Con Logomarca se estableció en el país un nuevo estilo de sellos. Esa apuesta de cinco amigos sigue siendo exitosa 28 años después de aquella primera vez.   Por Felipe Vallejos   Una combinación de azar, observación de las necesidades del mercado y, sobre todo, disposición a hacer cosas nue­vas. Así resume Lorenzo Gómez Marín, fundador y presidente de Logomarca, el origen de esta empresa especializada en sellos, cuya principal huella fue ser la embajadora del nuevo desarrollo de sellos que comenzó a masificarse en Estados Unidos a inicios de 1980. Precisamente en ese país vivía Gómez Marín, en el estado de Nueva Jersey, con una posición laboral y económica tan cómoda, que muchos dudarían en abandonar para regresar a la República Dominicana. Pero para él era un reto per­sonal volver a su patria. “Pasé de ganar 800 dólares a la semana a 113 dólares mensua­les”, recuerda. Comenzaba la década de los 80 y entre cinco amigos apostaron por pequeños pro­yectos de sellos, cambiando la vieja forma de madera a uno prepintado, desarrollado inicialmente en Estados Unidos. “Quisi­mos introducir un producto novedoso, pero no sabíamos cómo sería recibido. En 1986 le sacamos acta de nacimiento al producto, ese es el año que tenemos registrado como el inicio oficial de Logo­marca”, dice. Y la apuesta surtió efecto. La empresa que comenzó con siete empleados en la terraza de la casa de Gómez Marín, hoy se ubica en una torre y emplea a 87 personas. Su principal meta es “proveer un servicio que dé satisfacción a nuestros clientes, con innovación. Ese es el enfoque que nos ha permitido hacer cosas diferentes y tener un posiciona­miento envidiable”, dice su presidente. A pocas semanas de cumplir 28 años de existencia, muchos momentos marcan la historia de Logomarca, pero ninguno como su espina dorsal: tener una visión a largo plazo y lograr sobrevivir los pri­meros años, los más difíciles de sortear y donde la mayoría se queda. “No nos propusimos ser empresarios de éxito económico desde el principio, sino que esperamos por que el éxito llegara”, expresa Gómez Marín, quien sostiene que tener una visión de corto plazo y procurar resul­tados inmediatos es parte de la cultura dominicana. “Todos se enfocan en el resultado eco­nómico de corto plazo, no hay una concentración de buscar el desarrollo en el tiempo para que te compense”, agrega. Más que el éxito económico, Lorenzo Gómez buscaba con Logomarca el bienestar perso­nal y colectivo, una forma de contribuir a un país que, a su juicio, debe solidarizar más con la ideas y no truncarlas en su camino. “Todos me decían que cómo me iba a ir de Estados Unidos estando bien. Yo buscaba más que el bienestar, más que el dinero, una satisfacción mayor, y la quería encontrar en la República Dominicana. En Logomarca obtuve el apoyo de mi compa­ñera, mi esposa. No hubo nunca esa frase: “¿Y si fracasamos, qué?”, reflexiona. El objetivo primordial en los próximos años es mantener el éxito comercial y la solidez de la marca, “inspirar respeto, dar al cliente soluciones y que se identifique con Logomarca”.

 

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