El verano pasado tuve la oportunidad de reunirme con diferentes expertos de organismos multilaterales como Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo, Organización de Estados Americanos, Fondo Monetario Internacional, entre otros, buscando entender la situación actual, retos y escenarios de la mujer de América Latina. Estas juntas me dieron lo que algunos llaman un fuerte ‘golpe de realidad’… Las mujeres de América Latina –en medio de la segunda década del siglo XXI– siguen siendo maltratadas, golpeadas, abusadas y discriminadas. En algunos casos y países las cifras son alarmantes… sólo en México el 18% de las mujeres aceptan que han sido golpeadas por su pareja al menos una vez en la vida. Lo que pasa es que de acuerdo con el contexto cultural, en promedio una tercera parte de los casos son denunciados según la Organización Mundial de la Salud. Esto quiere decir que esta cifra podría llegar en la vida real a la mitad de las mujeres mexicanas. Y éste es sólo un ejemplo… En el caso colombiano, sólo con recordar la dramática historia de Natalia Ponce de León –a quien, sin conocer, respeto y admiro– se viene a la cabeza de todos la problemática que existe en este país alrededor de los ataques con ácido a mujeres, que se ha convertido en una práctica frecuente. Los expertos también me recordaron los diferentes avances que han tenido las mujeres de la región en términos de educación y economía (recuerde que las madres cabezas de hogar representan hoy uno de los grupos con mayor influencia en el consumo masivo mexicano según diferentes empresas de conocimiento de consumidor), sin dejar de desconocer que la brecha de salarios sigue siendo relevante y que en muchos casos deben soportar la presión de sus jefes, que pueden menospreciarlas o, peor aún, acosarlas. Esto deja una pregunta: si la realidad de las mujeres es aún tan difícil ¿por qué los gobiernos, creadores de contenidos y marcas nos muestran otra realidad donde ellas pueden ser madres, trabajadoras, esposas, amantes, amas de casa y amigas al mismo tiempo? Sería muy fácil –y poco acertado– decir que todos nos quieren engañar. Cada parte tendrá una justificación para mostrar su versión de la realidad de las mujeres… Para los gobiernos es importante mostrar progreso. Así no encaje 100% con la realidad, es una forma de manipular a la población donde, según Noam Chomsky, podemos llegar a pensar que ‘todo está bien’ si constantemente nos lo dicen. No quiere decir que el gobierno mexicano no desarrolle iniciativas y tenga un nutrido presupuesto alrededor de la mujer. Lo que pasa es que más allá de lo reactivo (como generar una ley de inclusión y equidad laboral), su función debería partir también de programas a largo plazo que eduquen a la población de ambos sexos para que rompa con el machismo. Un pensamiento prospectivo de la problemática que sucede dentro de los hogares para que las siguientes generaciones rompan con el antiguo (y absurdo) paradigma que baja de nivel al sexo femenino en la sociedad. Por otro lado, los creadores de contenido y las marcas buscan mostrar una versión mejorada de la realidad con el propósito de conectar con las aspiraciones y deseos de las personas… y eso no es ‘pecado’ porque todos tenemos derecho a soñar; de hecho, de alguna manera u otra para las mujeres de hoy existen más posibilidades de empoderar su feminidad en medio de una tienda por departamentos que dentro de su propia casa. En el mundo del consumo la mayoría de productos de alguna forma celebran sus cualidades… en la segunda posiblemente no tanto como ella espera. Esto sucede porque hace 40 años compañías y marcas como Avon, Dove, L’Oréal, Colgate, Kellogg’s, entre otras, lograron adelantarse al futuro e identificar que el rol de la mujer iba a ir más allá del feminismo, logrando adaptar y convencer a sus juntas directivas de tomar un camino estratégico que impulsara a la mujer a abrirse al mundo. Es posible que vender maquillaje a las vecinas haya sido el primer ‘golpe’ de independencia y empoderamiento de muchísimas mujeres de clase media alrededor del mundo, además de un negocio muy lucrativo para el fabricante. Evidentemente hay un fin mercantil detrás de esto; sin embargo, no tiene nada de malo mientras no le vendan a las mujeres una mentira. Es claro que a una mujer no la van a dejar de maltratar en su casa si usa X o Y marca de maquillaje; lo bueno es que las mujeres no son tontas (al contrario, son brillantes) como para caer en ese tipo de eufemismos. A donde quiero llegar es a que existe una visión real de la mujer y otra que es un espejismo… un reflejo de lo que todos quisiéramos que fuera la realidad, como cuando una persona ve una botella helada de Coca-Cola en medio del desierto, y con la alegría de poder calmar su sed, descubre que sólo era su imaginación. Es posible que algunos de los que lean estas palabras piensen que estoy exagerando, pero lastimosamente no es así. Lo que pasa es que también hay mucho ruido alrededor de muchas mujeres admirables que han logrado vencer el machismo existente en el sistema actual y superarse desde muchas lecturas (de hecho, ésta es la justificación y celebración que realiza el Foro Forbes Mujeres Poderosas); veremos que la mayoría de ellas pertenece a contextos económicos y sociales específicos. Estos espacios y su difusión se requieren, porque abren las puertas del empoderamiento a aquellas mujeres que siguen esperando en su casa que todo cambie y temen salir adelante… cataliza esperanzas, una sensación similar a la que tiene la comunidad LGBT cuando ven a alguien que hace parte de ellos triunfar más allá de la discriminación. Mi intención no es demandar sino pedir un cambio… y no espere a que lo hagan los demás, comience desde usted a evitar que las mujeres sigan donde están. Cuando vea que hay evidencias del maltrato y discriminación a la mujer, haga lo que esté a su alcance para poder darle solución. Y trate de invitar a sus amigos y conocidos a esta forma de pensar. Una nueva cultura. Es increíble que en países como México, 3 de cada 10 personas piensen que los golpes o maltrato a la mujer son ‘asuntos de familia que se deben quedar ahí’. Una cosa es el espejismo y otra la hipocresía. Peggy Drexler, una de las psicólogas más relevantes del mundo, dice que para 2020 el mundo estará dominado por las mujeres mientras los hombres comenzarán un nuevo viaje por redefinir su rol dentro de la sociedad. Tengo una madre que es viuda desde hace más de 20 años y ha liderado una familia de manera impresionante. Puedo dar fe que la señora Drexler tiene razón. Me preocupa más que para 2020 la realidad de la mujer latina y mexicana siga sin parecerse al espejismo que nos venden en la actualidad.   Contacto: Correo: [email protected]   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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