Unos 1,000 microempresarios de la confección en el Valle de Sula saben que se debe poner atención en lo que el cliente quiere oír, de lo contrario habrá alguien que sí lo haga.Y para no perder oportunidades en el mercado, bajo un programa denominado Uniformando con Chamba, se han propuesto rescatar la “cubayera”, camisa exclusiva de Honduras utilizada por más de seis generaciones de estudiantes. El presidente del gremio de microempresarios en la zona norte, Victorino Carranza, señala que el valor del mercado de uniformes en Honduras se estima en 80 millones de dólares. “Una de cada cinco prendas se produce en nuestro país, lo cual significa que 60 mdd son de procedencia extranjera y lo que es peor, mucha ingresa de manera ilegal”, expresa. ¿Cuál es el impaco? “El producto ingresado ilegalmente ocasiona evasión fiscal, competencia desleal, pérdida de empleos y lavado de dinero, esas son situaciones que afectan directa e indirectamente a los hondureños”, afirma el dirigente gremial. Puedes leer: Open English: la escuela virtual de inglés con medio millón de alumnos Ante ese panorama, en un país con más de 1.7 millones de personas desempleadas deben buscarse propuestas viables de creación de puestos de trabajo y, en ese sentido, le están proponiendo al gobierno que la “cubayera” sea producida por hondureños y para hondureños, opina Carranza. Y es que al ser la “cubayera” obligatoria en las escuelas, genera un mercado potencial. Esto quiere decir que un pequeño grupo de personas en cada comunidad se puede convertir en un microtaller fabricante de esta prenda. La propuesta se orienta a un plan de trabajo integral entre gobierno, empresas y sociedad, detonando la creación de empleos a lo largo del territorio nacional. “Vamos a elaborar los planes de negocio y de factibilidad para cada microproyecto, fungiremos como enlace autorizado para gestionar los recursos gubernamentales destinados al programa y realizaremos auditorías continuas, asegurando los objetivos de la iniciativa”, indica. De esa forma, trabajando de manera adecuada el proyecto tendrá un alto impacto en muy poco tiempo. Por ejemplo, con la capacitación adecuada, microtalleres de cuatro a cinco personas pueden fabricar más de 50 piezas diariamente. Para el arranque, se estima una inversión aproximada de 4,500 dólares por cada microtaller. Y con la creación de 1,000 de estos talleres se estarían aperturando más de 5,000 empleos, subraya el dirigente. Durante los últimos 10 años, el sector textil y de la confección en Centroamérica llegó a experimen- tar crecimientos importantes, no solamente en su capacidad de producción, sino en el mayor desarrollo de infraestructura y generación de empleo. De acuerdo con un estudio dentro del Programa de Información al Exportador, el sector textil y de la confección en Honduras alcanzó un mercado aparente de 157.6 mdd. La producción local de insumos en la última década alcanzó los 10 mdd y el principal productor fue la empresa YKK, dedicada a la fabricación de cremalleras. “Los pequeños talleres de confección podemos ocupar un sitio importante en la economía y volver a reactivarnos a través de la subcontratación”, expresa Carranza. Su visión es clara: el mercado hondureño, al igual que sus países vecinos, afronta condiciones de mercado que le obligarán a desarrollar nuevos mecanismos de producción o de comercialización para competir en condiciones adecuadas bajo el esquema de un mercado “abierto” y hacia allá deberán orientarse.

 

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