Reuters.-Manifestantes exigieron el miércoles al presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, que renuncie a su cargo en el inicio de un diálogo moderado por la iglesia Católica que busca poner fin a una ola de protestas, la peor desde que el exguerrillero asumió el cargo en 2007. Acompañado de su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, Ortega fue inusualmente encarado por miembros de la sociedad civil quienes lo calificaron de “asesino” y le exigieron el cese de la “represión” de las fuerzas del orden y de grupos de simpatizantes que actúan como fuerzas de choque. “Esta no es una mesa de diálogo, es una mesa para negociar su salida”, le dijo a Ortega un joven universitario que no se identificó. “El pueblo está en la calle, nosotros estamos en esta mesa exigiéndole el cese a la represión. Ríndase ante todo este pueblo (…) ordene el cese al fuego, la liberación de nuestros presos políticos, no podemos dialogar (…) porque lo que se ha cometido en este país es un genocidio”. Tras su intervención, el resto de participantes corearon “eran estudiantes, no eran delincuentes”. Puedes leer:  Cinco puntos para entender las protestas en Nicaragua A mediados de abril, miles de personas se lanzaron a las calles de Managua y las principales ciudades del país centroamericano para protestar por una polémica reforma a la seguridad social que, días más tarde, el Gobierno dijo que revisaría. En los violentos enfrentamientos entre manifestantes, la mayoría universitarios, y las fuerzas se seguridad perdieron la vida al menos 47 personas según la ONU. Organizaciones de derechos humanos dicen que la cifra es mayor, pero Ortega dijo el miércoles que no hay presos ni desaparecidos. “Claro que nos duelen las muertes, la muerte de un solo ciudadano nos duele”, dijo Ortega, quien calificó la violencia como “diabólica” y exigió el cese de las manifestaciones, en las que, dijo, han muerto policías. Ortega, quien ganó en 2016 las elecciones para un tercer mandato consecutivo hasta 2021, ha sido acusado por sus adversarios de querer instaurar una “dictadura familiar” junto a su esposa, amañar elecciones, controlar los medios y manipular la justicia.

 

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