Como se venía previendo desde hace meses, la situación en la que ha derivado la pandemia para unos países como los países del continente latinoamericano comienza a volverse insostenible. Hace unos días mencionábamos la necesidad que encontraban los ciudadanos centroamericanos de huir de sus países, dada la escasez de recursos, así como esa mayor intensificación del virus. Sin embargo, no es preciso ya irse tan lejos para ver cómo la escasez de recursos está impulsando a la población latinoamericana a huir del continente, pues México, ante los brotes que está viviendo, ya comienza a mostrar la misma preocupación en una ciudadanía que teme a una crisis sin precedentes para el país.

La situación para México, económicamente hablando, no ha sido muy buena en los últimos años. El crecimiento económico del país se ha visto prácticamente estancado, llegando a registrar crecimientos muy cercanos al 0% durante el ejercicio pasado. Esta situación, provocada por diversas situaciones, entre las que podríamos destacar el abaratamiento de las materias primas, así como el peor comportamiento del comercio de mercancías y que supedita un gran porcentaje del PIB azteca, ha hecho que el país, incluso antes de llegar la pandemia, se viese al borde de una recesión técnica. Pero México no contaba con una situación aún peor, una situación que convertiría esa recesión técnica prevista en lo que, a la luz de los datos, se presenta como una de las mayores contracciones económicas de la historia reciente del país.

En este sentido, los pronósticos que ofrece el Fondo Monetario Internacional (FMI) arrojan una contracción que, para el caso de México, ya se sitúa en el -10,5% del PIB. Es decir, hablamos de una contracción en el producto interno bruto que podría acabar con hasta 11 puntos porcentuales del PIB azteca. Para hacernos una idea de lo que hablamos y ponerlo en contraste con otras cifras similares, la contracción prevista por el organismo para el conjunto de economías de América Latina, atendiendo al promedio, se sitúa en el -9,4%. Es decir, hablamos de una contracción claramente superior a la del conjunto de economías del continente. Una situación que, ante los datos, comienza a preocupar a la ciudadanía mexicana.

Además, en adición a lo económico, también es preciso hablar de recursos. Y es que, de acuerdo con los datos que ya registra México, así como el conjunto de países de Latinoamérica, el virus ha vivido una intensificación en las últimas semanas. Los contagios no dejan de sucederse, a la vez que las muertes siguen incrementándose. Con más de 365.000 caso detectados, México ya ha rebasado la barrera de las 40.000 muertes en el país; situándolo como el cuarto país con más muertos de toda la región. Si estos datos los extrapolamos a América Latina en su conjunto, hablamos de que, con los rebrotes en países como Perú o Bolivia, la región registra ya más de 166.000 muertes, así como más de 4 millones de contagios. Unas cifras que, como podemos observar, no dejan indiferente a nadie.

A su vez, de acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), hablamos de un contagio potencial que podría llegar a contagiar hasta 186 millones de personas. Ante esta última cifra, la sensación que causa es incluso peor.

Con estos datos, cabría resaltar la situación que viven estos países en materia de recursos, pues hablamos de una serie de países que, además de tener que enfrentarse a una pandemia más dura de lo esperado, lo hacen con menos recursos que el resto de los países afectados; provocando una situación de vulnerabilidad a la que debemos atender.

Así, si tenemos en cuenta indicadores como las camas de hospital por cada 1.000 habitantes, los resultados muestran una escasez desmesurada en las economías de la región. Y es que hablamos de un índice que en la mayoría de las economías que integran la región no llegan ni a una cama por cada 1.000 habitantes; en el caso de México es de 1.4 camas. Por lo tanto, ya no solo hablamos de una sanidad que se muestra menos capaz de salvar personas, sino de una incapacidad para atender a los ciudadanos en el país, dada la escasez de recursos que, reflejada en los indicadores, pone en peligro los índices de mortalidad; unos índices que, de seguir aumentando los contagios, podrían comenzar a intensificarse al alza.

Algo similar ocurre con los médicos en el país; pues, atendiendo también a los indicadores en materia de recursos sanitarios, se observa un claro reflejo de una densidad de médicos por cada 1.000 habitantes en los distintos países de la región que, en su mejor nivel presentado, ascienden a los 2 médicos por cada 1.000 habitantes; en el caso de México, el país presenta 2 por cada 1.000, ajustándose al promedio. Esta situación está provocando que ciudadanos mexicanos comiencen a cruzar la frontera camino a Estados Unidos, en busca de hospitales en el sur de California que, con mayores recursos, puedan dotar de una sanidad de calidad a unos ciudadanos que, de seguir intensificándose la pandemia, no cuentan con recursos, en este caso, ni para ser atendidos.

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