Las compras en la red sin una seguridad adecuada nos dirigen hacia la tienda de los cibercriminales. ¿Cómo evitarlo? ¿Cómo protegernos?       Por Humberto Bortoni, Blue Coat.     Hablar de comprar nunca es hablar solamente de compras. Cualquiera que se halla parado ‑el pasado mes de diciembre o a principios de enero‑ en una tienda, tianguis o mercado, lo ha experimentado en carne propia. Comprar es un acto que rebasa por mucho la transacción de intercambiar dinero por mercancía. Comprar implica estar expuesto a una cantidad infinita de información y ser victima de un sinfín de esfuerzos de seducción y exposición a la mirada atenta de quienes buscan sacar algún provecho a expensas de uno. Las ventas en línea han aumentado considerablemente y es una versión aparentemente más cómoda que la visita a un centro comercial o una tienda. Se estima que para el 2016 las ventas en línea aumentaran en un 15% en comparación a lo que representaron en 2012. Esto significa que cada comprador en el 2016 gastará más en promedio de lo que gastaba en el 2012. Un 44% de aumento. También implica una serie de riesgos y desventajas, ya que ingresamos información sobre nuestras cuentas bancarias y nuestras preferencias, lo que deja un antecedente de información interesante para los cibercriminales. A continuación algunos datos sobre el perfil del comprador en línea:
  • Los hombres son más propensos a navegar por los sitios de internet para encontrar lo que están buscando.
  • 42% de los compradores en línea pagan con tarjeta de crédito, 29% con tarjeta de débito, 16% utilizan una forma alternativa de pago, 7% con tarjeta de prepago o certificado de regalo y 6% tarjeta de crédito de la tienda en la que están comprando.
  • 42% de las personas que compran en internet lo hacen porque piensan que hay mejores precios en línea.
  • 45% de las personas nacidas entre 1980 y el año 2000 (la generación Y o la generación del Milenio) pasan más de una hora en sitios web de compras.
  • Las madres nacidas en esta generación pasan 17.4 horas a la semana en redes sociales (cuatro horas más que el resto de las madres).
Estos datos, más allá de resultar curiosos, se antojan inútiles. Sin embargo, revisándolos bien podemos ver que implican el movimiento no sólo de grandes sumas de dinero, sino de una inmensa cantidad de información. Pagar, el inevitable acto que pone punto final a toda transacción comercial, en el mundo actual deja huella. Basta dar un vistazo a nuestro día a día. Pensemos en cuántas veces firmamos por una compra que pagamos con la tarjeta de crédito, ese boucher no es sólo la autorización de la compra, ese boucher es un documento que testifica el registro de lo que compramos, a qué hora lo compramos, en dónde lo compramos, cuánto crédito disponible nos queda en nuestra tarjeta de crédito (o cuánto dinero nos queda en la tarjeta de débito) y es sólo un eslabón en una larga cadena con la que podríamos recrear nuestro recorrido por las calles de la ciudad. Los riesgos que quedan abiertos al efectuar estas transacciones y arrojar más información a las bases de datos de los bancos y negocios donde hacemos las compras, son muchos y muy variados. He aquí algunos números para demostrarlo:
  • 37.3 millones de usuarios en el mundo fueron victimas de phishing (suplantación de identidad). (Esto representa un crecimiento de más del doble de los ataques de phishing en los últimos dos años.)
  • 687 millones de dólares en pérdidas por ataques de phishing en los últimos seis meses.
  • El robo cibernético de bases de datos aumentó en un 69%.
Si consideramos que toda operación que nosotros hacemos en la red, o que al hacerla atraviesa la red (como pagar con la tarjeta de crédito), nutre una base de datos, fácilmente podemos ver por qué es tan importante estar protegidos no sólo como individuos, sino como empresas donde los individuos utilizan la red –entre otras cosas‑ para comprar en línea.     Contacto: Twitter: @BlueCoat       *Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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