Aquellos tiempos en que los robots se utilizaban para los tediosos trabajos de la producción en línea han quedado muy, muy atrás. Actualmente, podemos observar como se encuentran apoyando en diferentes sectores de la industria donde colaboran con los humanos facilitando así su labor. 

Los robots se emplean cada vez más en los trabajos peligrosos o que requieren ser desarrollados en ambientes extremos o incluso de suma precisión. Podemos encontrarlos entregando paquetes, ofreciendo información, suministrando medicinas, explorando el océano y el espacio o hasta preparando nuestra hamburguesa. 

En los últimos años, Amazon ha estado a la vanguardia en la introducción de robots en nuestra vida cotidiana con sus tiendas libres de empleados que permiten el pago automático con tarjeta de crédito, robots Kiva para la clasificación de mercancías y sus entregas vía drones. En el año 2012, en esta empresa laboraban 88,000 personas y ni un solo robot, para el año 2013 contaban con 117,000 trabajadores y 1,000 robots; en este 2020 reportan 973,000 empleados y 200,000 robots. 

El mercado mundial de robótica industrial alcanzó un récord de $16.5 mil millones en ventas en 2018, según el Informe Mundial de Robótica de la Federación Internacional de Robótica. La FIR señaló que se enviaron 422,000 robots industriales a todo el mundo en 2018, un aumento del 6% con respecto al récord anterior de 2017 de 381,000. Sin embargo, con la situación de contingencia de salud que vivimos en estos momentos, estamos muy seguros de que esta cifra aumentará radicalmente.

SITUACIÓN MUNDIAL

El auge de las máquinas es innegable. Según datos de la FIR, el ritmo de la automatización industrial se está acelerando en gran parte del mundo desarrollado; Europa tiene una densidad de robots de 106 unidades por cada 10,000 trabajadores y ese número es de 91 y 75 en América y Asia, respectivamente. China es uno de los países que registra los niveles de crecimiento más altos en automatización industrial, pero no se compara con la densidad de robots de Corea del Sur.

En 2017, Corea del Sur tenía 710 robots industriales instalados por cada 10,000 empleados ubicados en los sectores electrónico y eléctrico. El 90 por ciento de los robots industriales de Singapur están instalados en su industria electrónica y ocupa el segundo lugar con una densidad de 658 por cada 10,000 empleados. Alemania y Japón son reconocidos por sus industrias automotrices y tienen niveles de densidad de poco más de 300 robots por cada 10,000 trabajadores. En Estados Unidos el ritmo de automatización era un poco más lento, con una tasa de densidad de 200 robots; en tanto que la de China era de 97. 

Vale la pena destacar que Japón es uno de los principales actores en robótica industrial, representando el 56 por ciento del suministro global.

Hoy en día, el mayor crecimiento en la industria de la robótica está en Asia, lidereado por China como el mercado número uno del mundo. Se estima que, para este año, el stock mundial de robots industriales operativos alcance la cifra de más de 3,000,0000 unidades, lo que representa una tasa de crecimiento anual promedio de 14% entre 2018 y 2020. Tan solo en China se espera que lleguen a más de 950,300 unidades y 611,700 en Europa. Alrededor de 1.9 millones de robots estarán operando en Asia este año, esto es casi igual al stock mundial de robots que se registró en 2016.

INDUSTRIA 4.0 Y COBOTS

Se le conoce como Industria 4.0 a la Cuarta Revolución que ha ocurrido en la fabricación. Desde la Primera Revolución Industrial (mecanización a través del agua y la energía de vapor) hasta las líneas de producción y montaje en masa que utilizan electricidad en la Segunda; la Cuarta Revolución toma lo que comenzó en la Tercera con la adopción de computadoras y la automatización, y la mejora con inteligencia artificial y sistemas autónomos alimentados por datos y machine learning.

Industrias que no habían visto una opción en la robótica, como la restaurantera o de entretenimiento, han descubierto que existen robots que pueden tomar órdenes u operar cámaras de televisión sin complicaciones. Sus principales beneficios van desde ser fáciles de programar gracias a las mejoras continuas en software de inteligencia artificial y de machine learning, no ocupan mucho espacio, son ligeros, cuentan con sensores que le indican su entorno, son menos costosos y fueron diseñados para trabajar con humanos.

Un robot colaborativo o co-bot (proviene de collaborative robot) es un brazo robótico que fue creado para trabajar al lado de los humanos en una cadena de producción; desde sus inicios fueron concebidos para realizar trabajos en entornos industriales. Hoy en día han evolucionado tanto que son capaces de lograr tareas inaccesibles para los robots industriales.

Los co-bots no pueden sobrevivir solos, están diseñados para desarrollar tareas en colaboración con humanos. Con este tipo de tecnología se pretende cubrir los trabajos sin valor añadido como levantar o mover cajas, atornillar piezas, o aquellas tareas repetitivas o peligrosas para las personas.

