Louise Bourgeois: la mujer y el arte

A pesar de haber sido apartadas del discurso oficial durante siglos, la exposición en el Palacio de Bellas Artes es la prueba de que las mujeres tuvieron una fuerte presencia en el discurso oficial del Arte Contemporáneo del siglo XX. Esperemos que también lo tengan en el XXI. Queda menos de un mes para poder contemplar de cerca la obra de Louise Bourgeois, una artista imprescindible.   Por Natalia Sanz-Pastor   La mujer y el Arte. El cuerpo femenino ha sido objeto de representación común lo largo de toda la historia del Arte, pero la presencia de la mujer como artista en los museos es mucho más reciente. Recordemos lo que en clave de humor enunciaban las Guerrilla Girls –grupo activista nacido a mediados de los años 80 que promocionaba la presencia de las mujeres en el arte–: “¿Tienen las mujeres que estar desnudas para entrar en el Metropolitan Museum of Art (MET)? Menos del 3% de los artistas son mujeres mientras que el 83% de los desnudos son femeninos”.   Petite Maman Esta exposición ha traído por primera vez a México el trabajo de la artista franco-estadounidense Louise Bourgeois. Fue la primera mujer a quien se le dedicó una retrospectiva en el MoMA, en Nueva York. Nació en Francia en 1911, en pleno apogeo del movimiento cubista, en el centro de una familia que se dedicaba a la restauración de tapices. Se nacionalizó como estadounidense en 1955. Fue madre de tres hijos varones y empezó sus estudios de Arte a los veinte años, una vez casada. Una de las seis copias conocidas de su obra Mamá 1999 nos invita a entrar en la muestra. Esta araña gigante es una oda a su madre. Durante los últimos años de la vida de la escultora, la figura de su madre y su propia maternidad fueron temas muy presentes en su discurso. En el centro de la pieza vemos los huevos de la hembra protegidos por descomunales brazos. Con casi 10 metros de altura, está fabricada con 10 toneladas de bronce, acero inoxidable y mármol, aproximadamente. A ella le acompañan más de 70 obras repartidas entre las salas de dos plantas del Palacio de Bellas Artes que se enfocan en los últimos años de Bourgeois.   Memoria, anhelos y lo reprimido La artista nutre su creatividad de las vivencias de su infancia. Recuerda, por ejemplo, cómo su madre se sentaba al sol a reparar alguna pieza de tapiz. Admitió que ese sentido de ensamblaje y reparación estaba muy dentro de ella. Y es evidente que mantiene una relación de amor y protección con su madre. Las mujeres-casa pueblan sus primeros trabajos en Nueva York. Cuerpos de los que emergen ventanas, puertas y tejados, creando un imaginario personal que dista ya mucho de la iconografía humanista heredada del Renacimiento. El texto también forma parte constitutiva de su obra, así como la utilización de materiales como tela, objetos cotidianos y látex. Las fronteras del cuerpo se difuminan y la representación supera los cánones del Renacimiento clásico para dar lugar a una representación subjetiva del cuerpo. Su obra es extremadamente sensorial. Representa en su trabajo lo que conoce y hablará de lo que tiene a su alrededor. A mediados de su carrera empezará con sesiones de psicoanálisis. Esta exploración interior a través de su memoria tendrá una gran repercusión en su trabajo. El cuerpo fragmentado, manos, ojos y protuberancias nos recuerdan a las figuras antropomorfas, como la venus de Willendor del 20.000 a. C. Aparece el vientre materno, el embarazo, la sexualidad y la familia. Las experiencias reprimidas de su vida se traducen de alguna forma en su obra dándonos un testimonio de su experiencia vital. La fragilidad de sus piezas, la textura de los tejidos minuciosamente cosidos, la ligereza de las aguadas magenta de sus últimos dibujos y la rudeza de sus cajas de metal se vuelven palpables cuando nos encontramos frente a frente con estas piezas. Sin duda, la oportunidad de estar tan cerca del trabajo de Louise Bougeois es un auténtico lujo.  

@bellasartesinba Louise Bourgeois, Petite Maman Hasta el 2 de Marzo 2014 www.palacio.bellasartes.gob.mx

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