El compañerismo juega un papel importante en el terreno futbolístico y empresarial, gracias a que la fortaleza en la relación que exista entre los miembros, será la garantía para alcanzar el éxito. Aquí la continuación de las lecciones de liderazgo para CEOs y entrenadores / Parte I     El futbol es uno de los negocios más redituables a nivel mundial, pero también uno de los más costosos. De acuerdo con un estudio de UBS sobre el impacto económico de la actual Copa del Mundo en Brasil, explica que contando inversión directa, de 2010 a 2014 el desembolso del gobierno brasileño ascendió a los 64,000 millones de dólares. En entrevista con Forbes México, Héctor Quispe, director de Comunicación Integral para el Deporte (CID), explica que “el futbol profesional es una similitud de la vida misma, se trata de una actividad organizada, reglamentada y que en su práctica posee valores que son positivos para el desarrollo integral de quienes lo ejecutan”. El consultor menciona que este deporte que se ha jugado desde la antigua Grecia bajo el lema “Mente sana en cuerpo sano”, cuenta con distintos beneficios como el factor de la superación personal que da el enfoque de la competencia y la promoción de la salud. El compañerismo y la solidaridad juegan un papel importante en el terreno futbolístico y empresarial, gracias a que la fortaleza en la relación que exista entre los miembros de la compañía y el club deportivo, será la garantía para alcanzar el éxito. “También hay un Futbol-Empresa, que es la parte extra cancha, empresarial y administrativa del deporte en el aspecto negocio, que también traslada sus valores fuera del campo, como la ética para preservar el ‘Juego limpio’ o el respeto al adversario competidor; la conciencia cívica de que se trabaja para un público receptor o cliente, y la promulgación del concepto ‘ganar-ganar’ para todos”, detalla Quispe. En Forbes México consultamos a expertos en liderazgo y gestión deportiva, con el propósito de diseñar una estrategia de éxito, basada en lecciones de liderazgo para CEOs y directores técnicos. A continuación, Héctor Quispe nos brinda 10 lecciones de liderazgo que todo entrenador debe aplicar en su equipo. 1.- El entrenador Es el líder de la empresa. Es un tipo que comulga con la visión, misión y valores de la entidad que representa. Su labor es gerencial. Lo ideal es que además de sus conocimientos como instructor especializado también posea un entrenamiento para dirigir equipos de trabajo. Debe contar con habilidades innatas aparte del don de mando: la experiencia previa acorde a las responsabilidades que supervisa, la calidad en su expresión oral para emitir con corrección sus mensajes y no utilizar la coerción, es decir, usar su posición jerárquica para presionar y manipular a sus subalternos. Un líder inspira, no obliga. Es el jefe del barco que siempre trabaja en el cumplimiento de los objetivos y que en una caso extremo de hundimiento, es el último en abandonarlo porque antes rescató a su personal.   2.- Planea en el campo deportivo El entrenador utiliza su experiencia y una investigación minuciosa para cada problema o rival a vencer con el propósito de plantear un plan de acción eficaz. La estrategia es “el qué”, después se entrena y procede a la táctica que es “el cómo”.   3.- Da coaching a tus jugadores En el transcurso de la misión se pueden presentar imprevistos. Un buen entrenador establece, pero también monitorea y evalúa constantemente las variables que se presentan para prever circunstancias de crisis y decidir en el momento indicado si debe presentar ajustes para corregir la ruta.   4.- Fomenta el amor a la camiseta El entrenador es un personaje inspirador que de manera permanente ofrece un mensaje de certeza a sus pupilos, gracias a su visión panorámica de la situación desde su área técnica: el timing o acción, reacción y desarrollo de la planificación en los tiempos adecuados, las circunstancias imprevistas del rival, así como el entorno, manejo de crisis, entre otras. No sólo motiva, incentiva. No sólo dirige, guía. Un porcentaje controlado de pasión lo humaniza y mimetiza con sus jugadores.   5.- Antes de comenzar el juego Antes de jugar, el estratega pone en la mesa su ‘librito’, es decir las reglas del juego y la implantación de un sistema que permita alcanzar los objetivos planteados. En este manual de identidad las disposiciones y correctivos están hechos para todos, sin excepción, y su cumplimiento y ejecución comienzan por él mismo. Acá la clave es: Ser duro con el problema, pero suave con la gente, aunque un regaño paternal también cobija.   6.-  Piensa en tus rivales deportivos   Es el reconocimiento de las propias habilidades y la necesaria comparación con las que posee el rival. Una evaluación honesta permitirá una visión realista del terreno de juego y el sistema a implementar. Sabe que mientras mayor es la competencia, mejor es la oportunidad de crecer.   7.- Cuando el rival anota gol Sí. La crisis es una invitada que nadie quiso pero ya está aquí y es necesario darle solución. Hay tres opciones:
  • 1.- No reconocerla y seguir como si nada hubiera pasado. Sin hacer ajustes en la estrategia inicial.
 
  • 2.- Enfrentarla como sea, porque además es algo inesperado de lo que nadie tiene la culpa, también el rival puede acertar.
 
  • 3.- Resolverla y esto implica una aceptación del problema y un análisis inmediato de los recursos con los que se cuentan para optimizarlos y usarlos. Se trata de darle vuelta a la adversidad, sin perder el foco del problema. Esto amortiguará el golpe anímico, porque el grupo sabrá desde antes que tiene el poder de reponerse y superar cada obstáculo.
  8.- Como entrenador aprende a manejar el estrés No es posible borrar la tensión como consecuencia de asumir una fuerte responsabilidad, pero sí se puede controlar. El ejercicio físico es un buen recurso, pero como el paso siguiente a un ejercicio mental. Los pensamientos asumidos como un músculo poderoso permitirán una mayor concentración y el derroche de la fuerza material.   9.- Siempre busca el gol No es fácil lidiar con un pulo de voluntades dispuestas a pelear por un objetivo porque cada cabeza es un mundo y no se trata de ser espectador de una guerra de galaxias. El entrenador lo sabe y reconoce a las figuras principales de un grupo, pero incluye a sus personalidades con el resto del organismo conde cada función es importante para sumar y poseer una personalidad colectiva poderosa. Es acá donde acude a la psicología para ser un integrador.   10.- Cuando tu equipo consigue la victoria  Un entrenador también es realista y cultiva un respeto al rival. Finalmente, un triunfo no es más que algo pasajero dentro de una ruta de objetivos bien marcados. Cada duelo es una parte de todo. Se ha ganado la batalla, no la guerra y el Campeón que no desea ser efímero deberá ser grande en la derrota como humilde en la victoria para constituir un equipo de época.  

 

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