El afamado inversionista dice que la Fed le vende al público la idea de que hay peligro de deflación, cuando en realidad hay mucha inflación en el sistema, que se refleja en alzas de precios en la vida cotidiana de la gente.   El miércoles pasado, Kitco.com publicó una interesante entrevista con el controvertido inversor contrario Marc Faber, experto en temas monetarios y autor del afamado reporte por suscripción The Gloom, Boom and Doom Report. Entre sus declaraciones destaca que aun cuando el precio del oro cumplirá en septiembre próximo tres años de corrección a la baja, en este periodo se ha observado una continuada impresión de billetes por parte de los bancos centrales, más crecimiento del crédito a nivel global, así como un mayor número de millonarios y billonarios, “cortesía del señor Bernanke y ahora de la señorita Yellen y otros ´payasos´ en bancos centrales alrededor del mundo”. Todo esto, desde luego, significa no sólo que los fundamentos del mercado alcista del oro se mantienen, sino que han mejorado. Y es que para Faber, incluso todos estos banqueros centrales en algún momento tendrán algo de oro debido a que, por culpa de su impresión monetaria, “nadie, nadie confiará en el papel dinero en el largo plazo”. A pregunta expresa explicó que medios, economistas y estrategas han estado hablando mal del rey de los metales por mucho tiempo, pero diciendo que compren acciones en los mercados bursátiles, dejando de lado que, en los hechos, el desempeño del oro respecto a los activos financieros ha sido muy superior desde el año 2000. Asimismo advierte que esos mismos medios no comentan que a pesar de que los rendimientos vistos en índices bursátiles como el S&P 500 han sido positivos este año, los del oro e índices de mineras “junior” han sido mejores. “Nadie te dirá eso; sólo dicen: ‘el oro es una pésima inversión’”, acusó. Por otro lado señaló a los bancos centrales, como la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos, de ser responsables de “lavar el cerebro” al público con la idea de que hay peligro de deflación, cuando en realidad hay mucha inflación en el sistema, que se refleja en alzas de precios en la vida cotidiana de la gente. Cabe agregar que de este modo justifican la aplicación de sus destructivas políticas de manipulación de tasas de interés. En todo caso, dice, hay una inflación monetaria que si bien no se ha expandido aún a toda la economía, está fluyendo hacia activos que sí están subiendo, pero que más tarde se traducirá en incrementos generalizados de precios. Como podrá entenderse, ataca la muy extendida creencia de que la deflación es “mala” y la inflación es “buena”. “El siglo XIX en Estados Unidos transcurrió en un ambiente deflacionario (…) y el crecimiento real per cápita para los americanos avanzó a un ritmo más acelerado que desde la creación de la Fed en 1913”, explicó. En coincidencia con este espacio, Faber considera que es probable que durante el otoño la Fed decida no dar por concluido su estímulo monetario, y anticipa que incluso podría incrementarlo. Lamenta que entre más liquidez inyecten estos institutos centrales, la calidad de vida de los hogares en el mundo será peor. En este sentido, además del oro, afirma que está invirtiendo en algunas acciones, bonos y propiedades, pero como ya ha advertido con anterioridad, no le emocionan los mercados bursátiles debido a que la mayoría están caros o sobrevaluados. Por último, al referirse al fraude descubierto en China por 15,000 millones de dólares respaldados en falsas transacciones de oro, bromeó diciendo que deberían enviar a la Fed a los auditores que lo descubrieron, para que confirmen si es que todavía queda algo de oro en sus arcas. Sin duda alguna, Faber tiene las mismas sospechas que aquí hemos expuesto: ya no queda oro en la Reserva Federal estadounidense. Como ve, los más incisivos críticos coinciden en que, pese a lo que se diga en los discursos oficiales estadounidenses, mexicanos o europeos, la economía mundial no está mejorando sino que va de mal en peor. El maquillaje que le están poniendo a través de la impresión monetaria, no durará por mucho tiempo.

 

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