Las economías emergentes mantienen la esperanza en que la volatilidad, derivada de la reducción de estímulo, haga que sus gobiernos apliquen reformas que ayuden a reducir la sensibilidad en los cambios en el capital global.   Reuters   LONDRES  – Si la medicina sabe mal, probablemente te está haciendo bien. Las economías emergentes podrían consolarse con ese pensamiento cuando sufran retorcijones de mercado y salidas de capital mientras Estados Unidos pone fin a sus estímulos monetarios. La Reserva Federal comenzará a reducir este mes su programa mensual de compras de bonos por 85,000 millones de dólares (mdd) y como resultado de eso los mercados emergentes están viendo una salida de las inversiones extranjeras. El año pasado, los mercados de acciones y fondos de bonos de países emergentes seguidos por EPFR Global vieron la salida de cerca de 30,000 mdd, mostraron datos preliminares. Eso es un golpe, particularmente para los llamados países deficitarios, como India o Turquía, que dependen de flujos extranjeros para tapar brechas en sus balanzas de pagos. La esperanza es que la volatilidad inducida por las reducciones de estímulos de la Fed haga que los gobiernos de países emergentes apliquen reformas que finalmente reduzcan su sensibilidad a cambios en el capital global. “Los encargados de la política económica están bajo presión para que implementen reformas que estaban a fuego lento. El recorte de la Fed al menos pone el cuento en movimiento”, dijo Manik Narain, estratega de UBS. “Es muy pronto para tomar una posición ante ello, pero si logramos las reformas eso podría marcar el renacimiento de los mercados emergentes”. La expansión de 3.7 billones de dólares en la hoja de balance de la Fed fue una bendición mixta para los países en desarrollo. El crecimiento económico en esas naciones fue impulsado por costos del crédito históricamente bajos y cientos de miles de millones de dólares en inversiones en los mercados de acciones y de bonos. Pero con tanta entrada de dinero fácil, la mayoría de los gobiernos hizo muy poco en reformas laborales, privatizaciones, aumento de la productividad o mejorías a la infraestructura energética y del transporte. Los avances en esas áreas serán clave para atraer inversiones de capital a más largo plazo en manufacturas o servicios. Crisis pasadas en mercados emergentes -India en 1991, México en 1994, Rusia en 1998 y Turquía en el 2001- condujeron a reformas que transformaron esas economías. Pero analistas afirman que elecciones en varios países este año desalentarán la aplicación de reformas impopulares por ahora. Cualquier cambio propuesto en Rusia o Sudáfrica podría ser obstaculizado por saludables precios para sus exportaciones de petróleo y metales. “(La volatilidad) ha dado pie a reformas en algunos países, pero no a nivel de todas las naciones emergentes, eso es seguro”, comentó Christian Keller, jefe de investigación de Europa Oriental, Oriente Medio y Africa de Barclays en Londres. Considerando todas las posibilidades y una visión a largo plazo, un rápido fin a las compras de bonos probablemente no sea una cosa mala. El presidente del Banco Central de Brasil, Alexandre Tombini, podría haber hablado en nombre de muchas autoridades de países emergentes cuando calificó recientemente la “normalización” estadounidense como un “positivo neto”. Mientras antes la Fed retire sus estímulos, mejor, afirmó. Y eso no es de sorprender, pues la impresión de dinero por parte de la Fed dio dolores de cabeza a funcionarios de bancos centrales al alimentar gastos explosivos y deuda, burbujas inmobiliarias e inflación de precios y de divisas.

 

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