- El derivado del final de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
- El asociado al avance de la normalización de la política monetaria en Estados Unidos.
- El ciclo político en el país.
Momentos económicos y ciclos políticos 2018
La economía debe ser capaz de crecer por encima de la tendencia inercial a la que se encuentra anclada desde hace varios años, y aproximarse a su potencial de crecimiento de largo plazo.
Por Manuel Aguilera*
México enfrentará en 2018 un escenario complejo. En el tercer trimestre de 2017, la economía se contrajo un -0.3%, anulando el crecimiento que había registrado el trimestre previo. Con ello, la estimación para el conjunto del año se sitúa en el entorno del 2.3%, prolongando así el crecimiento sub-par de la economía mexicana.
Por otra parte, a pesar de que la inflación anual se ubicó en el 6.77%, ligeramente por encima de las expectativas del mercado, se prevé que el Banco de México la haga converger hacia finales de 2018 en la banda objetivo del 3-4%.
En su reunión de diciembre, el banco central elevó su tasa de política monetaria en 25 puntos básicos para llegar a 7.25%, luego de haberla sostenido en 7% desde junio. La decisión ha sido justificada por la necesidad de reforzar la tendencia a la baja de la inflación, y mantener ancladas las expectativas de mediano y largo plazos. Así que es previsible que las tasas de interés hayan alcanzado ya su punto máximo, y que el Banco de México comience a reducirlas en línea con la desaceleración esperable de la inflación.
Si bien es cierto que, en términos de actividad económica, 2018 podría terminar siendo un año muy parecido a 2017, tendrá una característica que lo distinguirá: podría ser el año que defina las perspectivas de mediano plazo para la economía mexicana. En medio de una compleja encrucijada económico-política, 2018 concentrará tres riesgos clave: