Por Máximo Santos Miranda México perdió entre el 2001 y el 2017 nada menos que 3.2 millones de hectáreas de bosques, o lo que es lo mismo dicha perdida ha supuesto un 6% de su territorio forestal. Este hecho supone una pésima noticia para el país ya que le acarrea consecuencias enormes tanto a corto como a largo plazo y es que la función de los bosques en la absorción del CO2 arrojado a la atmósfera resulta crucial. Pero el cometido de los bosques no se limita únicamente a la absorción del dióxido de carbono, sino que va mucho más allá, dado que los bosques cobijan en su seno a multitud de especies de anfibios, mamíferos, reptiles y aves. Muchas de estas especies son endémicas, es decir, que sólo existen en México. De forma que la desaparición de los bosques también significará la desaparición de esa fauna autóctona. La FAO estima que el 34% de la fauna que habita los bosques mexicanos es endémica y que el 12% de la misma está condenada a desaparecer en pocos años si la deforestación continúa al ritmo actual. Este proceso de deforestación también estuvo presente entre los años 1990 y 2000. De forma que la FAO estimó en su día que en ese periodo, México perdió un promedio de 174,450 hectáreas de bosque anualmente, es decir, el 0.45% de su masa forestal cada año. El caso de México no es algo aislado en Latinoamérica, ya que todos los países de la región comparten la misma problemática. Así, se calcula que sólo en los años 2015 y 2016 Brasil perdió alrededor de 1.5 millones de hectáreas de bosques. Bolivia perdió, según datos del Centro de Documentación e Información Bolivia (CEDIB), 350,000 hectáreas como promedio desde el año 2011. En el caso de Perú se estima que el país ha perdido casi 2 millones de hectáreas de bosques entre los años 2001 y 2015. Tampoco Colombia escapa a la deforestación y se calcula que en los años 2014 y 2015 perdió alrededor de 130,000 hectáreas anuales. La misma situación se repite en el resto de países latinoamericanos y ello es debido a multitud de factores entre los que podemos citar el avance de la agricultura tanto en lo que se refiere a pequeñas como a grandes explotaciones, la reconversión de las tierras para el pasto ganadero, la minería ilegal, las obras de infraestructura como la construcción de carreteras, el avance descontrolado de la superficie urbana… Los datos anteriores se tornan especialmente preocupantes, ya que a la pérdida continua de masa forestal se une el hecho de que muchos de los bosques latinoamericanos presentan los mayores grados de diversidad biológica del planeta. Sin embargo, lo que sucede en estos bosques no es un hecho aislado, dado que esta misma situación se produce en muchos países de Asia, como en Indonesia, Vietnam, Camboya y Myanmar, así como en casi todos los países del áfrica subsahariana. A pesar de todo lo anterior, hay datos para la esperanza y es que la masa forestal lleva aumentando de forma continuada en diversos países en los últimos lustros. Es el caso de Irlanda que contaba con una superficie forestal del 1% de su territorio en el año 1922 mientras que en la actualidad cuenta con un 11% y se estima que de seguir con esta progresión alcanzará el 18% en el año 2040. En España la superficie forestal ha aumentado un 30% entre el año 1990 y la actualidad y esta misma situación se repite en Italia y Grecia, donde dichos aumentos, en el mismo espacio temporal, se sitúan en el 26 y 32%, respectivamente. En otros países como Alemania, Noruega, Finlandia, Suecia o Australia también se han producido importantes aumentos de la superficie de sus bosques. Pero ¿a qué se ha debido dicho aumento? En primer lugar a que muchos agricultores en estos países han dejado de cultivar en los terrenos menos productivos para concentrarse en los terrenos más fértiles, lo que ha producido que los bosques hayan arrebatado paulatinamente estos espacios a la agricultura. En segundo lugar, a los planes de reforestación, con los que pretenden luchar contra la contaminación, que han llevado a cabo multitud de gobiernos de los países más avanzados económicamente Sin embargo, y a pesar de que existen datos positivos a nivel global, no podemos ser optimistas en cuanto a la situación mundial de los bosques y es que si bien es cierto que en algunas zonas del planeta su superficie está aumentando, en los países en que disminuye son por lo general los bosques que presentan una diversidad biológica más acusada y este hecho hace que no podamos comparar los árboles que se ganan en una parte del planeta con los que se pierden por la deforestación en otra. Por esta razón se hace urgente tomar medidas por parte de los gobiernos que luchen contra la deforestación y especialmente la de aquellos bosques que presentan niveles de riqueza biológica especialmente notable. El gobierno mexicano debe hacer mucho más por conservar sus bosques, porque estos constituyen una riqueza para el país que no se debe perder. Además hay que tener en cuenta que la deforestación se produce de forma inmediata mientras que la recuperación de los bosques y de los ecosistemas asociados a estos necesitan de periodos muy largos. Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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