Sobre las elecciones en el Estado de México hay muchos mitos. El primero es que quien gana ahí la gubernatura, triunfa la contienda presidencial. No es así y lo pueden constatar Francisco Labastida, Roberto Madrazo y José Antonio Meade. 

Esto es simple. El PRI siempre ha gobernado el Estado de México, pero no el país, ya que, desde la primera alternancia en 2000, se han experimentado escenarios diversos.

Otro mito es que los priistas y los panistas son muy fuertes. Esto es relativo. En las elecciones de 2018 se presentó un tsunami. El arrastre de López Obrador hizo que morena subiera casi 10 puntos respecto a las elecciones de 2017, donde Alfredo del Mazo derrotó a Delfina Gómez por una diferencia de menos tres puntos. Por cierto, en aquel año el PAN cayó al cuarto lugar en preferencias, desplazado por el PRD.

En 2021, ya sin López Obrador en la boleta, Morena bajó unos nueve puntos y los priistas subieron unos siete. El panismo continuó descendiendo en los porcentajes, aunque relativamente. 

Una cuestión interesante es lo que ocurrió con las alcaldías. El PRI gobierna en 51, Morena en 28 y el PAN en 18.  Esto es clave en lo que respecta a control territorial y por ello una alianza en contra de Morena es tan relevante. 

Pero la alianza se empieza a complicar. El diputado local, Enrique Vargas, ha trabajado en el proyecto de postularse con la bandera del panismo desde hace años. Marko Cortés, el líder nacional de su partido, lo anunció como su prospecto. 

El PRI, por su parte, tiene dos prospectos bastante competitivos y con arraigo en la entidad. La secretaria de Desarrollo Social, Alejandra del Moral y la diputada Ana Lilia Herrera.

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El gobernador Del Mazo no dará su brazo a torcer. Tiene el poder y cuentas que le favorecen, si los referentes son las anteriores contiendas. La pregunta, por supuesto, es si les alcanza para mantener la gubernatura en solitario. Así lo han hecho en el pasado, pero el presente es ya muy distinto, donde diversos factores les complican los escenarios.

¿El PAN está en posibilidades de triunfar sin acompañantes? Ellos consideran que sí, pero el horizonte no pinta del todo bien. Lo primero que tendrían que lograr es desplazar al propio PRI, para poder alcanzar a los morenistas, en una contienda que se polarizará, pero donde los márgenes de los partidos menos competitivos pueden hacer la diferencia. 

Lo primero que tienen que admitir, es que Morena es el partido mejor colocado en las encuestas, que el gobierno federal se empleará a fondo y que López Obrador utilizará de todas sus habilidades para arrebatar ese último bastión al PRI. 

La alianza tampoco garantiza que el PRI y el PAN se alcen con la victoria, pero si los coloca en una posición para competir en serio. Tienen mucho trabajo por hacer, ya que los números del pasado solo son un referente y que se tiene que traducir en resultados en el presente. Los electores no se trasladan de un lado a otro, hay que convencerlos porque no hay sumas ni restas inmediatas.   

En los próximos meses veremos si Va por México en realidad alcanza y cuáles son sus posibilidades reales para el 2024. Llegó la hora, con el Estado de México, de resolver y enfrentar prioridades. Ya cada partido establecerá cuáles, pero nadie puede asegurar que sean las mismas.

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