El cineasta franco-suizo Jean-Luc Godard, uno de los padres de la Nouvelle Vague, murió esta mañana a los 91 años, anunció el diario Libération, que cita fuentes de sus allegados.

La información no divulgó las causas del fallecimiento de este “cineasta total de las mil vidas”, que deja “una carrera sembrada de obras maestras e incomprensiones”.

Su filmografía incluye 131 títulos como director (buena parte de ellos cortos y documentales) entre 1955 y 2018, en una larga y brillante carrera cinematográfica que incluye 76 nominaciones a premios, con 51 galardones.

Godard, nacido en París en diciembre de 1930, comenzó en el mundo del cine como crítico en la década de 1950 en varias revistas especializadas.

En paralelo, empezó a rodar algunas películas cortas, en las que tuvo como colaboradores a otros jóvenes como Éric Rohmer o François Truffaut, que iban a crear lo que se conocería como la Nouvelle Vague.

Pero fue “À bout de souffle” en 1959, con Jean Seberg y Jean-Paul Belmondo como protagonistas, el filme que le lanzó a la fama para convertirse en una de las obras fundadoras de este movimiento.

Lee más: YouTube, una mina de oro para la música: pagó 6,000 mdd a la industria a nivel global

Muere el cineasta francés Jean-Luc Godard, padre de la Nouvelle Vague

A partir de entonces alternó éxitos y fracasos de taquilla, aunque siempre fue muy respetado por los críticos y sus actores, y muy frecuente en las candidaturas a premios cinematográficos. Desde mediados de los 60 se adentró en un cine muy político y experimental.

Durante unos años también se centró en los documentales hasta que volvió al cine comercial con “Prénom, Carmen”, en 1983.

Sus últimas obras fueron dos cortometrajes y un documental, “The Image Book”, todas de 2018.

Entre los premios que recibió destacan un Oscar honorario, una Palma de Oro especial y dos César de honor franceses, galardones que rindieron homenaje a una carrera muy especial.

Godard trabajó con los mejores actores de la época, como Belmondo, Alain Delon, Eddie Constantine, Jean-Pierre Léaud o Anna Karina, su musa durante la primera mitad de los años 60 y con la que estuvo casado durante algunos años.

La muerte este martes del cineasta francosuizo Jean-Luc Godard supone la desaparición de la última figura que quedaba viva de la Nouvelle Vague, la generación que revolucionó el cine francés y después el mundial.

Entre finales de la década de 1950 y buena parte de la de 1960, las cintas de directores como François Truffaut, Claude Chabrol, Agnès Varda, Éric Rohmer, Jacques Rivette o Jean Eustache, además del propio Godard, sacudieron los cimientos del cine.

Muchos de ellos comenzaron como críticos de cine que querían llegar a ser realizadores, y así tanto Godard como Truffaut (grandes amigos) y otros más surgieron de la entonces recién creada, y ahora ya imprescindible, revista Cahiers du Cinéma.

Uno de sus objetivos fue que los directores fueran autores completos, con control creativo de las cintas. Con frecuencia, fueron guionistas de sus propias películas.

Otra gran novedad fue su forma de seleccionar los temas (sobre todo los profundos sociales de la época) unida a la forma realista y cruda de mostrar las historias, con un lenguaje cinematográfico directo que mostraba una fotografía fiel de la sociedad.

Tras algunos cortos o largos sin mucha repercusión, títulos como “Les Quatre Cents Coups” (Los 400 golpes), de Truffaut, o “À bout de souffle” (Al final de la escapada), del propio Godard, ambos de 1959, fueron los que lanzaron el movimiento.

Más adelante, otros autores fueron considerados miembros de la “nueva ola”, como Louis Malle o Alain Resnais (autor de la fundamental “Hiroshima mon amour”, 1959).

“À bout de souffle”, el primer largometraje de Godard, narra la historia de amor parisina destinada a la tragedia entre un delincuente de poca monta de provincias (un joven Jean-Paul Belmondo) y una joven estadounidense (Jean Seberg).

La cinta tuvo dos millones de espectadores en Francia y estuvo en cartel diecisiete semanas en Estados Unidos, lo que supuso un hecho inédito para un film francés.

Te puede interesar: Ejército ruso pierde un batallón diario ante contraataques ucranianos

Con Godard desaparece la última figura de la Nouvelle Vague

Godard fue “el más iconoclasta de los cineastas de la Nouvelle Vague, inventó un arte decididamente moderno, intensamente libre”, resumió hoy en Twitter el presidente francés, Emmanuel Macron.

“Fue como una aparición en el cine francés. Después se convirtió en un maestro”, añadió Macron. “Perdemos un tesoro nacional, la mirada de un genio”, lamentó.

Godard alternó altibajos creativos y de taquilla con algunos éxitos, pero sobre todo una excelente reputación entre la crítica, hasta que se adentró en el cine político, muy influido por las protestas estudiantiles que desembocaron en el Mayo del 68.

Sin embargo, títulos como “Le Mépris” (El desprecio), “Alphaville” (Lemmy contra Alphaville), “Pierrot le Fou” (Pierrot el loco) o “Masculin Féminin” (Masculino femenino) ya lo habían consagrado como una figura clave en la renovación del cine mundial gracias a su peculiar mirada sobre el mundo, oculta en los años 60 tras sus sempiternas gafas ahumadas.

“Su inventiva y su insolencia nunca se debieron a un simple deseo de sacudir, de provocar o menos aún de seguir las modas. Como todos los grandes modernos (Picasso, Matisse, Joyce..) su arte estaba enraizado en un gran conocimiento de los antiguos”, destacó el redactor jefe de Cahiers du Cinema, Marcos Uzal, en un comentario divulgado hoy por la revista en la que Godard se inició en el cine.

Algunas de sus cintas, que desembocaron en un cine experimental, tuvieron una clara orientación política, incluso maoísta, y estuvieron alejadas del cine comercial, al que solo retornó en 1983 con “Prénom, Carmen” (Nombre: Carmen).

“Godard es un creador, un auténtico cineasta. Es alguien que tiene algo que decir y que tiene una escritura cinematográfica particular”, dijo de él Alain Delon, que trabajó para él en una película llamada, precisamente, “Nouvelle Vague” (Nueva ola, 1990), aunque no tenía nada que ver con el cine.

La generación de la Nouvelle Vague empezó a irse con el fallecimiento prematuro de Truffaut, tal vez el autor más representativo y conocido a nivel internacional del grupo, muerto en 1984 a los 52 años a causa de un tumor cerebral.

Poco a poco también se fueron yendo los demás. La última hasta hoy había sido Varda, fallecida en París en 2019 a los 90 años. Ahora, con la desaparición de Godard, el movimiento hace su último fundido en negro. EFE

Con información de EFE.

Lee también: Accionistas de Twitter aceptan vender, pero Musk no comprará: atribuye engaño