¿Qué hace que la gente siga por muchos años siendo totalmente dependiente de los programas sociales? y ¿cómo puede disminuirse de forma constante la incidencia de pobreza y vulnerabilidad? La respuesta podría estar relacionada con la inclusión a servicios financieros que mitiguen los riesgos.   El programa Oportunidades es el centro de discusiones en el marco de la cruzada nacional contra el hambre, que aglutina programas sociales; muchos de los cuales son poco efectivos y serán aplicados en una selección de municipios con carencias que ha sido cuestionada por su criterio de selección. En esta discusión, la Secretaría de Desarrollo Social ha comentado sobre su intención de realizar modificaciones al programa Oportunidades para incluir incentivos, debido a la persistencia de algunos dependientes, sin embargo, el problema de la persistencia intergeneracional de la pobreza no es una cuestión de incentivos, es clara la existencia de trampas de pobreza. Fuera de la retórica del rediseño y la cruzada misma, más atención debería enfocarse en el porqué de dichas trampas de pobreza, ¿qué hace que la gente siga por muchos años siendo totalmente dependiente de los programas sociales? y ¿cómo puede disminuirse de forma constante la incidencia de pobreza y vulnerabilidad? Existen muchas formas de las trampas de pobreza, malnutrición, falta de educación, inexistencia de fuentes de ingreso, salud, pero una en particular importante que no se ataca en los programas sociales es la falta de acceso formal a instituciones financieras para crédito, ahorro y seguros  y el efecto que puede tener en mejorar la calidad de vida, e incluso impulsar el crecimiento económico. La premisa básica de las trampas de pobreza, es que el ingreso de hoy determina el ingreso de mañana y si no se puede lograr que la población pase de cierto nivel esta permanecerá indeterminadamente atrapada en vulnerabilidad; hasta que algo impulse a la población a un punto donde escape la trampa de pobreza. Ser pobre en un país como México es estar expuesto a una cantidad desproporcionada de riesgo, desde la salud, en el ingreso, en el trabajo y en casi todas las situaciones de la vida, la exposición a choques  transitorios y duraderos, se ve magnificada en particular  en las comunidades rurales dependientes de la agricultura. El riesgo es factor importante para poner atención y mejorar los programas sociales. Incluso en sus aspectos psicológicos. Estudios realizados por Thaler y Kahneman han encontrado que  la exposición al riesgo está relacionada con estrés y la producción de cortisol que a su vez limita la capacidad para tomar decisiones y la capacidad de comprometerse a lo largo del tiempo en actividades de mayor capacidad productiva, pudiendo perpetuar las trampas de pobreza. El acceso a servicios financieros, es fundamentales  para disminuir  las trampas de pobreza que hacen a las personas encontrarse de forma permanente en necesidad de apoyo. Evidencia de la vulnerabilidad a este tipo de choques  en México se ha encontrado desde los inicios del programa Progresa ahora Oportunidades. De acuerdo a estudios longitudinales realizados por Gloria Rubio e Isidro Soloaga, 70% de las familias en el programa han reportado sufrir de un choque por la sequía, un 35% por plagas y tan solo un 17% dice no haber sufrido de ningún tipo de choque. Estos efectos pudieran ser mitigados si se contara con un adecuado acceso a servicios financieros formales, como el ahorro para suavizar el consumo en el corto plazo, el crédito para realizar proyectos de mayor productividad de una forma eficiente y seguros para protegerlos en caso de catástrofes como la sequía, las inundaciones y las plagas. Oportunidades si ha logrado disminuir algunos riesgos con sus transferencias condicionales, particularmente en los temas de salud, alimentación y un poco en lo educativo, pero el acceso al sistema financiero y la integración de las comunidades rurales al mercado sigue siendo un gran reto. Entre las razones por las cuales las comunidades rurales son más vulnerables al riesgo están: ●            La vulnerabilidad de las actividades agrícolas a variaciones climáticas ●             Existe una menor productividad por la falta de capital humano y tecnológico. ●             Inexistencia de fuentes de empleo. ●             Las instituciones financieras que pueden ayudar a disminuir el riesgo están menos desarrolladas, los mercados son incompletos o incluso inexistentes. En Estas regiones la evidente necesidad de estos servicios se puede observar en las prácticas informales de mitigación del riesgo que tienen, como el crédito comunitario, o el compartir cosechas, sin embargo poco pueden hacer estas actividades para mitigar choques  agregados que afectan a toda una comunidad. Fuera de las comunidades rurales, México es un país en donde más del 40% del empleo es informal, lo cual limita el acceso al financiamiento formal y hace a la población más vulnerable, toda la población, rural y urbana se beneficiaría de un acceso fácil y barato al crédito y seguros. Expandir servicios financieros es una forma de contribuir a reducir la pobreza e incluso de impulsar el crecimiento económico. El acceso a estos servicios ataca la transmisión intergeneracional de la desigualdad, dando la posibilidad de invertir en su propia formación de capital humano y en actividades económicos de mayor productividad, incluso el comportamiento se ve modificado drásticamente si disminuye el riesgo que enfrentan las personas. En el caso de crédito, la revolución del microcrédito demostró que si es rentable ofrecer servicios financieros a los pobres, la evidencia en México del estudio ENAMIN en León  Guanajuato, índica que personas con negocios bajo restricción crediticia pueden tener retornos al capital de entre 70% y 79% al mes. Desafortunadamente el caso de los seguros es muy distinto. El mercado de seguros para personas pobres es incompleto en el mejor de los casos, solo ofreciendo seguros para efectos climáticos y en el peor es totalmente inexistente. La razón es conocida. Los seguros están extremadamente expuestos a selección adversa (que solo aquellos que tienen un problema los demanden) y riesgo moral (que al saberse asegurados decidan no esforzarse en su trabajo o deliberadamente busquen ser afectados para ser cubiertos por el seguro). Por otro lado, los servicios que se llegan a ofrecer no resultan atractivos porque no los entienden, no se enfocan a sus necesidades o simplemente porque no se les tiene confianza. Estos problemas de información, hacen que sea muy complicado que un mercado natural surja y preste servicios a la población vulnerable. Por estas causas es un terreno ideal para la intervención pública y el diseño de políticas públicas que puedan acercar estos servicios. Un paso relevante para el combate a la pobreza y sus efectos intergeneracionales es el generar el acceso a esos servicios; por ejemplo a un crédito público que les permita invertir en desarrollar sus actividades de forma más eficiente, un seguro público para disminuir el riesgo de perder todo en casos de sequías, inundaciones y demás factores de riesgo o un subsidio que permita que instituciones privadas brinden dichos servicios. El estado tiene la capacidad de generar este acceso y disminuir la incidencia de selección adversa o riesgo moral al colocar incentivos dinámicos dentro de los programas que ofrece, que hagan costoso el perder el acceso a los mismos si se cometen faltas o intentos de fraude. El combate a la pobreza involucra más que solo alinear los incentivos, Sedesol parece no tener claridad en este sentido, incluso algunas de las declaraciones que realizan muestran poco entendimiento de los programas que ya existen. Combatir la pobreza y fomentar el desarrollo involucra pensar con claridad las causas de la misma y de su transmisión a lo largo del tiempo. La nueva administración debería enfocarse en brindar los servicios que atacan dicha transmisión, el acceso a los servicios financieros es uno de estos mecanismos.   Contacto: Twitter: @DiegoCastaneda e-mail: [email protected]

 

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