A diferencia de la parálisis gubernamental y la confusión causada por la pandemia, las empresas farmacéuticas y biotecnológicas de todo el mundo se esfuerzan para detener al Covid-19. En septiembre pasado, Gallup (compañía de análisis) lanzó una encuesta a los estadounidenses sobre las empresas, clasificando 25 sectores diferentes con estándares de muy positivo a negativo. La industria farmacéutica quedó en el último lugar, más baja que en cualquier otro momento, desde que Gallup comenzó el sondeo en 2001. “Nos encontramos debajo del Congreso, de los banqueros e incluso del tabaco”, se lamentó Ken Frazier, director ejecutivo de Merck, el gigante de las medicinas. ¿Qué diferencia hace una pandemia global? Actualmente el mundo depende de la industria farmacéutica a no solo par salvar vidas, sino también economías. En este momento, las compañías farmacéuticas y nuevas empresas de biotecnología, desde San Francisco y Boston hasta Tianjin, Tokio y Galilea, están llevando a cabo una batalla de múltiples frentes, contra el nuevo coronavirus, acto similar al asalto marítimo, terrestre y aéreo realizado por los aliados contra la Alemania nazi en Alemania, durante la Segunda Guerra Mundial. De acuerdo con un análisis realizado por Umer Raffat, director del banco de inversión Evercore ISI, se están desarrollando al menos 267 remedios diferentes para el COVID-19 en desarrollo, con la adición de más tratamientos experimentales que salen casi a diario. Esto incluye probar los medicamentos ya disponibles pero diseñados para otras dolencias, nuevas terapias experimentales y vacunas que se están desarrollando desde cero. El ataque contra el coronavirus viene de todos lados. Existen vacunas basadas en péptidos sintéticos que consisten en dos o más aminoácidos unidos, creados en un laboratorio para inmunizar contra el virus; se han creado las vacunas de ácido nucleico genéticamente modificadas, a partir de secuencias de ADN o ARN del patógeno; medicamentos antivirales, similares a Tamiflu. Además se han presentado nuevos remedios que usan medicamentos existentes para la artritis, con el fin de mantener estable el sistema inmunitario, que a veces mata a los pacientes sin darse cuenta, ya que libera su fuerza sobre COVID-19. Subyacente a la multitud de esfuerzos en curso, está la realidad de que la mayoría de medicinas en desarrollo finalmente no tienen éxito. “Muchas compañías hacen lo racional: prueban terapias que ya están en proceso y que tienen un mecanismo de acción plausible. Necesitamos llevar los medicamentos a los ensayos clínicos rápidamente para que aprender y duplicar los resultados prometedores y seguir con los ganadores “, dice Vivek Ramaswamy, CEO de Roivant Sciences, una firma de desarrollo de medicamentos. En Japón, el favipiravir antiviral, también conocido como Avigan, se ha probado en pacientes chinos con coronavirus. Aquellos que recibieron el medicamento dieron negativo para el virus, luego de cuatro días, en comparación con los 11 días para el grupo de control.
