Algunos dirán que el destino nos jugó una mala pasada. En el Mundial Brasil 2014, Arjen Robben acabó con el sueño mundialista de la Selección Mexicana, con lo que el “maleficio del quinto partido” se extendió a cinco mundiales consecutivos. “No fue penal”, dijo “el piojo” Herrera en entrevista, tras el silbatazo final. “No fue penal”, gritó Christian Martinoli cuando el árbitro juzgó que Rafa Márquez había obstruido el desborde del volante en el área. “No fue penal”, sentenció la prensa nacional al día siguiente. En el calor del momento, se dijo que la derrota se debía al error arbitral en tiempo de compensación. Nadie reparaba en que, en los 92 minutos que transcurrieron entre el silbatazo inicial y el “clavado” de Robben, la selección holandesa superó a la mexicana, con 13 remates contra 10, 455 pases contra 357, 30 centros contra 11, 10 corners contra dos… y un “clavado” contra cero. ¿A qué atribuyeron muchos jugadores y directivos de la Selección Mexicana de Futbol el fracaso en el Mundial de Brasil 2014? ¿Al árbitro que marcó un penal “inexistente” en tiempo de compensación o al desempeño del equipo durante el partido? Una revisión exhaustiva de la prensa en los días posteriores a la eliminación arroja indicios de que los jugadores y el director técnico no atribuyeron el fracaso a causas como el desempeño del equipo durante el partido, los errores tácticos o el nivel de la liga mexicana… El caso de la Selección Mexicana en aquel Mundial contrasta con el de la Selección Alemana en la Eurocopa de Bélgica/Holanda 2000. Tras terminar últimos en la fase de grupos (sin haber conseguido un solo triunfo y ser goleados 3-0 por los suplentes de la Selección Portuguesa), los jugadores y directivos de la Selección Alemana atribuyeron el fracaso a la falta de remplazo generacional en el equipo y a la falta de competencia en la liga local. Conscientes de que ambas situaciones dependían de ellos, diseñaron un plan para regresar a la senda del triunfo. El plan alemán consideró cuatro ejes que atacaron problemas bajo el control de los clubes y los directivos de la Federación Alemana de Futbol (FAF): mejorar las academias de los clubes, la gestión empresarial de la liga, y la competencia y el rigor de los directores técnicos. Después de años de implementar el proyecto, levantaron la Copa del Mundo en Brasil y, actualmente, gozan de una impresionante generación de jugadores que son protagonistas en los principales clubes de toda Europa. Los casos de las selecciones mexicana y alemana sirven para ilustrar el problema al que se enfrenta México: Nuestro país, como nuestra Selección, no termina de detonar su potencial porque tampoco termina de internalizar la importancia del mérito, la disciplina, la planeación y el trabajo como condiciones necesarias para el éxito. Seguimos apostándole a que algunas actuaciones individuales nos lleven por la ruta del éxito, cuando la experiencia de la Selección Alemana deja claro que los resultados y los campeonatos se sostienen sobre la base de instituciones, proyectos de largo plazo y trabajo en equipo, no de hombres fuertes o chiripazos. Y es que el mérito no es de quien un día logra desbordar y clavarse en el área para meter un golazo, sino de quien constantemente logra contribuir al funcionamiento colectivo de su equipo con base en esfuerzo y disciplina. Ya sabemos que México, Canadá y Estados Unidos serán los organizadores del Mundial 2026, lo que representa una oportunidad inmejorable para pensar en grande, para hacer de nuestro futuro un proyecto. Más que anhelar el famoso quinto partido, preguntémonos qué debemos hacer para levantar la Copa del Mundo. Mientras escribo esto, todavía no conocemos los resultados de la Copa del Mundo de Rusia. Independientemente de si llegamos o no al quinto partido, lo importante, de ahora en adelante, será proponer un proyecto sensato, responsable y ambicioso que nos permita, como a Alemania, lograr éxitos constantemente. Necesitamos que en México sea una costumbre la inversión en el largo plazo. Así se planean los sistemas deportivos exitosos y la viabilidad de los países prósperos.   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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