¿Qué le falta a Nuevo León? Un equilibrio hacia otros temas, como el turismo, la cultura, la gastronomía, los servicios y las industrias creativas.     Por Carlos Mota*   Lo han nombrado —erróneamente en mi opinión—, el Interpuerto Mon­terrey. Faltó un mercadólogo con colmillo que lo bautizara con algún nombre más pegador, como el Diamante Logístico del Norte o algo similar. El propio apellido “Monterrey” le limita… ¿A qué me refiero? Al puerto seco interno de 1,250 hectáreas que ha impulsado el gobierno de Rodrigo Medina en Nuevo León, donde confluyen la línea férrea de Ferromex, la de Kansas City Southern México, la autopista a Laredo y la vecindad con los municipios de Apodaca y Escobedo. Los aeropuertos están muy cerca. El Interpuerto se encuentra en la zona norte de Monterrey y a escasos 170 kilómetros de la frontera con Estados Unidos. Es un gran acierto que Nuevo León haya impulsado la creación de un centro logís­tico. El estado es el más competitivo del país, y uno de los que más inversión extranjera directa recibe. En 2013, por ejemplo, captó casi 3,600 millones de dólares (mdd), y este año podría superar la cifra icónica de los 4,000 mdd. La mayoría de la inversión pro­viene de Estados Unidos. Nuevo León está plenamente de regreso en el escenario competitivo global. El gobierno de Medina ya no está en la lógica de atender temas de urgencia en materia de seguridad, y aunque no los desatiende ha volcado el talento del estado a potenciar a la entidad hacia los primeros lugares de rele­vancia competitiva. Nuevo León está contando una historia muy diferente a la del resto del país: el pib per cápita es el doble del promedio nacio­nal y la ied que ha atraído tuvo un inusitado brinco en materia de energía el año pasado: todo mundo está volteando a ver a la Cuenca de Burgos como destino de inversión, de lo que pretendidamente será la zona del mundo donde se generará la energía más barata del planeta. Se sabe, por ejemplo, que Armando Garza, cabeza de Grupo Alfa, se apresta a desem­bolsar una inversión cuantiosa a través de su subsidiaria Newpek en su estado natal, tan pronto se aclaren las reglas y leyes secunda­rias en materia energética. Esa subsidiaria trae puesta una estrella: hace pocas sema­nas se supo que perforará 100 pozos más en Eagle Ford, Estados Unidos. Su vocación es el gas natural y los hidrocarburos. La firma proyectó un incremento de 20% en ingre­sos y flujo para este año, a pesar del entorno macroeconómico que calificó de “incierto”. Dos herramientas hacen posible que Nuevo León esté despuntando nuevamente y que empresas como Alfa recuperen amplia visibilidad en el escenario industrial: la pri­mera es el hub de Investigación y Desarrollo que se ha formado en toda la zona metropo­litana de Monterrey y cuyo punto focal está en Apodaca. En esa materia, hay empresas como Schneider Electric, Schulemberg o la propia University of Texas at Austin que están detonando proyectos de investigación que velozmente ingresan a la industria de forma productiva. El segundo es el referido Inter­puerto que incluye, además de lo descrito, una aduana interior. La pretensión del gobierno de Medina es que ese lugar se convierta en una especie de “zona estéril” desde donde, con total segu­ridad, los contenedores de carga puedan ser movilizados y lleguen a lugares como Dallas, sin tener que detenerse. El gobernador ya imagina un monorriel elevado que lleve carga, y pueda montar y desmontar contene­dores con instrumentos robotizados y vigila­dos vía satélite. El 32% de la inversión extranjera que reci­bió Nuevo León en 2013 fue destinado al sec­tor energético. Ello significó un parteaguas en el estado, que estaba acostumbrado a recibir inversión principalmente para las industrias manufactureras. Nuevo León, debe decirse, tiene una distribución muy madura en materia de gas natural: 72% de la población lo utiliza. Las características arriba descritas arro­jarán un claro resultado a lo largo de los siguientes años: Nuevo León se convertirá en el magneto natural de atracción de inver­sión y generación de energía más importante del país. La ventaja competitiva que durante las últimas tres décadas formaron el Golfo de México y la zona de Campeche con los hidrocarburos, tendrá que ceder espacio a un renovado estado del norte que tiene recurso, imaginación, talento disponible e inversionis­tas listos para inyectar dinero. ¿Qué le falta a Nuevo León? Un equilibrio hacia otros temas, como el turismo, la cultura, la gastronomía, los servicios y las industrias creativas. Un riesgo que existe de no lograr un equilibrio hacia estas otras materias es que su posicionamiento sea sólo en temas industria­les… en un siglo en el que tener esa etiqueta, aun cuando sea muy poderosa, nos regresa varias décadas en el tiempo. Ojo con eso.   Carlos Mota es periodista, reconocido por el Foro Económico Mundial como Young Global Leader.   Contacto: e-mail: [email protected] Twitter: @SOYCarlosMota     *Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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