Por Alejandro Espejel Esta historia fue publicada en la edición impresa de mayo de 2018 de Forbes México. Las tendencias en el mundo de los viajes de alta gama cambian a la velocidad de la luz. En los últimos años, han virado hacia lo que los analistas denominan “viajes experienciales” (eso sí, personalizados al máximo), con especial énfasis en el bienestar personal o mindfulness. Los viajeros del mercado del lujo buscan estar bien, no tanto por fuera, con amenities de marcas como Hermès, Le Labo o Bulgari, sino, sobre todo, por dentro. El auge que ha experimentado la industria de la salud y el bienestar plantea nuevos retos para este tipo de turismo. Más allá de disfrutar de un spa decorado por el despacho de algún prestigioso interiorista, el nómada deluxe busca algo más: un programa con coachs y expertos enfocados en la meditación que le permita descubrir, no un paraíso exterior, sino interior… en sentido literal. El nuevo lujo mira hacia afuera, pero, ante todo, hacia adentro. Ésa es la conclusión a la que ha llegado la consultora internacional Trend-watching, que, en colaboración con la cadena Small Luxury Hotels of the World ™ (SLH), ha elaborado un informe que recoge las cinco tendencias más relevantes este año, entre las que destaca la espiritualidad. Un ejemplo, es el hotel Sankara & Spa de Yakushima, en Japón, que ha elaborado una guía para visitar los “puntos de energía” naturales de esta isla, declarada Patrimonio de la Humanidad. Otros destinos wellness dignos de figurar en la hoja de ruta del viajero espiritual son el Capri Palace Hotel & Spa (su Beauty Farm, especializado en el cuidado de las piernas, cuenta con un equipo de profesionales, encabezado por el prestigioso doctor Canonaco, que diseña un programa a la carta) o el Six Senses Douro Valley, en la ribera del Duero, al norte de Portugal. Te puede interesar: Top 10: los mejores hoteles de lujo del mundo Recuerdos en primera persona Liberarse de las masas es una obsesión para el viajero contemporáneo. Los viajes organizados pasaron a la historia; hoy se buscan nuevos modelos, mucho más especializados, tanto en destinos como en segmentos: seniors, singles, familias, temáticos… Cada vez pesan menos el Sol y la playa, y más lo vivencial, donde prima la calidad por encima de la cantidad: ya no hay guías, sino insiders que descubren la cara oculta (y real) del destino elegido, ya sea natural o urbano. Este perfil de cliente busca algo radicalmente nuevo, más allá de cánones establecidos, en busca de experiencias genuinas, que abarcan desde crear el aroma de su habitación, hasta cocinar su propia cena o cumplir sueños, como una expedición a los restos del mismísimo Titanic. Una de las apuestas más originales, en este sentido, es la del primer hotel errante del mundo, Dar Ahlam, en Marruecos, que irá cambiando su ubicación durante el año, según las preferencias de sus clientes.

Los nuevos Caribes

El Caribe sigue imparable, especialmente Cuba, que se incorpora a la órbita del turismo de lujo. En los últimos años han surgido otros destinos que le están disputando el liderazgo a la zona. Japón está pulverizando sus récords anuales de visitas, seguido muy de cerca por Vietnam y Camboya. Filipinas, con parajes y playas casi vírgenes, cobra también más protagonismo año tras año, y tenemos que destacar a Singapur como uno de los destinos más atractivos para los nómadas deluxe en la última década. En Europa, países como Bosnia, Eslovenia, Estonia y Lituania están siendo descubiertos como auténtico paraísos para aquellos que viajan en busca de likes en sus cuentas de Instagram, junto a dos clásicos para connaisseurs: Escocia e Islandia.
La gastronomía se ha convertido en uno de los principales factores de decisión a la hora de seleccionar un destino. El director de cine francés Claude Chabrol elegía las locaciones de sus películas en función del número de restaurantes con estrella Michelin que hubiese en las inmediaciones. Hoy, los viajeros gourmet ya no escogen un hotel en función de un rígido menú degustación, sino que buscan nuevas fórmulas que les sorprendan como la que ofrecen los hoteles Ett Hem, en Suecia, y Fox¬hill Manor, en el Reino Unido, que han optado por romper las reglas y dejar que sea el huésped el que decida qué quiere comer, cuándo y dónde. Cada mañana, los chefs deciden el menú del día con los huéspedes, que eligen también el momento y el lugar donde comerán cada vez: en el invernadero, en la bodega (en la que pueden hurgar a voluntad, como si fuese la de su propia casa) o la biblioteca. Viajes literarios, sueños reales Sí, en efecto, la biblioteca se ha convertido en uno de los escenarios favoritos de los globetrotters del lujo. Frente a la sobredosis digital, nada mejor que los viajes que proponen las páginas de un libro. Hoteles como el Betsy South Beach, en Miami, apuestan por mezclar a escritores y huéspedes en un mismo espacio: la Sala de Escritores Betsy, donde ambas partes pueden interactuar. Y el hotel Kristiania Lech, en Austria, tiene su propio mayordomo literario, encargado de entrevistar a los huéspedes para luego proponerles una selección de títulos personalizada, acorde a sus gustos. Un viaje interior (consciente) que prepara para otro viaje, inconsciente, que se ha convertido en la quinta tendencia reina entre los viajeros de lujo en 2018.

Hotel Chiang mai House del grupo 123 Pillars. Foto: Small Luxury Hotels of the world.

No se trata tanto de descansar como de una desconexión total a un nivel que va más allá del tecnológico (los refugios de detox tecnológico son tendencia desde hace casi media década): en un momento en el que los problemas de sueño están a punto de ser considerados como una pandemia mundial, el turismo de alta gama demanda oasis que proporcionen un descanso integral más allá del consabido menú de almohadas. El grupo 137 Pillars ofrece dos rituales, Sleep by Design y Sleep¬down, así como un mayordomo del sueño en sus hoteles de Chiang Mai y Bangkok. Encontramos una figura similar en el Six Senses Douro Valley, en Portugal, donde cuentan con los servicios de un sleep coach o entrenador del sueño, que analiza los datos de un sensor (instalado en el colchón) que recoge cuántas horas de sueño repartimos entre las fases de sueño ligero, profundo y REM (donde se organizan los pensamientos, según los expertos). Por su parte, el DasPosthotel, en Austria, cuenta con sábanas de fibra orgánica de madera de haya que se calientan de manera natural en invierno y se enfrían en verano, para garantizar el máximo confort de los huéspedes durante el sueño. Te puede interesar: InterContinental debuta en Bulgaria con hotel de lujo

Un sector al alza

Según el último estudio realizado por The Blueroom Project, elaborado en colaboración con Pangaea Network, los viajes de lujo aumentarán entre un 6 y un 10% en los próximos tres años, como suscriben el 82% de los expertos turísticos consultados en países como Estados Unidos, Alemania, Holanda y España. La mayoría de los consultados declaran que el viajero de lujo será cada vez más exigente, atento a los nuevos destinos y productos; informado al máximo y ultraconectado; sensible a las soluciones ecológicas y buscador de experiencias únicas, con servicio y asesoramiento personalizado. Según este informe, la duración media de un viaje de lujo hoy oscila entre los siete y los diez días, con un gasto medio de entre 6,500 y 12,500 dólares.

 

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