Francia inicia esta semana la aplicación de mayores restricciones sociales para frenar el avance de la variante Ómicron del coronavirus, mientras que la Asamblea Nacional comienza a debatir la introducción del pasaporte de vacunas a mediados de mes .

La variante Delta amenaza a la salud por sus formas graves de infección, en tanto Ómicron compromete las camas de los hospitales por los numerosos casos sintomáticos.

“Si bien en ambos casos, la vacuna de refuerzo protege; el home office, la limitación de grandes concentraciones y el pasaporte de vacuna son un freno”, detalló el ministro de Sanidad, Olivier Véran, este lunes.

En declaraciones a la radio France Inter, Véran defendió que no es contradictorio “preservar la salud de nuestra sociedad y la salud de los franceses”, en relación a la reducción del tiempo de aislamiento que cambia también a partir de este lunes.

Desde esta madrugada, las personas que estén vacunadas y se contagien del virus sólo tendrán que guardar cuarentena durante 7 días en lugar de 10, y podrán salir antes de tiempo si al quinto día ya dan negativo. Los contactos estrechos vacunados no tendrán que permanecer aislados pero sí repetir hasta tres autotest en cuatro días y mantener la precaución.

Para los no vacunados, la cuarentena seguirá siendo de 10 días en Francia, con la posibilidad de bajar a siete si entonces ya dan negativo.

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En los colegios, que vuelven este lunes a las clases, el rastreo de casos se endurecerá para los contactos estrechos de positivos. Las aulas no se cerrarán cuando haya tres casos, sino que los alumnos deberán realizar tres tests en un intervalo de cuatro días para comprobar la evolución.

Para los niños del país, los cubrebocas serán obligatorias desde los 6 años, en lugar de 11, como venía ocurriendo. Esto afectará a las escuelas, transportes y numerosos lugares públicos.

A estas medidas, que pretenden no paralizar la actividad económica ante los más de 200,000 casos diarios que se registran desde hace una semana en Francia, se suman además prohibiciones sociales.

En los bares y restaurantes sólo se podrá consumir sentado durante al menos tres semanas, mientras que las grandes concentraciones de público quedan reducidas a 2,000 en interior y 5,000 en exterior.

Además, se ha prohibido comer y beber en el transporte público, lo que incluye trayectos de largo recorrido, como trenes y aviones.

El ministro de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, la ministra de Trabajo, Élisabeth Borne, y el ministro de Turismo, Jean-Baptiste Lemoyne, se reúnen en esta jornada con los representantes sindicales de los sectores más afectados para estudiar el acompañamiento económico del Estado ante este nuevo endurecimiento de las disposiciones.

Con información de EFE.

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