De igual manera, los co-bots aumentan la seguridad de los trabajadores al realizar juntos dichas actividades; los co-bots pueden ir aprendiendo las necesidades tanto de fuerza como velocidad para realizar determinadas tareas. Sus principales habilidades radican en su resistencia, precisión y fuerza, mientras que del lado humano contamos con la destreza, la flexibilidad y la capacidad de resolver situaciones que se presenten.

El co-bot trabaja como ayudante del humano, no como su sustituto; mejora la calidad, aumenta la precisión y la productividad. Son versátiles y accesibles para pequeñas y medianas empresas.

ROBOTS HUMANOIDES EN LA SALUD

Se ha observado que unos de los sectores altamente beneficiados con la presencia de robots son el médico y el farmacéutico, en donde se comprobó que cumplen con las especificaciones de exactitud, destreza, precisión e higiene, ajustándose a estrictas medidas sanitarias. 

En momentos como los que atraviesa el mundo con la pandemia ocasionada por el COVID-19 y debido a su naturaleza altamente infecciosa, los robots humanoides o de servicio pueden proporcionar alternativas sin contacto y ser utilizados en diferentes escenarios evitando poner en riesgo al personal médico, desde la realización de un prediagnóstico entrevistando a pacientes potenciales con la enfermedad hasta brindar instrucciones o información a través de audio y/o video tanto al paciente como a sus familiares.

Los robots humanoides cuentan con inteligencia artificial conversacional, lo que les permite establecer una conversación con los pacientes y despejar dudas generales. De igual manera, poseen la función de reconocimiento facial, lo cual les permite ejecutar rutinas específicas por paciente e ir alimentando una base de datos personalizada. 

Gracias a su capacidad de movimiento autónomo pueden ayudar a desinfectar áreas específicas, así como también llevar alimento y medicinas a pacientes. Incluso, un médico podría revisar, de manera remota a través del robot, los signos vitales de sus pacientes sin exponerse al contagio y ahorrando tiempo a su vez. 

LOS ROBOTS Y LA ECONOMÍA

Como podemos observar, la tecnología ha desempeñado un papel importante en hacer que el trabajo sea más eficiente durante miles de años, desde simples herramientas agrícolas hasta robots de línea de ensamblaje en las fábricas. Los robots están tomando un lugar clave en más situaciones de negocios. Trabajan junto a los empleados o los reemplazan por completo en tareas riesgosas. 

Y tenemos varios ejemplos de ello, el que señalo algunas líneas arriba de Amazon, o Tesla Motors que cuenta con líneas de ensamblaje robotizadas y automatizadas para su coches eléctricos y baterías, podemos encontrar incluso robots siendo utilizados en sesiones de terapia para niños. Si bien es cierto que los robots están reemplazando algunos trabajos y son una amenaza importante para los trabajadores poco calificados y una alerta para los trabajadores medianamente calificados, hay muchos efectos positivos que los robots tienen en la economía. 

Es importante hacer hincapié en que los aumentos en la calidad del trabajo provienen de una mayor y mejor educación y capacitación de los empleados. El capital impulsa el crecimiento de la productividad a través de inversiones en máquinas, computadoras, robótica y otros aspectos que producen resultados, pero si se logra mantener una constante entre la educación y la productividad de la fuerza laboral, aumenta por consiguiente la eficiencia de toda una empresa.

Con el incremento en la eficiencia y productividad de la industria también se ve beneficiado el Producto Interno Bruto de un país, así como el aspecto laboral con la creación de nuevos trabajos, trabajos que requieren empleados mucho mejor calificados y cuyos salarios serían, por consiguiente, mucho más altos. 

Las máquinas prometen cambiar prácticamente todos los aspectos de la vida humana, desde la atención médica hasta el transporte y el trabajo, no se trata de competir con la tecnología y sus avances, se trata de coexistir y de obtener con ello los máximos beneficios posibles para nuestra sociedad; tal es el caso de sectores como el de la construcción, la agricultura y el automotriz que han incluido la presencia de robots en sus filas compartiendo el espacio con sus trabajadores y han visto la manera en que ello aumenta la productividad. 

Si bien es cierto que se han perdido fuentes laborales y se prevé que sea una constante en un futuro, las causas no son exclusivas de la automatización de los procesos o de la sustitución de trabajadores con robots, ya que, como podemos observar a lo largo de la historia, la manera de integrar los robots en el mundo laboral también está en evolución constante. Es trabajo de todos mirar hacia un futuro donde la innovación tecnológica sea una luz que nos pueda guiar a un mundo más integrado, eficiente, sostenible y consciente.

Contacto: 

Javier López Casarín es presidente de la Fundación Reinventando a México, columnista en los medios de comunicación, miembro de los 300 Young Leaders of the world del Center for Liveable Cities, Presidente del Consejo Técnico del Conocimiento y la Innovación de la AMEXCID, reconocido con el Doctorado Honoris Causa por la Academia de Derecho Internacional.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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