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“La idea es encontrar el mejor caballo en cada una de las categorías. Los antivirales más la modulación de la respuesta inmune del huésped tienen mucho que ver, sin embargo, necesitamos encontrar la mejor solución en cada categoría, para la diversa población de pacientes”. explica Ramaswamy, quien estudió biología en Harvard y construyó su firma de biotecnología en 2015. “Para los antivirales, ¿es un nucleósido o un antipalúdico que impide la propagación viral en un lugar diferente? Para la modulación de la respuesta inmune, ¿es anti-IL-6 o anti-GM-CSF? La respuesta puede diferir, de acuerdo con la población de pacientes. Necesitamos resolver esas preguntas rápidamente”. Ramaswamy comenta que es difícil tener una estrategia nacional para el coronavirus, basado en una vacuna que proporcione inmunidad al Covid-19 porque tomará más de un año, tener algo listo para usarlo a escala nacional. Sin embargo, si hay latencia y el virus se convierte en un problema cotidiano, similar a la gripe estacional, las vacunas serán indispensables. La unidad de vacunas de Sanofi se asoció con la Autoridad para el Desarrollo e Investigación Biomédica Avanzada de Estados Unidos (BARDA), aprovechando el trabajo realizado en una vacuna contra el SARS y su programa de dosis recombinante. Sin embargo, Sanofi no espera ensayos en pacientes durante el próximo año y medio. Desde enero, Johnson & Johnson se encuentra trabajando en las vacunas para el Covid-19. A finales de marzo, anunció que su unidad Janssen impulsaría una asociación de 1,000 millones de dólares (mdd) con el gobierno federal, para suministrar rápidamente más de mil millones de dosis. J&J anuncia que para septiembre, su vacuna debería aplicar ensayos en humanos y que los primeros lotes podrían usarse a principios de 2021 para trabajadores médicos de primera línea. La firma de biotecnología, Moderna Therapeutics, también firmó un acuerdo de asociación con BARDA del gobierno federal. Afirma que podría acortar el tiempo de desarrollo relativamente largo para una vacuna. Al igual que el ébola y el sarampión, el Covid-19 es un virus de ARN, lo que significa que no tiene ADN, sino que utiliza las células del huésped para replicarse. Moderna se especializa en el desarrollo de medicamentos basados en ARN. En este caso, está intentando dar al ARN mensajero, la maquinaria celular para producir proteínas que generen una respuesta inmune en el cuerpo, creando anticuerpos que podrían proteger contra el virus. A mediados de marzo, Moderna comenzó a probar su vacuna basada en ARN, en dosis bajas en personas que viven en Seattle. El multimillonario CEO de Moderna, Stephané Bancel, anunció que la vacuna de su compañía podría estar disponible para los trabajadores médicos para el otoño. Bancel está tan ansioso por acelerar el proceso y confía en la vacuna de Moderna, por lo que la compañía ya está recurriendo a fondos corporativos para preparar materiales, con el fin de llevar a cabo los ensayos clínicos en etapas posteriores, a pesar de que no ha superado su primer obstáculo.

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La cuestión con el enfoque del ARN mensajero es que inicialmente se diseñó para usarse en situaciones más específicas y de pequeña escala, como el cáncer y enfermedades raras, en lugar de infecciosas. De hecho, una vacuna de ARN nunca ha sido aprobada por la FDA. Si la vacuna de Moderna es efectiva, fabricar suficiente ARN para proporcionar inmunidad a cientos de millones podría ser un desafío. Aún así, Bancel insiste en que Moderna podría producir millones de dosis para el otoño. “Necesitamos practicar alguna medida de distanciamiento social hasta que tengamos vacunas”, dice Peter Kolchinsky, cofundador de RA Capital Management (fondo de cobertura biotecnológica de 4, 000 mdd y autor de The Great American Drug Deal). A mediados de marzo, la vacuna Covid-19 basada en ARN de Moderna, mRNA-1273, se inyectó por primera vez en Jennifer Haller, ciudadana de Seattle. Su hijo recibirá una segunda dosis, sin embargo, los resultados completos del ensayo no estarán disponibles por más de un año. Kolchinsky no espera vacunas a gran escala hasta la primera mitad de 2021. Como resultado, piensa que