El año inicia con reflectores, y la pasión es parte de la ecuación. Los Golden Globes e inclusive el World Economic Forum en Davos, Suiza, que está por iniciar, son ejemplos en los que distintas figuras aprovechan para dar voz a causas que les apasionan profundamente. La pasión y el propósito son dos elementos clave de las marcas personales, sobre los cuales pocas veces se habla. Si la pasión es, un sentimiento capaz de dominar la voluntad, perturbar la razón y darnos la energía que nos mueva hacia nuestro propósito, la podemos capitalizar para nuestra marca personal. Pero, necesitamos 1, tener claro a dónde vamos, y 2, saber qué es lo que nos hace hacer lo que nos gusta, es decir, identificar la pasión subyacente. Sin claridad en estos dos puntos, el diseño de cualquier marca personal, es mediocre. Al trabajar en el diseño de marcas personales, es común encontrar que muchos ejecutivos de muy alto nivel carecen de claridad sobre el rumbo que como marcas personales quieren tomar. Con frecuencia pareciera que “son” el puesto que tienen, más no, la persona que ocupa el puesto. Más allá del juego de palabras, tiene un impacto significativo lo anterior. Vemos que son pocos CEOs los que abiertamente abanderan una causa, y menos aún, los que han sabido separar la causa personal que les apasiona, de aquella que la organización promueve. El pretexto es que, al ser la cabeza de una organización, su voz como personas, se pierde o confunde con la voz de la organización. Hace unos días leí un artículo en HBR que me hizo pensar mucho sobre la importancia del activismo de los CEOs. Para ser un CEO activista, primero necesitarían asumirse como personas apasionadas con una causa que los acerca a su propósito, y no únicamente como cabeza de organización estableciendo y timoneando el rumbo estratégico de sus empresas. Abanderar causas, se ha convertido en buen marketing para muchas empresas, desde la venta incremental hasta el atraer talento millenial. Sin embargo, una organización apasionada y comprometida con una causa, se nota. La cultura de responsabilidad social se permea a toda la organización. Se viven los valores de la causa, y es visible tanto para empleados, como para clientes y accionistas. Lo mismo a nivel personal. Si te apasiona algo verdaderamente, se nota; te suma como marca personal, y sobra decirlo. Alguien apasionado con lo que hace, pero más con las causas que apoya, desde mi perspectiva, es Oprah. Oprah tan solo hace unos días, pronunció un discurso de aceptación al recibir el reconocimiento Cecil B. de Mille en los Golden Globes. Filántropa que ha abanderado distintas causas, algunas de ellas, al dar voz a bebés, niños y mujeres abusados de distintas formas, aprovechó la oportunidad y la plataforma para darle voz a un tema que verdaderamente le apasiona y por ende la mueve a actuar. Estamos a tiempo para hacer un buen ejercicio de introspección y aclarar el propósito y visión que tenemos de nosotros mismos, así como la pasión que nos mueve a alcanzarlo. Los beneficios de tener lo anterior claro, se verán reflejados tanto en el fortalecimiento de tu marca personal, y por ende en tu vida profesional y personal. Finalmente, recuerda que, todo lo que hacemos y lo que dejamos de hacer, manda un mensaje sobre nosotros.   Contacto:
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