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Las familias pobres de México pagan más de la mitad del impuesto gubernamental a bebidas azucaradas, como refrescos y jugos, informó la Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas (ANPRAC). “El principal afectado por las medidas impositivas es el consumidor, debido al aumento en precios, siendo las familias con ingresos más bajos las más perjudicadas, ya que de los más de 53,000 millones de pesos (mdp) recaudados por el impuesto especial a refrescos, 62% ha provenido de estas familias”, informó el organismo en un documento. Hasta agosto de 2016, de acuerdo con Hacienda, el gobierno de México recaudó 55,335 mdp desde 2014, cuando se estableció el impuesto de un peso por litro a las bebidas saborizadas. La ANPRAC también se posicionó en contra de un aumento de 20% al impuesto a las bebidas saborizadas, después de un llamado desde Naciones Unidas para combatir la obesidad y diabetes en el mundo. El pasado 11 de octubre, la Organización Mundial de la Salud (OMS) pidió a todos los países aumentar los impuestos a las bebidas azucaradas para reducir su consumo y combatir problemas a la salud vinculados al consumo en exceso de azúcar. “Las políticas fiscales que conducen a al menos un 20% de aumento en el precio de venta de bebidas azucaradas se traduciría en reducciones proporcionales en el consumo de estos productos”, destaca la institución. Te recomendamos: OMS pide aumentar impuestos a bebidas azucaradas La Anprac señaló que un aumento de 20% a las bebidas saborizadas va en contra del acuerdo de certidumbre tributaria, pese a la propuesta de disminuir la tasa por contenido de azúcar, debido a que ésta beneficia a menos del 1% de las empresas. “En México, los consumidores ya pagamos más del 20% de impuestos por refrescos. Pagamos alrededor de 30% de impuestos indirectos, que incluye 16% de Impuesto Valor Agregado (IVA) más un peso por litro por Impuesto Especial a Productos y Servicios (IEPS), lo que representa una carga fiscal alta”, acusó la Anprac. El organismo indicó que no se ha demostrado la efectividad de un impuesto especial para combatir el sobrepeso y la obesidad. A dos años y medio de que se impuso el gravamen de un peso por litro, cada consumidor ha disminuido menos de 10 calorías acumuladas al día, de las más de 3,000 calorías diarias que componen la dieta promedio de los mexicanos, de acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). “Para que un impuesto esté justificado tiene que ser eficiente, justo y efectivo, y los impuestos a bebidas y alimentos con alto contenido calórico no han cumplido con este criterio”, dijo la Anprac. Te puede interesar: Impuesto al refresco: ¿en qué se gastan los recursos?

 

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