La policía usó mangueras para intentar abrir camino a través de la multitud de manifestantes encapuchados hacia la entrada del edificio en Fráncfort, Alemania, cuyo acceso está cercado por barricadas policiales. Cinco personas fueron detenidas y otras llevadas bajo custodia para ser interrogadas. Reuters Manifestantes anticapitalistas se enfrentaron con la policía antidisturbios cerca de la nueva sede del Banco Central Europeo (BCE) el miércoles en Fráncfort, e incendiaron autos y barricadas en señal de protesta, en medio de la ceremonia inaugural del edificio que ha costado 1,300 millones de euros. Casi 90 policías fueron heridos con piedras y líquidos no identificados arrojados por una minoría entre los miles de concurrentes, dijo la fuerza de seguridad. En tanto, algunos manifestantes señalaron que resultaron heridos por el uso de gas pimienta por parte de los efectivos de seguridad. Siete patrulleros fueron incendiados, algunas calles quedaron bloqueadas con pilas de neumáticos y contenedores de basura en llamas, y comercios sufrieron destrozos en el centro de la ciudad. Humo oscuro podía verse frente a las torres del BCE y por todo el centro de Fráncfort. La policía usó mangueras para intentar abrir camino a través de la multitud de manifestantes encapuchados hacia la entrada del edificio, cuyo acceso está cercado por barricadas policiales. Cinco personas fueron detenidas y otras llevadas bajo custodia para ser interrogadas. El presidente del BCE, Mario Draghi, se refirió a los manifestantes en su discurso durante la ceremonia de inauguración de las nuevas instalaciones, diciendo que estaban errando el foco al culpar al BCE. “La unidad europea está siendo dañada”, dijo, según un adelanto del discurso. “Los pueblos están atravesando momentos muy difíciles. Hay algunos, como muchos de los manifestantes que están hoy aquí afuera, que creen que el problema es que Europa está haciendo muy poco”, agregó. “Pero la zona euro no es una unión política del tipo de aquellas en las que algunos países pagan permanentemente por otros. Siempre se ha entendido que los países tienen que poder pararse sobre sus dos pies; que cada uno es responsable de sus propias políticas”, enfatizó. Draghi añadió: “El hecho de que algunos (países) tuvieron que atravesar un período difícil de ajuste, por lo tanto, no fue una opción que les fuera impuesta. Fue consecuencia de sus decisiones pasadas”. Los organizadores, un grupo denominado Blockupy – llamado así por el movimiento Occupy Wall Street en 2011-, estimó que había unos 10,000 manifestantes. Miles llegaron a la capital financiera alemana desde otras partes de Europa. “Nuestra protesta es contra el BCE, como miembro de la troika. A pesar del hecho que no está democráticamente elegido, dificulta el trabajo del Gobierno griego. Queremos que las políticas de austeridad terminen”, dijo Ulrich Wilken, uno de los organizadores. “Queremos una protesta ruidosa pero pacífica”, declaró Wilken a Reuters. Blockupy dice que representa la crítica de base a las instituciones financieras supranacionales como las que integran la denominada troika: el BCE, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional, cuyos inspectores supervisan a países como Grecia y Chipre, que han recibido rescates internacionales. El BCE también es influyente como proveedor de fondos para los bancos de los países en problemas, y en las últimas semanas ha aprobado una inyección de ayuda financiera extra a los prestamistas de Grecia. El ministro griego de Finanzas, Yanis Varoufakis, calificó la semana pasada la política del BCE con Atenas como “asfixiante”, una crítica también realizada por los organizadores de las protestas.

 

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