El gobierno federal fue excluido de parte del proceso de toma de decisiones entre 2007, año en que Brasil se adjudicó el derecho a organizar el torneo.     Reuters SAO PAULO – Brasil ha cometido errores en la organización y al momento de comunicar los beneficios del Mundial de fútbol 2014, pero sigue encaminado a realizar un torneo “fantástico” en junio y julio, dijo el miércoles el viceministro de Deportes, Luis Fernandes. El funcionario destacó en primer lugar que el gobierno federal fue excluido de parte del proceso de toma de decisiones entre 2007, año en que Brasil se adjudicó el derecho a organizar el torneo. “Sólo fuimos incluidos en ese proceso hace poco más de dos años y creo que si hubiésemos sido incluidos desde el principio, el nivel de integración habría sido mayor”, dijo a periodistas en una conferencia telefónica. Fernandes aseguró también que no deberían haber dado por supuesto que los beneficios de albergar el torneo eran evidentes para todos y que habían aprendido las lecciones para los Juegos Olímpicos de 2016 en Río de Janeiro. Río ha sido blanco de gran parte de las mismas críticas que se han realizado contra los preparativos para la Copa del Mundo en los últimos meses. En defensa de Brasil, Fernandes sugirió que algunas zonas del mundo desarrollado tenían prejuicios contra las naciones en desarrollo. “No diría que hay una campaña mediática contra Brasil (…) Diría que hay en un sector general de la sociedad que tiene prejuicios contra la capacidad de los países en desarrollo de ofrecer este tipo de eventos”, dijo Fernandes. “Sólo podemos responder a los prejuicios con éxito. Estamos seguros de que Brasil sorprenderá al mundo con un exitoso evento”, agregó. Fernandes restó además importancia a las perspectivas de que se produzcan nuevos disturbios durante el torneo y garantizó la seguridad para los cerca de 600,000 aficionados extranjeros y tres millones de brasileños que se espera que viajen a ver los 64 partidos. Millones de brasileños salieron a las calles durante la Copa Confederaciones del año pasado para protestar por los aumentos en las tarifas de autobús y lo que consideran como una inversión insuficiente en servicios públicos como la salud, la vivienda y la educación. Una nueva ola de protestas y huelgas ha sacudido al gigante sudamericano durante las últimas semanas. “Tenemos que tener una política democrática que garantice los derechos de las personas a realizar manifestaciones pacíficas (…) pero al mismo tiempo, garantizar las condiciones necesarias para la seguridad del evento”, agregó.

 

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