todos los establecimientos que dependen de la reunión pública deberían permanecer cerrados, hasta entonces, desde restaurantes y eventos deportivos, hasta subterráneos y tal vez incluso escuelas. “Sabremos si alguna de las primeras oleadas de vacunas está funcionando durante la ventana de junio a octubre de 2020. A medida que se desplieguen los datos podremos hacer mejores predicciones. Estoy vigilando las vacunas que podrían ser de una sola dosis para funcionar, como la que está siendo trabajada por J&J”, dice Kolchinksy. Él calcula que la vacuna de ARNm podría estar disponible para finales de 2020, sin embargo, probablemente requerirá múltiples dosis por paciente, lo que podría traducirse en cientos de millones de porciones necesarias por mes. Otro frente importante y quizás más apremiante en la guerra contra el Covid-19 es la terapéutica porque promete tener un impacto inmediato en las personas que actualmente están afectadas por el virus, así como reducir el impacto de una segunda ola esperada de la pandemia. El ex comisionado de la FDA, Scott Gottlieb, insta al gobierno federal a establecer asociaciones sólidas con empresas que trabajan en terapéutica, tal como lo ha hecho con los fabricantes de vacunas. Kolchinsky explica que es demasiado pronto para saber cuál de las muchas terapias probadas funcionará, sin embargo, espera que surjan combinaciones de medicamentos. Agrega que algunos podrían estar disponibles en otoño para tratar los casos más graves y también que los médicos podrían alterar el uso de los medicamentos disponibles, como el remedio antipalúdico cloroquina o hidroxicloroquina, que se usan a medida que se obtienen nuevos datos sobre su eficacia. La hidroxicloroquina ya se emplea en algunos hospitales en combinación con el antibiótico azitromicina, a menudo utilizado para infecciones bacterianas como la faringitis estreptocócica y la bronquitis. Kolchinsky dice que la atención prestada a los medicamentos contra la malaria está garantizada porque han demostrado cierta eficacia en el trabajo preclínico in vitro. Hasta ahora, los primeros estudios en personas han sido mixtos, pero parece que pueden funcionar mejor si alguien infectado con Sars-CoV-2 lo recibe de forma temprana en el tratamiento, de la misma manera que se administra Tamiflu. El problema es que el coronavirus puede tener síntomas leves que a menudo se ignoran hasta que de repente empeora. Los medicamentos antipalúdicos, como la hidroxicloroquina, requieren receta médica, por lo que al momento que un médico los indique, su eficacia contra el Covid-19 podría disminuir. En Japón, el favipiravir antiviral de la filial de Fujifilm Holding, Toyama Chemical, también conocido como Avigan, se muestra prometedor para reducir la gravedad y la duración del coronavirus. En una prueba limitada de pacientes en China, aquellos tratados con favipiravir, que fue aprobado como antiviral para su uso en Japón en 2014, dieron negativo para el virus luego de cuatro días, en comparación con los 11 días que tardó el grupo de control en recuperarse. El remdesivir antiviral de Gilead ha mostrado una promesa preclínica, sin embargo, debe administrarse de forma temprana e intravenosamente. La preocupación es que las personas infectadas con Sars-CoV-2 podrían recibirlo demasiado tarde. Para este mes se esperan los resultados de algunos ensayos clínicos de remdesivir. David Witzke, socio co-gerente de Avidity Partners (firma de fondos de cobertura de biotecnología y atención médica) señala que los medicamentos para la artritis reumatoide que inhiben la proteína proinflamatoria conocida como citocina IL-6 son potencialmente prometedores para los pacientes con Covid-19. Estos medicamentos podrían ser efectivos para reducir el riesgo de una tormenta de citoquinas del sistema inmunitario del cuerpo (las citocinas son moléculas que indican a las células que marquen una respuesta inmune). En algunos casos de Covid-19, particularmente en pacientes más jóvenes, las moléculas hacen que el sistema inmune no solo venza al virus sino que ataque a órganos como los pulmones e hígado, causando fallas y finalmente la muerte. Sanofi y Kevzara de Regeneron están trabajando en un tratamiento terapéutico diseñado para prevenir tales tormentas de citoquinas.
