Se trata de la primera vez que México alcanza la categoría A por parte de una calificadora. Las expectativas por las reformas estructurales aumentan las posibilidades de tener un mayor crecimiento potencial, señaló la firma.      Moody’s elevó el miércoles la calificación soberana de México a “A3”, desde “Baa1”, con una perspectiva estable ante la expectativa de que las reformas estructurales aprobadas el año pasado fortalecerán su crecimiento potencial y sus fundamentales fiscales. La decisión de la calificadora dio impulso tanto a la bolsa mexicana como al peso que borraron pérdidas.  Tras el anuncio se registró una mayor entrada de capitales y una disminución del tipo de cambio, que alcanzó un mínimo de 13.2178 pesos por dólar. La calificadora señala que hay cuatro factores fundamentales que explican el aumento: 1. La aprobación de una agenda integral de reformas que demuestra capacidad política para enfrentar problemas estructurales. 2. Mejoras en las perspectivas económicas de mediano plazo asociadas a un mayor crecimiento potencial. 3. Fortalecimiento de finanzas públicas a partir de mayores ahorros gubernamentales y creación de reservas fiscales para enfrentar contingencias. 4. Un perfil crediticio soberano que ahora está alineado con el de países en la categoría “A”. La calificadora prevé que la tasa de crecimiento económico se eleve gradualmente a un rango de entre 3% y 4%, lo cual se compara con un rango de entre 2% y 3% antes de las reformas. Moody’s espera que el impacto sea particularmente significativo en dos sectores estratégicos – energía y telecomunicaciones – ya que la eliminación de monopolios públicos y cuasi-monopolios privados dio lugar a una significativa disminución en las barreras de entrada a nuevos competidores. ¿Qué puede salir mal?  La calificación A3 de México tiene una perspectiva estable pues el panorama apunta a que  la implementación de las reformas conducirá a una mejora  gradual en los indicadores económicos, fiscales y financieros del país, esto quiere decir que la nota podría no registrar cambios importantes dentro de los próximos dos a tres años. Para que México tuviera una calificación aún más alta, Moody’s tendría que observar un un patrón de crecimiento sostenido que se ubique a la par, o por arriba, de una tasa anual de 4%; una acumulación significativa de recursos financieros en el recién creado Fondo de Petróleo; una tendencia a la baja en los indicadores de deuda gubernamental. Por el contrario, en caso de que el país registre un periodo prolongado de crecimiento por abajo del potencial o un deterioro en el desempeño fiscal que refleje falta de cumplimiento con la ley de responsabilidad fiscal, el país sería sujeto a una revisión a la baja.   Con información de Reuters

 

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