El microcrédito no sólo es útil para impulsar nuevos negocios o adquirir bienes que incrementan el bienestar de las familias, también es muy útil como reserva financiera contingente para solventar gastos en caso de una emergencia.       Uno de los sucesos más importantes en el mundo de las finanzas ocurre a finales del siglo XX: el desarrollo del microcrédito. Fue creado para atender a segmentos de la población económicamente muy marginados y que la banca comercial tradicional no podía atender debido a los muy altos costos de transacción. Esto último resulta muy confuso para algunas personas, pero generalmente queda claro cuando se ilustra el concepto con un ejemplo muy sencillo como este:  
Supongamos que una empresa grande decidiera solicitar a un banco comercial 100 millones de dólares a reembolsar exactamente en un año, con una tasa preferencial de 5% anual. El ingreso resultante para para el banco por esta operación sería de cinco millones de dólares en ese año, permitiendo con ello tener los suficientes recursos para cubrir tanto los gastos de originación como de administración del crédito: salarios, depreciación de activos, luz, teléfono, impuestos y desde luego, los muy altos costos relacionados con la recuperación de la posible cartera vencida. En contraste, es posible también imaginar un escenario donde una persona de muy escasos recursos económicos se encuentre desempleada, con mucha necesidad y por ello decida iniciar su muy pequeño negocio. Por ello, decide solicitar un crédito por un monto equivalente a 100 dólares, a pagar exactamente en un año,  con una tasa no preferencial de 20% anual, produciéndole al banco un ingreso potencial de 20 dólares en un año, lo cual claramente sería insuficiente para pagar los gastos de originación y administración del crédito como salarios, depreciación de activos…y ¡la potencial cartera vencida! Esto es, los ingresos esperados por la transacción no serían suficientes para cubrir los costos asociados en este segundo caso.
  Así, para que fuera posible el otorgar créditos a personas de muy bajos recursos eran necesarias cuando menos dos cosas:
  1. Tasas acordes con el tamaño del crédito para que con ello se pudiera cubrir los costos de transacción
  2. Tasas de cartera vencida muy bajas, esto es, cercanas a cero para no incurrir en costos de recuperación
  Por su destacada labor social, uno de los hombres más admirados en el mundo de las finanzas es Muhammad Yunus. Ganador de múltiples reconocimientos a nivel internacional, entre ellos el Premio Nobel de la Paz. Yunus desarrolla esquemas de crédito para grupos solidarios de individuos de bajos recursos y eventualmente se concentra en grupos de mujeres en Bangladesh lo que eventualmente se consolida con la creación del Banco Grameen.  Debido al momento que le toco vivir el perseverar en su propuesta no sólo implicaba poner en riesgo su patrimonio, sino además su integridad física. Así comienza a formalizarse el microcrédito en instituciones llamadas microfinancieras. Estas son una alternativa al crédito informal y han sido muy impulsadas por diversas instituciones de desarrollo internacional por una razón muy sencilla: el crédito informal puede ser mucho muy caro en países en desarrollo. Tan caro como que el hecho de que el  crédito puede estar garantizado con la propia libertad o, en el peor de los casos, la vida. El microcrédito no sólo es útil para impulsar nuevos negocios o adquirir bienes que incrementan el bienestar de las familias, también es muy útil como reserva financiera contingente para solventar gastos en caso de una emergencia. Ésta última se puede presentar de muchas formas: desempleo, enfermedad, accidente y muchas otras entre las cuales está la ocurrencia de una catástrofe natural la cual puede generar al mismo tiempo desempleo, enfermedad, pérdida del patrimonio. Todas consecuencias adversas que ponen en riesgo la viabilidad de las familias. En este sentido, es posible recordar que la población de escasos recursos es la que es más vulnerable a la ocurrencia de una catástrofe natural. Es precisamente este segmento de la población el que es atendido por las microfinancieras por lo que sus servicios de crédito pueden servir de ayuda para la pronta recuperación de una comunidad después de que sufre una catástrofe natural. Sin embargo, de forma paradójica en algunas ocasiones las microfinancieras no están en capacidad de ofrecer créditos cundo más se necesitan. Un caso muy ilustrativo es el del sector microfinanciero en la Región de Piura en el Perú. Impactante por su belleza (y por exquisita comida), la geografía de este país se le puede conceptualizar en tres grandes zonas: la amazonia, la zona del altiplano andino y la costa. Esta última es una de las zonas más áridas del mundo. No llueve, punto. En el noroeste de la Costa Peruana se encuentra el Departamento de Piura. Zona con una actividad económica importante, cuyo motor es la agricultura de riego y que sufre afectaciones muy severas cundo ocurre un fenómeno natural cuyo impacto es de escala mundial: “El Niño”. En Piura no llueve…nada. Sin embargo, cuando ocurre el fenómeno de El Niño se presentan lluvias torrenciales constantes afectando a todos los sectores económicos de la región. La consecuencia de esto es una catástrofe de inmensas proporciones a nivel local, lo cual arruina toda actividad económica y propicia un incumplimiento masivo de pagos de créditos. Resultan muy afectados todos. Sin embargo, particularmente resultan afectadas las microfinancieras que operan localmente en la región de Piura conocidas como Cajas Municipales lo cual hace difícil que ellas a su vez otorguen los tan necesarios créditos. Por ello, desde hace algunos años instituciones que promueven el desarrollo internacional como la alemana GIZ (gubernamental) o las estadounidenses USAID (gubernamental) y Bill y Melinda Gates Fundation  (privada) han impulsado la creación de esquemas de seguro indexado (ver este blog para ver qué es un derivado climático) para facilitar la adquisición de coberturas contra eventos climáticos extremos. Así, con el seguro se espera que la microfinanciera cuente con la liquidez suficiente para que ella a su vez provea de planes flexibles de refinanciamiento y en el mejor de los casos nuevos créditos a los individuos que urgentemente los necesitan y ayudarlos a recuperarse más rápido de la catástrofe natural. Hay otros factores globales que afectan el funcionamiento adecuado de las microfinancieras a nivel local. Por ejemplo, la reciente caída en el precio de los commodities ha afectado a muchos países en vías de desarrollo cuyo principal producto de exportación son estos bienes. Esto a su vez ha disminuido el ingreso disponible de muchas economías locales haciendo difícil el cobro de microcréditos y en consecuencia el otorgamiento de nuevos financiamientos a personas de bajos recursos. Es así que el microcrédito es uno de los más notables desarrollos financieros creados recientemente y que, sin lugar a dudas, ha contribuido en mucho a la reducción de la pobreza a nivel mundial. Es, asimismo, una excelente fuente de liquidez en para las familias de escasos recursos en caso de una emergencia. Ahora, hay que impulsar el desarrollo de mecanismos que a su vez provean de liquidez a las microfinancieras en los casos cuando las emergencias alcanzan niveles catastróficos.     Contacto: e-mail: [email protected] y [email protected] Facebook: manuel salceda       *Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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