A 30 años del terremoto más severo que ha visto la Ciudad de México, el gobierno y la sociedad han hecho esfuerzos para estar listos en caso de emergencia. ¿Podría el país hacer frente a un nuevo gran sismo?   El 19 de septiembre de 1985, la Ciudad de México amanecía con un terremoto de 8.1 grados en escala de Richter, el más mortífero en su historia. El siniestro afectó escuelas, hospitales, edificios de gobierno y dejó viviendas derrumbadas o dañadas, sin mencionar las líneas de comunicaciones, electricidad, servicios hidráulicos y sanitarios. En un informe para el Sistema Nacional de Creadores de Arte, el arquitecto Javier Sánchez Corral relata que para hacer frente a la destrucción se organizó un grupo de trabajo conformado por ingenieros y arquitectos de la UNAM, el Colegio de Arquitectos de México y el IPN. Su primera misión consistió en realizar un censo para identificar y hacer un recuento de los daños. El informe arrojó que había al menos 2,831 edificaciones con daños de algún tipo o en ruinas. A partir de entonces, las construcciones utilizaron nuevas técnicas y materiales mucho más resistentes para eludir desastres similares en el futuro. Se reforzaron cimientos en zonas vulnerables, se utilizaron cables de acero en forma diagonal desde la cimentación, para reforzar las estructuras de varios niveles, y se incrementó el peralte de vigas y columnas. La reconstrucción también incluyó la elaboración de mapas estratigráficos de la ciudad, detallados para conocer las propiedades del suelo e identificar las zonas de riesgo. La reconstrucción comenzó por las unidades hospitalarias, escuelas públicas y viviendas. Mientras esto ocurría, los damnificados fueron reubicados en 131 albergues y 72 campamentos al aire libre, con sanitarios y cocinas colectivas. Se contabilizaron cerca de 33,000 damnificados. “El gobierno federal asegura que para que la reconstrucción fuese total tuvieron que pasar poco más de ocho años, pero algunos edificios dañados por el sismo aún siguen en pie ya reforzados o esperando ser restaurados”, advierte el especialista. Tras el desastre, el gobierno de Miguel de la Madrid determinó expropiar 7, 000 predios, baldíos en su mayoría, para que, un año después, el 7 de abril, el gabinete económico del gobierno federal aprobara un presupuesto de 200.51 millones de pesos para el Programa de Renovación Popular. Sin embargo, para el final del plazo de ejercicio de esos recursos, apenas se habían edificado 8,729 de las 44,437 viviendas proyectadas. sismo2   ¿Qué se ha hecho desde entonces? Actualmente, el gobierno tiene  un seguro contra desastres naturales que apoya al Fonden, que de por sí cuenta con 18,625 millones de pesos. El Seguro Catastrófico del Fondo de Desastres Naturales (Fonden) ofrece una cobertura de hasta 5,000 millones de pesos. La contratación vigente está pactada hasta el 5 de julio de 2015 y cubre todo desastre cuyos daños rebasen 350 millones de pesos. Para Recaredo Arias, director general de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), los riesgos lucen cada vez más acotados. “Un punto importante es que consideremos que tenemos códigos constructivos de primer nivel. Basta ver casos como en Chiapas o Tabasco, donde hay temblores de 6.5 o 6.8 grados y realmente los daños son menores, mientras que en otros lugares del planeta, sismos de más baja intensidad producen daños más severos.” El directivo adelanta en entrevista que el sector asegurador realizará próximamente un simulacro de un gran sismo, donde se simulará que las oficinas deben cerrarse y cómo reaccionarían aseguradoras  y ajustadores.   Los riesgos en los cimientos Actualmente, sólo 4.5% de las casas en México están aseguradas de forma voluntaria. Si se considera el porcentaje que está asegurado por créditos hipotecarios, sólo una de cada cuatro casas cuenta con una cobertura antisismos, pues, de hecho, un seguro básico de daños en el hogar no incluye protección contra fenómenos naturales, como sismos o huracanes. “En el caso de las propiedades con hipotecas, sí tienen componente de sismos y hasta huracán en la mayoría de los casos”, precisa Arias. Actualmente, 27 compañías aseguradoras cuentan con productos con componente de sismo. Todas las zonas de México son asegurables, pero las tarifas varían. Recaredo Arias expone que no es el mismo precio de una cobertura contra sismos en la colonia Roma, donde hay suelo blando, que en San Ángel, donde hay suelo volcánico.   ¿Qué hacer en caso de sismo? En marzo de 2013, el sismo de 7.4 grados Richter generó indemnizaciones por daños equivalentes a 238 millones de pesos por 840 siniestros reportados por los asegurados. La AMIS emite las siguientes recomendaciones al respecto:   Antes
  • Recurre a técnicos y especialistas si construyes tu propia vivienda. De acuerdo con la firma Échale a tu casa, 50% de las viviendas en México son autoconstrucción con pocas especificaciones técnicas.
  • Mantén en buen estado las instalaciones de gas, electricidad y agua.
  • Prepara un plan informal con tu familia de qué hacer en caso de sismo: dónde reunirse, qué punto de la casa puede ser el más seguro.
  • Ten a la mano documentos importantes, como actas de nacimiento, escrituras, pasaportes, pólizas de seguro.
  Durante
  • Conserva la calma, no permitas que el pánico te domine.
  • Dirígete a los lugares seguros establecidos, cubre tu cabeza con ambas manos y colócalas junto a las rodillas.
  Después
  • Cierra llaves de gas y evita encender alguna flama.
  • Si se presenta un incendio, llama de inmediato a los bomberos o a Protección Civil. Procura tener estos números a la mano en tu memoria de celular.
  • Revisa tu casa: si presenta cuarteaduras, goteras, cortocircuitos o grietas, pide apoyo de algún especialista para remediarlos. Si cuentas con una póliza y detectas un daño, acude a tu aseguradora para hacer válida tu cobertura.

 

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