DW.- Hace más de una semana que los estadounidenses fueron a las urnas y eligieron a Joe Biden, el exvicepresidente demócrata, como el 46º presidente de Estados Unidos. Dos meses antes de su toma de mando, Biden ya se adentra en su nuevo rol: ha conversado con expertos en salud sobre un nuevo plan contra el coronavirus y ha recibido llamadas telefónicas de jefes de gobierno desde Berlín, Londres y París.

Pero, ¿qué pasará con el actual titular del gobierno estadounidense, que aún no tiene intención de admitir públicamente que ha perdido las elecciones? Si no hay ningún inconveniente sorpresivo, aunque con este presidente nunca se sabe, el tiempo de Donald Trump en la Casa Blanca expira el 20 de enero de 2021. ¿Y luego qué?

Una montaña de deudas

Algunos observadores sospechan que la tenacidad con la que Trump se aferra a la presidencia – incluidos los intentos de obstruir primero el proceso electoral y luego el recuento – tiene una razón particular: sin el cargo perdería su inmunidad. “Su cargo es lo que lo mantiene fuera de prisión”, aseguró el historiador Timothy Snyder a la revista The New Yorker antes de las elecciones.

En septiembre, The New York Times informó que Trump tenía deudas de más de 400 millones de dólares (el equivalente a 340 millones de euros) – una gran parte de ellas con el banco alemán Deutsche Bank – y que esta suma debía ser pagada en los próximos cuatro años.

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Unos días antes de las elecciones de EU, los directivos del Deutsche Bank dijeron a la agencia de noticias Reuters que una derrota de Trump facilitaría al banco obtener el reembolso de los préstamos que se le habían emitido personalmente – posiblemente con una ejecución hipotecaria.

El propio Deutsche Bank ya estaba en el centro de atención por sus prácticas cuestionables. Los citados gerentes dijeron que una derrota abriría la posibilidad de cerrar las cuentas de Trump y podría poner fin a una relación comercial que ha traído a la institución financiera una persistente mala imagen en la prensa y una atención no deseada del sector político. El Deutsche Bank no ha querido comentar la naturaleza de su relación con Trump ahora que Biden es presidente electo.

Asimismo, Trump se enfrenta a una demanda de que restituya un dinero que recibió como devolución de impuestoscal. Se trata de 72 millones de dólares, que había recibido en 2010 por supuestas pérdidas de 1,400 millones de dólares de 2008 y 2009.

El negocio de la familia

El presidente estadounidense sigue siendo dueño de más de 500 empresas, incluyendo hoteles, resorts y clubes de golf, algo que no ocultó durante su presidencia. Es cierto que la gestión actual de este conglomerado, conocido como la Organización Trump, ha estado en manos de los hijos de Trump desde que él asumió el cargo. Sin embargo, todavía tiene acceso a las cuentas. Los demócratas en el Congreso siempre han visto esto como un conflicto de intereses, acusando a Trump de permitir que los posibles acuerdos influyan en su política exterior y de utilizar el cargo de presidente para obtener beneficios económicos personales.

De hecho, se supo que los grupos de presión que buscaban la atención de Trump se alojaban en sus hoteles y una empresa estatal china obtuvo un contrato multimillonario para construir un campo de golf de Trump en los Emiratos Árabes Unidos cuando la guerra comercial entre Estados Unidos y China ya estaba en pleno apogeo.

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Como expresidente, Trump podría volver a tomar un papel más activo en la corporación que lleva su nombre. Pero el conglomerado se dedica principalmente a los bienes raíces y los hoteles, y la revista de negocios Forbes especuló con que la crisis del coronavirus podría haber golpeado duramente a la Organización Trump. Según Forbes, el valor del grupo cayó unos mil millones, hasta 2.100 millones de dólares, entre el 1 y el 18 de marzo de 2020.

Además, aunque la presidencia puede haber proporcionado a Trump oportunidades de comercialización para sus empresas en algunos aspectos, dañó la marca Trump en otros. El portal inmobiliario City Realty ha calculado que los precios de los edificios propiedad de Trump en Nueva York, donde se le considera extremadamente impopular, han caído un 25% en los últimos cuatro años. Como resultado, el nombre de Trump ha sido eliminado de la fachada de algunos edificios de apartamentos.

“El negocio de la empresa familiar con bienes raíces y hoteles podría declinar”, explica a DW el periodista y biógrafo de Trump Michael D’Antonio. “Este es un negocio muy difícil, y la marca ha sufrido más en el segmento de lujo”, agrega.

Ola de demandas

Según una disposición del Departamento de Justicia de EU de 1973 – cuando el escándalo Watergate derribó al presidente Richard Nixon-, los tribunales no pueden procesar a los presidentes en funciones. Pero una vez que deje la Casa Blanca, Trump perderá la inmunidad de la presidencia y se enfrentará a una avalancha de demandas que se han acumulado en los últimos cuatro años.

En Nueva York, por ejemplo, se están llevando a cabo investigaciones tanto civiles como penales sobre las prácticas comerciales de Trump. El presidente también enfrenta acusaciones de mujeres que alegan abuso sexual. Además, un escándalo relacionado a pagos de dinero a cambio de silencio, podría recaer sobre Trump; por ese motivo, su exabogado Michael Cohen terminó tras las rejas en 2019. Según el fallo, Cohen había violado las reglas de la campaña al pagar a dos mujeres para que guardaran silencio sobre una aventura con Trump cuando el republicano era candidato. En ese momento, Cohen testificó que Trump le había dado instrucciones de pagar.

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Es posible que Trump intente usar sus derechos constitucionales como presidente para obtener un indulto antes de que deje el cargo. Sin embargo, ningún presidente ha intentado antes perdonarse a sí mismo, y no está claro si tal medida sería legalmente válida. No obstante, cuando Biden sea presidente también podría indultar a Trump, como lo hizo el presidente estadounidense Gerald Ford en 1974 con Nixon después de su renuncia.

De cualquier manera, sin embargo, el presidente de EU solo tiene el derecho de conceder un indulto en casos sujetos a la ley federal. A nivel individual de los estados, Trump no contaría, por lo tanto, con ninguna protección contra el procesamiento legal una vez que ya no esté en el cargo. Solo el tiempo dirá lo que esto significa en la práctica. “Durante toda su vida, siempre logró salir bien librado de los asuntos judiciales”, señala D’Antonio, el biógrafo de Trump. Y recuerda: “Siempre se las arregló para zafarse de los juicios o pagar lo menos posible cuando la justicia finalmente lo alcanzaba”.

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