El panorama actual es incierto. La pandemia por el COVID19 ha generado impactos sociales y económicos no contemplados. La paralización de prácticamente todas las economías está siendo el inicio de una larga recesión cuya duración y profundidad nadie sabe. Mucho dependerá de las políticas públicas que se instrumenten, enfocadas a preservar los empleos y la viabilidad de las empresas.  

Ante esta perspectiva, ¿qué podemos hacer en nuestras empresas?

Ser rápidos y firmes para actuar. El mercado, los consumidores, la política, todo está cambiando muy rápido sin un patrón predecible. Dada la incertidumbre, las empresas deben ser ágiles “de arriba a abajo” para responder proactivamente a las inquietudes de empleados, accionistas, clientes y proveedores.

Prepararse para la crisis. La capacidad de respuesta se genera cuando se anticipan los peligros. De ahí la necesidad de tener un área responsable de la gestión de riesgos, analizando posibles escenarios y capacitando a los equipos de reacción, para saber cómo actuar en tiempos de crisis.

Capitalizar la tecnología de la información. Las plataformas para la comunicación remota ya existían desde hace algunos años. Sin embargo, nunca pensamos que serían indispensables. Más allá de los costos, hoy es necesario elegir la opción adecuada que nos permita dar continuidad al negocio.

Generar confianza. En épocas difíciles, la empatía se vuelve una necesidad, dentro y fuera de la empresa. Si bien la tecnología nos ayuda a mantener el contacto a larga distancia, también hace que las relaciones humanas sean más frías. Sin eludir las diferencias culturales, las personas necesitan sentirse consideradas.

Invertir tiempo para informarnos. La digitalización, la inteligencia artificial y el big data, ponen a nuestro alcance grandes olas de datos e información. El gran desafío es filtrar la información a partir de fuentes confiables, además de generar y procesar nuestros propios datos, como un nuevo factor clave de competitividad.

Seguir aprendiendo. Así como el mundo está cambiando rápidamente, también los modelos, los estándares y las tendencias de los negocios. Un título universitario ya no es suficiente. La educación continua llegó para quedarse, sobre todo en habilidades blandas. Es parte del crecimiento de cualquier empresa.

Aceptar nuevos paradigmas. El futuro que pensábamos ayer ya no es el mismo que visualizamos hoy. Si ayer decíamos que el mundo era antes y después del Internet, hoy nuestra realidad es diferente después del COVID-19. Ello nos obliga a partir de una nueva perspectiva.

El mundo seguirá cambiando, pero las empresas pueden mitigar la incertidumbre, apoyándose en la información, la prevención. el manejo del riesgo y la empatía. El objetivo es poder actuar de manera asertiva ante escenarios adversos.

* Por la Dra. Claudia I. Ávila Connelly, Directora General de la Asociación Mexicana de Parques Industriales Privados, A.C. (AMPIP).

 

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