Estos 15 y 16 de abril, México será anfitrión de la Primera Reunión de Alto Nivel de la Alianza Global para la Cooperación Eficaz al Desarrollo (AGCED) en la que se espera la participación de 160 países. Aquí los 5 temas de la agenda.       Por Carlos Zarco Mera*     Las políticas de cooperación se intensificaron después de la Segunda Guerra Mundial y empezaron a cobrar forma en el marco de acuerdos globales en el inicio del siglo XXI. A través de reuniones internacionales en Roma, París, Accra y, en 2011, en Busan, se formularon principios y nuevos marcos conceptuales y políticos para darle mayor efectividad a la cooperación internacional en la lucha contra la pobreza en el mundo. Toca ahora a nuestro país recibir la siguiente cita a nivel global. Los próximos 15 y 16 de abril, México será anfitrión de la Primera Reunión de Alto Nivel de la Alianza Global para la Cooperación Eficaz al Desarrollo (AGCED) en la que se espera la participación de 160 países y alrededor de mil 300 delegados, tanto de gobiernos como de organizaciones de la sociedad civil, sindicatos y empresas. La reunión se enfocará en cinco temas: Primero, desarrollo inclusivo y progreso en la implementación de los acuerdos que se generaron en Busan. La Alianza Global se distingue de otros foros por su compromiso con las alianzas incluyentes, buscando involucrar activamente a diversos sectores en los procesos y políticas de desarrollo social. Desde la perspectiva de un desarrollo efectivo es clave la participación de las comunidades locales, por ello la Alianza deberá reafirmar su compromiso con el empoderamiento de las mujeres, la inclusión y participación de los grupos vulnerables y el uso de los sistemas nacionales de implementación de políticas  como medio principal para canalizar la cooperación. En Busan se habló de los entornos favorables para la sociedad civil. Toca preguntarnos qué tan favorables son las condiciones para el florecimiento de la sociedad organizada en cada país y si tendrá que haber un compromiso explícito para revertir la disminución de los espacios de participación de la sociedad civil como ocurre en varios países. Respecto al monitoreo del cumplimiento de los acuerdos de Busan en este mes de abril fue dado a conocer el reporte que se ofreció para enero de este año, lo cual pone ya una mancha a la calidad de la reunión en México. Segundo, la movilización doméstica de recursos, que refiere a los recursos financieros que se pueden generar dentro de un país en desarrollo para superar sus propias condiciones de pobreza y desigualdad. Las políticas fiscales son un mecanismo clave en este sentido, así como el impulso a la cultura de la cooperación, la generación de conocimiento y el incentivo a la donación del público para causas sociales. La Alianza Global debe redoblar los esfuerzos internacionales en la  lucha contra la evasión fiscal y los flujos financieros ilícitos, que representan alrededor de 100 mil millones de dólares perdidos al año que se podrían invertir en sistemas de salud y educación en los países en desarrollo. Tercero, el rol de los países de renta media en la cooperación. Con base en el indicador de ingreso per cápita, se determina que los países de renta media, México entre ellos, ya no son prioritarios como receptores de la cooperación. Esa clasificación no refleja los índices de pobreza y desigualdad que prevalecen en estos países. De hecho es en estos países donde hoy se concentra casi la mitad de la pobreza a nivel mundial. Es un hecho que muchos de los países de renta media ya no son pobres en sentido estricto, dado su nivel de producción de riqueza, sin embargo son naciones con sistemas injustos en la distribución de la riqueza, con una institucionalidad pública frágil, capturada por poderes fácticos privados y sistemas pervertidos de administración de justicia. ¿Cómo fortalecer la dinámica democrática en estos países mediante la cooperación internacional? Y, también relevante, ¿cómo fortalecer el rol de donantes que estos países emergentes pueden jugar para una lucha más efectiva contra la pobreza en el mundo? Cuarto, la Cooperación Sur-Sur, Cooperación Triangular e Intercambio de conocimientos. Los niveles de la cooperación entre países en desarrollo se ha incrementado globalmente. Los que históricamente habían sido países receptores de ayuda internacional ahora están siendo oferentes de esa ayuda, generando nuevas dinámicas de cooperación. Esta nueva realidad fue reconocida en Busan y se estableció el criterio de responsabilidades compartidas pero diferenciadas, reconociendo que los países del Sur aún no están en condiciones de cumplir con los estándares internacionales establecidos. Ello, sin embargo, no puede ser un pretexto para evitar mejorar sus prácticas en materia de transparencia y rendición de cuentas, así como la apertura de espacios para la participación activa de la ciudadanía en las políticas de cooperación. Quinto, el sector privado como socio en el desarrollo. La Alianza Global busca promover el rol activo del sector privado en la promoción del desarrollo. ¿Cómo hacerlo en un marco de cooperación que comprometa la superación de la pobreza y la reducción de la desigualdad considerando los intereses económicos de las empresas? En ese sentido, es importante que se tomen  acuerdos claros para proteger los derechos de los productores y consumidores garantizando la rendición de cuentas a los beneficiarios de las alianzas público-privadas, así como el monitoreo y evaluación de éstas. México, además de ser país anfitrión, tiene un rol en la definición de la agenda y en la conducción de la reunión. En cada uno de los cinco temas México tiene algo que decir y mucho que construir al interior del país. Habiendo sido un país históricamente receptor de la ayuda internacional, hemos vivido el tema de la cooperación de una manera más bien pasiva. En 2011, el Congreso mexicano aprobó la Ley de Cooperación Internacional para el Desarrollo que estableció la creación de la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID) junto con la obligación de contar con un Programa, un Fondo con recursos para la cooperación y un Registro que nos permita cuantificarla y monitorearla. Eso nos permite pasar a jugar un rol más pro activo y de mayor corresponsabilidad en la definición de las políticas sobre lucha contra la pobreza. Fortalecer nuestro rol como país donante y jugar un rol activo en el cumplimiento de las llamadas Metas del Milenio y en el debate en curso sobre el nuevo marco que orientará las acciones globales después de 2015, serían dos distintivos de nuestra responsabilidad global. La cooperación internacional para el desarrollo, es decir, los flujos financieros, la ayuda en especie, y los conocimientos que se comparten entre países para afirmar los derechos humanos y la superación de la pobreza, es sin duda una de las prácticas que nos hacen crecer como sociedad.. México puede jugar un rol como puente y facilitador de acuerdos entre los países donantes tradicionales del Norte y los emergentes del Sur, construyendo una narrativa de colaboración, atendiendo las diversas condiciones de los países y enfatizando el objetivo común de ser más efectivos como comunidad internacional en la lucha contra la exclusión social.

    *Carlos Zarco Mera es director ejecutivo de Oxfam México   Oxfam es un movimiento global que trabaja en 94 países para construir un futuro libre de la injusticia y la pobreza. Busca mejorar las condiciones y los medios de vida de las personas más vulnerables, fortaleciendo sus organizaciones locales e influyendo en los gobiernos y empresas para garantizar sus derechos.       *Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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