El incremento de la tasa de interés ha generado cierto descontento entre quienes desean tasas sin cambio, al parecer no sólo porque les cayó de sorpresa, sino también porque se sienten defraudados. Esto ha generado comentarios en torno de los posibles efectos negativos que el alza de tasas va a producir, los cuales carecen de fundamentos sólidos. Los comentarios en contra del alza de tasas se centran básicamente en tres aspectos.
  1. No era necesaria porque la inflación sigue abajo de 3%.
  2. Va a afectar el crecimiento económico.
  3. Va a restringir el consumo privado.
Todos ellos son argumentos endebles y con pocos fundamentos. En cuanto al primer punto, es necesario considerar que una inflación por abajo del objetivo no es consistente con una economía que aún adolece de rigideces y dominancia en la formación de ciertos precios, así como de la existencia de precios aún determinados por el gobierno, por lo que la inflación por abajo de 3% fue sólo un evento transitorio que, más temprano que tarde, está regresando a sus niveles consistentes con la verdadera estructura de formación de precios en la economía. Existen dudas de que la baja inflacionaria, sobre todo en precios de combustible y electricidad, haya sido producto de las reformas en marcha, como se dijo. Ni la apertura del sector petrolero ni del eléctrico han generado una ganancia en eficiencia productiva que haya aumentado hasta ahora la capacidad productiva en dichos sectores. Más bien la baja de precios internos se dio por importaciones más competitivas. Pero así como los precios internacionales bajan, también suben, por lo que la ganancia inflacionaria que se logró en la primera parte del año se está desvaneciendo en la segunda. En cuanto al segundo punto, sobre el crecimiento económico. El alza de la tasa de interés solo está moviendo las condiciones monetarias del terreno expansivo hacia la neutralidad, por lo que ni estimula ni restringe a la economía. Es un error atribuir un efecto restrictivo al alza de tasas, dado que la política monetaria sólo está regresando a sus condiciones normales, las cuales permitirán que la economía funcione en su estado natural. La neutralidad monetaria es consistente con una tasa de interés nominal en el rango de 4% a 4.5%, por lo que el nivel de 4.25% de la tasa de fondeo sólo ha puesto las condiciones monetarias fuera del terreno expansivo. El tercer aspecto tiene que ver con el aparente efecto restrictivo de las tasas sobre el consumo, a través del encarecimiento del crédito. En primer lugar se debe tener presente que el alza de tasas sólo va a normalizar las condiciones crediticias, que han sido infladas más allá de sus condiciones estructurales a través del estímulo fiscal y monetario de los últimos años. Es cierto que el costo del crédito posiblemente aumente, pero lo hará para reducir el crédito hasta niveles consistentes con las condiciones estructurales de la economía, no para restringirlo, precisamente porque las condiciones fiscales y monetarias no son restrictivas en el país. El crédito ha mostrado una evidente aceleración, tanto por tasas de interés artificialmente bajas como por el aumento de su disponibilidad a través de la banca de desarrollo. Esto se reflejó en una aceleración de las ventas al menudeo que duplicó su crecimiento real en el 2015 y lo triplicó en los primeros cuatro meses del 2016, pasando de 2.7% a 5.1% y luego a 7.9%. El consumo privado en el mercado interno casi duplicó su crecimiento real del 2014 a lo que va de 2016, de 2% a 3.7%. Así, mientras el consumo de los hogares ha crecido a tasas del doble o triple, la economía ha mantenido un crecimiento de entre 2.3% y 2.6% entre 2014 y 2015. Claramente la aceleración del consumo es inconsistente con el crecimiento natural de la economía. En segundo lugar, la evidencia empírica demuestra que el determinante importante de la demanda de crédito para el consumo es su disponibilidad más que su costo. Esto implica que ante cambios relativamente pequeños en la tasa de interés, la demanda de crédito no se altera de manera significativa. De hecho, con tasas de interés en tarjetas de crédito de alrededor de 25%, un aumento de medio punto porcentual no sería determinante para que el consumidor dejara de usar su tarjeta. Así, el alza de la tasa de fondeo decretada por el banco central es posible que encarezca el crédito de manera marginal, pero no va a reducir el crédito al consumo de manera significativa. En todo caso, una tasa de interés neutral sólo va a ajustar el crédito al consumidor hacia niveles consistentes con condiciones de normalidad. Por lo tanto, es incorrecto afirmar que el alza en la tasa de fondeo bancario a 4.25% va a restringir el crecimiento de la economía y a afectar la demanda de crédito al consumo. Sostener dichos argumentos sólo refleja poco conocimiento de las condiciones de neutralidad monetaria del país.   Contacto: Twitter: @AlfredoCoutino Página web: Alfredo Coutino   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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