CORONAVIRUS Covid-19

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“Los medicamentos antiinflamatorios, los anticuerpos IL-6, como Actemra en Roche y los productos en Regeneron, parecen ser útiles en pacientes con pulmones inflamados. Los  medicamentos que están hoy en el mercado están ayudando a estos pacientes graves”, dice Witzke. Otro conjunto de remedios conocidos como inhibidores de JAK reducen los anticuerpos contra IL-6 y también atacan a una gran cantidad de otras citocinas proinflamatorias. Jakafi y barticinib son dos fármacos para la artritis desarrollados por la firma de biotecnología de Delaware Incyte y el gigante farmacéutico Eli Lilly. Sin embargo, los inhibidores de JAK son más riesgosos porque ofrecen un ataque amplio, similar al disparar una escopeta en lugar de un rifle, pero también podrían disminuir el riesgo de una tormenta de citoquinas. Los datos sobre la efectividad del inhibidor JAK en pacientes con Covid-19 deberían publicarse en verano. El Gimsilumab de Roivant se dirige a otra citocina, GM-CSF, que causa dificultad respiratoria grave para los pacientes con coronavirus en China que requieren cuidados intensivos. Otro semillero para las curas del coronavirus son los anticuerpos monoclonales, que son que se unen a las proteínas de pico de Covid-19 y finalmente lo neutralizan. Los anticuerpos monoclonales se pueden “clonar” del plasma sanguíneo y Regeneron es líder en este esfuerzo. Actualmente ha clonado anticuerpos de la sangre de ratones, que han sido infectados y recuperados de la enfermedad. Si el nuevo tratamiento de Regeneron resulta efectivo en los ensayos clínicos, podría estar disponible para el otoño. Esto cambiaría las reglas del juego porque los anticuerpos monoclonales pueden usarse tanto como una cura para pacientes infectados, como para un tipo de vacuna. Dependiendo de la vida media del anticuerpo monoclonal, una persona podría tener protección hasta por un mes, lo que podría ser muy útil para aquellos con un miembro de la familia que ha contraído una infección. Regeneron, que ha seleccionando dos anticuerpos para su tratamiento de cóctel  para el Covid-19 y sigue el libro de jugadas que funcionó para combatir la epidemia de ébola en el Congo. “Regeneron es una de las mejores compañías de ingeniería de proteínas del mundo y tienen uno o más anticuerpos monoclonales. Lo que es muy alentador es que el virus no parece estar mutando en gran medida“, dice Witzke. Eli Lilly and Vir Biotechnology de San Francisco, también utilizan anticuerpos monoclonales para crear su cura, sin embargo, cosechan anticuerpos de pacientes humanos que han sobrevivido al Covid-19. Estos anticuerpos producidos naturalmente contra el virus se están transformando en un remedio que las compañías esperan producir en masa. Vir anticipa que los ensayos en humanos podrían comenzar dentro de tres a cinco meses. En cierto modo, Eli Lilly and Vir Biotechnology dan un giro moderno al tratamiento que ha existido durante más de un siglo, utilizando plasma y anticuerpos de pacientes que se han recuperado de la infección viral, para posteriormente administrarlo los recién infectados con el virus. Recordemos que en la década de 1890 se usó plasma convaleciente para el tratamiento efectivo contra la difteria y la escarlatina en 1920. Lo que las compañías farmacéuticas como Vir y Eli Lilly están haciendo hoy es mucho más específico porque sus investigadores seleccionan el anticuerpo específico. Lee también: México, en la carrera de la investigación por una cura para el coronavirus Mientras tanto, los centros de donación de sangre de EU intensifican los esfuerzos para recolectar plasma de pacientes con coronavirus recuperados a la antigua usanza, mientras que la eficacia de tales esfuerzos aún se estudia. “Si fuera paciente, me interesaría; es una forma rápida de obtener anticuerpos de los sobrevivientes y se puede hacer de inmediato. Además prefiero tener un enfoque más específico como lo hace Regeneron, pero estás en una situación grave recurriría al plasma de forma inmediata”, finaliza Witzke. Por: Nathan Vardi

 

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