las mujeres en los brazos de inversión de capital riesgo corporativos (como Intel y Cisco), el número de inversionistas de sexo femenino es aún más reducido, de cerca de 3%. De hecho, la cantidad de mujeres que financian nuevas empresas es casi igual que el de mujeres que trabajan en industrias como la minería de carbón. Sin embargo, hay razones para ser optimistas. Tres prominentes mujeres VCs han dejado recientemente prestigiosas firmas para actuar por cuenta propia. Aileen Lee comenzó Cowboy Ventures en 2012. Antes de Cowboy colaboró en Kleiner Perkins desde 1999. En febrero, Theresia Gouw y Jennifer Fonstad comenzaron Aspect Ventures, saliendo de Accel y Draper Fisher Jurvetson, respectivamente. Sumados, sus tratos alcanzan los 10,000 millones en valor de mercado público, han ejecutado 15 operaciones de Fusiones y Adquisiciones y  gestionado 300 rondas de levantamiento de capital. “Creo que eso es de verdad una buena señal”, dice la veterana inversionista de software empresarial y cofundadora de Hummer Winblad Venture Partners, Ann Winblad. “Ellas tienen su propia credibilidad, reputación, y tienen su propio dinero.” A pesar de que 60% de las pequeñas empresas en Estados Unidos fue fundado o cofundado por mujeres, sólo el 7% de los fondos de capital de riesgo son dirigidos por mujeres, según Fiona Murray, Decano Asociado de Innovación en el MIT. “Para mí no es una sorpresa que la gente tienda a conocer a otras personas similares a ellas”, dijo Theresia Gouw en la Cumbre Forbes de Mujeres Poderosas, en mayo pasado. “Hay muchos estudios en ciencias sociales que lo muestran. Así que el número de mujeres en puestos directivos y de decisión en la mayoría de los fondos de inversión de riesgo es muy pequeño.” “Eso se debe a que esos puestos son ocupados usualmente por varones blancos que fueron a las mismas cinco o seis escuelas y que tienen redes muy profundas que involucran a personas que se parecen mucho a ellos”, dijo. “Así que estoy feliz de decir que, en mi carrera en inversiones durante los últimos 15 años, una de cada tres —ojalá fuera del 50%—, de mis empresas tienen mujeres fundadoras o cofundadoras.” Es un problema de procesos, opina Gouw, pero los números se están moviendo en la dirección correcta en el lado de los emprendedores. “Nosotros no usamos un estándar diferente para el financiamiento de mujeres frente al de hombres”, dice Winblad. “Es realmente duro construir grandes productos, iniciar grandes empresas y hacerlas crecer crecer.” Winblad fondea empresas de software, que están fuertemente dominadas por hombres porque pocas mujeres siguen carreras de STEM (siglas en inglés para ciencias, tecnología, ingenierías y matemáticas). “Desde el punto de vista de las empresas que financiamos, la mayoría de las empresas son cofundadas por un equipo de ingenieros, de los cuales al menos uno de ellos cuenta con una maestría. Sólo alrededor del 20% de los grados de maestro son obtenidos por mujeres. Cuando nos fijamos en la ruta que tomamos estamos tratando con un número mucho menor, ése ese es el verdadero desafío en el fondeo a mujeres”, afirma. ¿Cómo haces carrera en capital de riesgo? “Si de verdad quieres ser inversionista tendrás que correr el riesgo de ser empresaria”, dice Winblad. “Realmente tiene que disfrutar del placer y el dolor de la fundación de la empresa, necesitas conocer el interior del auto antes de que poder conducirlo y aprender a conducirlo antes de abrir una fábrica de automóviles.” Tener una formación en STEM es la razón por la que Rebecca Lynn eligió convertirse en inversionista de capital riesgo y no optar por una carrera como artista. Como socia de Canvas, ​​Lynn se enfoca en servicios financieros móviles, salud digital y SaaS. “Es algo muy solitario, así que espero que otras mujeres se unan a nosotras”, dice. “Es realmente una carrera fenomenal.” “Tengo tres hijos y he considerado quedarme en casa porque me encanta estar con ellos, pero dos son mujeres y es importante para mí que me vean como un modelo a seguir exitoso. Es importante para mí que sepan que también pueden lograrlo”, dice. Encontrar la manera de estar a cinco minutos de la escuela y a cinco del trabajo le ayuda a tener la flexibilidad necesaria para mantener las cosas equilibradas. Es importante ser positiva acerca de ser diferente en vez de retraerse o sentirse desanimada, dice Anjula Acharia-Bath, fundadora de Desi Hits, que también invierte en nuevas empresas como The Muse, The Hunt y ClassPass junto a celebridades como Tyra Banks y Ashton Kutcher. Como empresaria exitosa del sur de Asia, ella es invitada con frecuencia a desayunos exclusivos para mujeres, lo que ella piensa que puede convertirse rápidamente en algo desalentador. “Una cosa es que seas mujer, que seas una minoría es otra y una más es que no seas egresada de una escuela de la Ivy League. Cuando yo iba a todos estos desayunos podría salir pensando que tenía todas estas cosas en mi contra y que nunca sería capaz de recaudar dinero y que me sería muy difícil.” “Pero yo no las veo como algo en mi contra, sino como cosas positivas que me hacen sobresalir y hacen que la gente me recuerde, en muchos de estos desayunos siempre traté de desviar la conversación hacia algo muy positivo y compartir consejos de cómo recaudar fondos efectivamente en lugar de enfocarme en lo difícil que es y los problemas que rodean a ese proceso.” Su lema es: “No te enfoques en ellos, no en él, no te molestas, no te pierdas en ello porque una vez que le prestas atención se convierten en una realidad.”

 

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