Una característica importante del éxito organizacional consiste en la capacidad de los miembros para trabajar como una unidad coordinada. Es tan relevante que el triunfo de un equipo de trabajo –sea en una gran corporación o en un pequeño proyecto de emprendimiento– depende de la posibilidad que se tenga de caminar juntos, sin codazos, en forma armónica. No obstante, es muy difícil hacerlo. También, hay que decirlo, es posible. En esta condición, es muy importante entender que para alcanzar objetivos y traspasar la línea de meta es preciso comprender que la conjunción de esfuerzos se debe sumar y el desempeño de los miembros de un equipo debe tirar en la misma dirección para avanzar en forma eficiente, ordenada y armónica. La dificultad radica en la forma en la que se enfrentan los retos. El comportamiento humano es una compleja red de elementos, unos conscientes y otros no tanto, que se ven inmersos en un entorno específico influido por una variedad de sucesos que a unos los afecta en una forma y a otros en otra totalmente diferente. Además, el comportamiento se ve controlado por el poder del hábito. No hay nada más difícil que tratar de cambiar la cotidianidad, las formas usuales que tenemos para hacer las cosas. Intentar cambiar de punto de vista es una obra titánica, aunque todos decimos estar dispuestos a recibir sugerencias, a modificar el estado de las cosas o a innovar. Claro, si el cambio lo proponemos nosotros, entonces las resistencias nos parecen un lastre pesado de arrastrar; cuando las modificaciones vienen de otro lado, la perspicacia y la resistencia hacen su aparición en escena. Por lo tanto, es sumamente significativo tener la capacidad de hacer un alto en el camino y reflexionar sobre el papel que nos toca desempeñar para que el equipo de trabajo avance en forma coordinada. Es necesario tener una visión global para tener un punto de vista que nos lleve a observar las bondades de hacer algo nuevo y las desventajas de seguir haciendo lo de siempre; para valorar las maravillas de continuar como hasta ahora y medir las consecuencias de tomar un nuevo camino.   Cada quien su papel… en armonía Lo que no es adecuado es que cada miembro del equipo avance en diferentes direcciones, a su paso y con sus propios objetivos, en vez de valorar lo que necesita el equipo en su conjunto. Cuando un grupo de personas trabajan juntos diariamente, el lugar de trabajo se convierte en un escenario en el que cada quien representa un papel. Unos son roles protagonistas otros antagonistas, hay papeles secundarios y todos juegan a simbolizar ciertos títulos. En esa condición, los colegas y la interacción que tenemos con ellos encuentran sustento en motivos metaprofesionales, que, sin darnos cuenta, afectan la coordinación de los avances de un equipo de trabajo. Así, intereses estrictamente personales pueden bloquear el avance de un proyecto o el aterrizaje de una idea. La influencia predominante de la personalidad afectan el comportamiento cotidiano de un grupo de personas que colaboran juntas. La influencia de la cultura en la forma de trabajo es una influencia directa sobre los tiempos y movimientos armónicos de un proyecto. Avanzar en forma coordinada es una característica relevante que debe ser tomada en cuenta. Las consecuencias de no trabajar en forma coordinada afectan directamente la probabilidad de éxito o fracaso de un proyecto. La comprensión del cuidado que debemos tener con los elementos que conforman nuestro equipo de trabajo es uno de los comienzos para ir adelante en forma armónica. Es decir, debo estar al pendiente del tipo de conductas y desempeños que tengo y tienen las personas que están juntas queriendo alcanzar metas comunes. Todo comportamiento trae consecuencias, desata una cadena de acciones favorables o que no ayudan a avanzar o estancan al proyecto. Si los efectos de nuestras conductas son positivos, el deseo de cooperar y de trabajar en forma cercana con los colegas será un efecto inmediato. Por el contrario, si son negativas, el equipo estará dividido, habrá desconfianza. El efecto virtuoso es el progreso para alcanzar lo que se pretende. Es justo decir que un equipo no coordinado puede lograr buenos resultados, sin duda. Lo que pasa es que lo hará en forma más lenta, menos eficiente, más costosa y menos redituable. Los equipos que establecen en forma armónica un estilo de trabajo coordinado, logran un compromiso que los une: una responsabilidad mutua. Ningún grupo puede llamarse profesional si cuando llegan los momentos de prueba, todos sacan las manos y se señalan unos a otros para echarse la culpa. La responsabilidad de un equipo tiene que ver con su comportamiento y su confianza. Todos y cada uno de los miembros son responsables y cada quien conoce su tramo de responsabilidad. Si uno falla, los demás lo asisten y sacan el tema adelante.   Avance coordinado La contribución personal se enfoca en hacer todo lo que esté al alcance para ayudar a que el equipo cruce la línea de meta al mismo tiempo y cada cabeza se vea coronada con su propio laurel. Cada uno responde a su reto personal específico y busca resultados concretos y contribuir a alcanzar objetivos significativos.
  1. Avanzar en forma coordinada no obedece a circunstancias fortuitas: hay que trabajar duro para construir las condiciones que lo permitan. Los equipos de trabajo son unidades dinámicas que cambian constantemente y requieren modificaciones continuas para seguir siendo viables y productivas; por lo tanto, es importante cuidar que la forma de trabajo garantice y privilegie el éxito del conjunto. Para ello es importante entender que la debilidad de la cadena se encuentra en el eslabón más vulnerable.
  2. Un avance coordinado fortalece al equipo: no falla si hay metas claras, objetivos compartidos y todos están de acuerdo o tienen forma de expresar sus desacuerdos. Es preciso un compromiso firme por parte de los miembros, subordinar agendas personales en beneficio del grupo y vigilar el equilibrio en forma cuidadosa.
  3. La importancia de avanzar en forma coordinada radica en la seguridad de pertenencia, de que si por alguna circunstancia me llego a atrasar, habrá una mano que se extienda para ayudarme a salir del pozo y retomar el ritmo.
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