A pesar de las acciones emprendidas por Andrés Manuel López Obrador para generar expectativa sobre la siguiente administración, han comenzado a surgir algunos temas que pueden opacar la forma en que se ha buscado mantener una postcampaña, que permita seguir generando apoyo y ánimo, al mismo tiempo que mantiene vivas las promesas más relevantes de la contienda presidencial. Sin embargo, los riesgos asociados a dicha estrategia son altos, debido a que pueden contradecir los apoyos de ciertos sectores, antes de que efectivamente comience el periodo legal. La prisa por designar a un gabinete, así como a responsables de actividades específicas, delimitar principios rectores de política pública, además de plantear temas que marcarán la pauta de la administración pública, buscaba mantener el control de la agenda pública justo después del proceso electoral, pero los temas se acaban, así como la novedad, surgiendo las preguntas que, entonces, desmantelan los argumentos generados en torno a ellos, mostrando posibles contradicciones, obligando a ajustes en el discurso. Ante el rechazo a los gasolinazos, se planteó la posibilidad de que la gasolina mantenga sus niveles actuales ajustando por el dólar, precios internacionales e inflación; ante el tema del aeropuerto, se planteó la intervención de un grupo de expertos y una consulta popular que no es viable legalmente; ante el tema de corrupción, ni se ha mencionado al sistema nacional anticorrupción, ni ninguna otra acción pública; ante la reforma educativa, habrá cambios de fondo, pero la evaluación que era el aspecto más álgido de la discusión, se mantiene. Así como estos, podemos mencionar muchos otros aspectos que ubican el espacio discursivo y de acción de la siguiente administración. Tal vez, el elemento que ha puesto en crisis dicha posición es el uso del fideicomiso para apoyar a los damnificados del 19 de septiembre, mismo que fue usado de manera ominosa, por decir lo menos, y que fue demostrado por el INE, mismo que desde la elección había sido alabado por propios y extraños, debido a un resultado que suspendió cualquier evaluación sobre lo que realmente pasó en la elección. Los argumentos regresaron al contexto de la campaña, donde sin poder negar lo que ocurrió, se acusó una revancha por parte de quienes días antes habían sido elogiados. Sin negar la acusación sobre la operación del fideicomiso, se buscó echar abajo la investigación bajo el supuesto de la incompetencia del INE para realizarla. El clímax, fue la carta a Donald Trump en donde en el último párrafo afirma que “ambos sabemos cumplir lo que decimos y hemos enfrentado la adversidad con éxito”, auto ubicándose no únicamente en el nivel de él, sino asumiéndose en el contexto de la posición política del mismo Trump, rondando no únicamente un espacio de conservadurismo, haciéndolo evidente con el principio de que la mejor política exterior, es la política interior, echando por la borda la argumentación previa. Si lo que se buscaba era generar empatía, se logró fundamentalmente una posición de presunción y alineamiento que, lejos de generar un efecto de involucramiento, establecerá retos importantes para el trato con otros actores políticos. Todo esto ha tomado sólo tres semanas desde la elección, sin que haya alguna otra experiencia similar pues, incluso, cuando Carlos Salinas ganó la presidencia no hubo tantos anuncios, ni podría haberlos. AMLO comprendió que el control de la agenda pública es fundamental, pero hasta ahora comienza a generar una sobresaturación de la misma, lo que puede generar un efecto negativo sobre la expectativa de su administración entre sus votantes, pues la verdadera batalla no está únicamente en los medios, sino en la operación real del gobierno y, para eso, aún faltan 4 meses, tiempo en que el “mandato democrático” puede agotarse ante la exigencia de resultados concretos y ahí, el argumento del complot ya no será efectivo.   Contacto: Twitter: @aglopezm Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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